Hana y JungSun se casaron para mantener la economía de las empresas familiares a flote.
Él la odia. Ella lo ama.
¿Qué pasará cuando después de dos años de matrimonio JungSun se de cuenta de lo que está perdiendo?
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Capítulo 6
JungSun estaba sentado, frente a frente con su hijo, ambos mirándose. Los ojos oscuros y brillantes de su hijo eran para cualquiera, algo muy lindo y coqueto, pero para él era. Como una clara muestra de algo así como… provocación, aunque fuese solo un niño.
Finalmente se rindió ante la mirada curiosa de su hijo y tomó la hoja de papel que se encontraba en la mesita de centro, ahí, Hana había escrito todas las indicaciones para cuidar bien de MinKi. Cosas que hacer perfectamente enumeradas y con una perfecta letra cursiva.
1: Bañarlo (tienes que bañarte con él).
—Bueno mocoso, te toca baño.
Al escuchar aquellas palabras, el pequeño extendió sus brazos hacia su padre, teniendo una gran sonrisa en su rostro.
El mayor desvistió a su hijo y el hizo lo mismo, quedando sólo en boxer para después meterse a la bañera con su hijo, quien movía los brazos, salpicando agua.
—¡Pato! —Exclamó mientras señalaba el animalito de plástico de amarillo chillón.
JungSun se acercó a él juguete para entregárselo a su hijo, quien después de eso comenzó a jugar con este mismo mientras se dejaba enjabonar por su padre, quien por primera vez, bañaba a su hijo.
No se dió cuenta en qué momento comenzó a sentir divertido aquel baño; tal vez fue en el momento en el que comenzó a hacerle peinados raros a su hijo con la espuma del shampoo con olor a manzanilla.
Si alguien los viera no dudaría en que aquella escena era una típica, en donde se disfruta de una excelente relación de padre e hijo.
Al terminar aquel baño, JungSun envolvió a su hijo en una toalla de la película Buscando a Nemo y le tomó una foto para enviársela a Hana.
“Ya lo bañé, está tachado de la lista”
“Gracias por esforzarte, JungSun.
Te lo recompensaré 😗”
—Pídeme el divorcio y estamos a mano —susurró.
Tomó nuevamente la hoja de papel y vio el número dos.
2: Dale de comer.
Aquello serie él problema.
—Gracias por venir a cuidarme hija —dijo Eun, la madre de Hana.
—No agradezcas mamá, es parte de mi trabajo como hija tuyaz cuidar de mi madre.
Dijo con una sonrisa en su rostro mientras tapaba a su madre con las sábanas.
—Sobre nuestra última conversación yo quisiera decir que…
—Déjalo, mamá. No quiero discutir contigo y está conversación solo apunta a ese final así que déjalo como, no volvamos a tocar el tema.
La madre de Hana así tío y cerro los ojos para poder descansar. Hana se fue de la habitación, cerrando la puerta y cruzó el pasillo directo a su antigua habitación, donde se recostó en su cama, está tenía las mismas sábanas y la misma decoración que ella dejó el día en que se casó, esa fue la última vez que estuvo ahí.
Se recostó en su cama, las cobijas olían a limpio, las habían lavado y vuelto a poner, cerró los ojos por unos momentos, recordando cuando era libre, cuando no estaba casada. No podía decir que toda su vida de casada era mala, ya que una de las cosas que más amaba era a su hijo y la alegría que este le traía, sin embargo, no podía evitar pensar en su vida ahora, si no estuviera casada.
Le hubieras gustado continuar con sus estudios, su vida, sus amigos, y seguir teniendo ese sentimiento limpio de enamoramiento hacia JungSun, pero las cosas ahora eran distintas.
Debido al silencio de la habitación ella se quedó dormida, no había ruido de la televisión, ni escuchaba las risas y el llanto de Minki, solo estaba ella en su soledad y tranquilidad.
—¡No quielo! —negó el niño con un puchero.
—¡Tómate la leche, Minki! —extendió el biberón a su hijo por tercera vez.
—¡Fluta!
Era un lío alimentar a su hijo. Que la leche estaba muy caliente, estaba muy fría, estaba grumosa, sabía muy dulce, no sabía a nada. JungSun estaba entrando en una crisis de enojo pues no sabía cómo alimentar a su malcriado hijo, así que en su desesperación hizo algo que no le gustaba, pedirle ayuda a Hana. Al tercer tono, ella contestó.
—¡Malcriaste al niño! —gritó por el teléfono.
—¿Porque lo dices? —dijo con voz adormilada.
—No se quiere tomar la maldita leche.
—Solo dale un poco de fruta, se entretiene y come, no puedes dejarlo sin comer.
—¡Hubieras escrito eso en el puto papel, Hana!
—¡Unsun malo, Amma no le guita¡
—Perdona, JungSun, no fue mi intención —dijo ella.
—Como sea.
Aventó su teléfono a la mesa, causando un gran estruendo.
—¡Unsun, malo!
—Soy tu papá, tienes que llamarme papá.
—¡Fluta!
JungSun suspiró y agarró una manzana del frutero para después lavarla y quitarle la cáscara, la cortó en pequeños cuadros mal hechos y se la entregó a su hijo en un plato con la cara de un oso.
—¡Amma no da! —Diji el niño mientras alejaba el plátano.
—¿Qué?
El celular de JungSun sonó, avisando la entrada de un mensaje, lo tomó de dónde lo había dejado y abrió el mensaje proveniente de Hana.
“No le des manzana, es alérgico, esas son mías”
—Claro, dímelo cuando estemos en urgencias.
JungSun tomó el plato, tirando la fruta por el bote de basura, siendo que él también era alérgico a las manzanas. Tomó una pera del frutero e hizo lo mismo que con la manzana para después pasárselo a su hijo y que este agarrara los pedazos mal cortados con ambas manos.
JungSun ya se había cansado de cuidar a su hijo, y eso que aún era el primer día. No sé imaginaba que era lo que tendría que hacer los demás.
Cuando el día había acabado, durmió a su hijo, lo arrulló, contó el cuento favorito de este y lo dejó en su cuna. Después, él fue a su propio cuarto, se quitó la ropa para dormir cómodamente. Su teléfono comenzó a vibrar en mensajes, todos ellos provenientes de las mujeres con las que dolía acostarse, pero ese día no tenía ganas de hacerlo, no por cambiar de mente y serle fiel a su esposa y ser un mejor padre. Ante todo, estaba agotado de las tareas que nunca realizaba y solo quería dormir.
Comenzaba a creer en Hana cuando está le decía que estaba cansada.