⚠️ Continuación de: Tú, sólo tú... |Trilogía: En las buenas y en las malas #1 ⚠️
🚨 Advertencia 🚨
Si no has leído el primer libro de está Trilogía, te invito a hacerlo para que puedas seguir el hilo de la historia.
Sin más que decir, te dejó con la sinopsis...
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Sinopsis:
No todo matrimonio casi perfecto, empieza como tal.
Sobre todo, si en el primer encuentro uno de los dos, vomita sobre el otro.
¿O tal vez si?
NovelToon tiene autorización de Maria Solis para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 4
—¡Tienes que contarme como te fue! —Andrea la toma del brazo con fuerza y la hace sentarse en su silla —¡Cuenta! ¡Cuenta! Te fuiste como hora y media... ¿Qué datos jugosos hay del soltero más codiciado de New York?
Tina suspiró y se reclino en su silla.
—¿Te sirve que el soltero más codiciado haya sido vomitado por una periodista novata? —preguntó, pasando una pierna sobre la otra mientras juntaba las manos sobre su regazo
Andrea la mira con detenimiento y su sonrisa se va borrando hasta ser remplazada por el asombro.
—No... Tú... Él... —balbucea con dificultad
—Ni tú tienes palabras para esto, ¿verdad? ¡Soy un asco de reportera!
—¡Tina! —le regaña la rubia —No digas eso... A cualquiera le pasa.
La oji aceituna le fulmina.
—¿A todo el mundo le pasa ver a su ex teniendo sexo con otra en una habitación mientras pronuncia tu nombre?
—¡CARAJO! —jadea la rubia, mientras se pone a pasear de un lado a otro de la habitación —¿Estás segura que era él? ¿Enrique?
La castaña se estremece y palidece de pronto, dándole respuestas a la oji gris.
—Maldición, Tina... —se acerca a ella y la abraza con fuerza —Cuanto lo siento.
Tina le devuelve el abrazo antes que un sollozo escape de sus labios.
—Ya, ya, llora.
—No puedo. No lo haré... —separandose de su amiga, sorbio su nariz —Tengo que decirle al jefe lo que paso. Dijeron que reagendarian pero... Lo dudo.
—No digas nada. Al jefe no le importará comprender tu situación, así que solo le vas a informar que esperaste, pero la reunión se extendió tanto que te dijeron que agendarian otro día. ¿De acuerdo?
—No puedo hacer eso Andrea, ¿si pregunta y le dicen lo que paso? No puedo...
—¡Te va a despedir! Además, te dijeron que agendarian otro día, la entrevista no se perdió del todo.
—Su asistente dijo que lo convenceria... Pero... ¿Crees que desee hacerlo luego de lo que paso? Lo dudo, Andrea.
La rubia suspiró.
En efecto, las probabilidades que Dion Park agende, eran mínimas.
—Confiemos en que agendaran, ¿de acuerdo?
Asintiendo, la castaña se levantó de su silla.
—Iré a ver al jefe.
Andrea le deseo lo mejor cuando salió de su departamento.
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Tina toco dos veces y espero respuesta.
—Adelante.
Cuando abrió, no reparo en la otra persona que estaba a lado de su jefe hasta que la puerta se cerró detrás de ella.
Yolanda, estaba recargada en el posa brazos de uno de los sillones de la oficina. Mientras el señor Figueroa, la miraba con dureza.
—¿Me puedes explicar por qué el señor Park canceló la entrevista de hoy?
El corazón de la oji aceituna latió con desenfreno, pero se obligó a mantener la calma.
—Su reunión se alargó y... Tuvo que cancelar.
—¿Estás segura? —pero Tina no respondió —¿Fue eso? ¿O acaso se debe a que vomitaste encima de él?
Tina miro de reojo a Yolanda, quien la miraba con una sonrisa de burla mientras sus ojos brillaban de satisfacción.
—Yo...
—¿¡CÓMO SE TE OCURRE HACER ALGO ASÍ!? —brama —¡NOS HAS DEJADO EN RIDÍCULO!
—Admito que fue un erro mio y si alguien tiene que disculparse con el señor Park, debo ser yo.
—¿Y esperar qué empeores todo? —le gruñó —¡Pero que escándalo! —grita —Sabía que no debía mandarte a esa entrevista... ¡Lo has arruinado todo!
—Señor, yo...
—¡Estás despedida!
—¿Des...
—Te lo dije, ¿no? Si lo arruinabas por muy mínimo que sea, te irías... Así que toma tus cosas y vete.
Asintiendo, la castaña no se quedo a debatir, simplemente se dio la media vuelta y salió de la oficina.
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—¡Pero que estúpido! —sisea Andrea —¡No fue tu culpa! El imbécil de Henri estaba ahí...
Suspirando, la castaña sigue recogiendo sus cosas.
—Bueno, tampoco le dije cual fue el motivo de mi vómito... ¡Aj! Andrea... Te lo dije, ¿si o no? ¡Te dije que algo saldría mal! Lo soñé...
Tina, tendía a hacerle caso a sus sueños cuando estos, le advertian que algo saldría mal.
—Debi imaginarlo cuando vi a Yolanda en la habitación... ¿No se supone que estaba de viaje?
Andrea sacudió la cabeza.
—Ni yo se qué hace aquí... Pero esto es una injusticia Tina, ¡vamos a hablar con recursos humanos! —sisea y la toma de las manos —Mírame... —le pide y sin ganas, la oji aceituna accede —Tina... Eres una excelente persona. —sonríe —Te paso algo horrible si, pero tuviste el valor de enfrentarte a ello y ahora, es normal que te sientas así luego de no verlo por meses.
—Si... Dile eso al jefe. —se mofo
—¡Debemos hablar con Dion Park! —chilla —¡Él...
—Wow wow... Calmate querida. Lo hecho, hecho está. —suspiró —Tal vez es una señal... ¿No lo crees? Ya era hora de irme de este lugar.
Andrea se abalanza sobre ella y la abraza con fuerza.
—¡Te voy a extrañar! —la estruja —¡Iré a tu casa hoy! Vamos a tomar hasta no poder más... ¿Qué dices?
—Vas... —le recalca y sonríe —Me parece una buena idea.
—¡Bien! Iré luego del trabajo.
...[...]...
Dos toques a la puerta de la castaña, y cuando esta abre, su amiga la mira con una gran sonrisa.
—¡Hora de sacar la frustración! —chilla y entra con una bolsa por mano
—¿Ya cenaste?
—Oh no, lo primero que hice al salir del trabajo fue ir por alcohol, mucho alcohol.
—Entiendo... Ven a cenar.
La castaña se dirige a la cocina y Andrea la sigue con sus bolsas.
—¡Que rico huele! —chilla de felicidad —Siempre me gusta lo que cocinas... Deberías pensar en estudiar para chef.
Tina sacude la cabeza mientras sirve un poco de pasta para ambas y un poco de jugo.
—No, no, nada de jugo... ¡Vamos a beber! Es fin de semana, así que como siempre, me quedaré a dormir y beber como si no hubiera un mañana.
—An, sabes que...
—Si, si, odias el alcohol pero... Traje champaña como a ti te gusta, sin mucho alcohol.
—¿Cuanto?
—Eh...
—Andrea.
—13% ¡pero no había más bajo... Y tomarás un poco, lo prometo.
—Bien. — suspira la castaña —Solo no salgas de la casa a gritarle a la gente.
La rubia la mira con la boca abierta
—¿Cuándo he hecho eso?
—Siempre. —se cruza de brazos con una sonrisa burlona adornando sus labios
Levantando la mano, Andrea le devuelve la sonrisa
—Prometo no hacerlo.
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Tina abre los ojos de golpe cuando siente algo en la cara, se sienta y su cabeza empieza a dar vueltas.
—Ish... ¿Don... De?
Con la poca visión que tiene, ya que todo está a oscuras, logra visualizar a su amiga durmiendo en el sofá mientras ella, se ha quedado dormida sentada y acurrucada sobre la mesita de su sala. Se estira y el dolor cala en su espalda baja.
—¿QueEe... Ho-hora es? —con cuidado, se levanta de la silla, tambalea y a tiempo logra sostenerse de la mesa para no caer, a tientas busca en su bolso
Cuando da con el intenta hallar su celular pero al no encontrarlo, vierte todo el contenido de este sobre el piso.
—A... Aquí... —lo toma y al segundo se encenderlo, gruñe y parpadea tratando de protegerse de la luz —¿3:58 a.m? Aj... —apagando el celular observa el tiradero que ha hecho hasta que sus ojos se enfocan en la carpeta que su jefe le había proporcionado para la entrevista —Ven...
Se intenta agachar para tomarla pero todo le da vueltas así que sin poder evitarlo termina yéndose de cara al suelo.
—Ay, ay... —se soba la frente y mira hacia el sofá, pero su amiga está sumamente dormida, tomando la carpeta la abre y entre la oscuridad y la luz que se filtra de su ventana, observa con detenimiento las preguntas.
No las había podido leer de camino al edificio y las pocas que leyó en Dominion no le parecieron apropiadas para alguien como Dion Park.
—¿CuAaál es tuuu tiIpOo ideal de parrreja? —se frotó los ojos —¿Busssscas alguien similaaaar a tu ex o alguiennnn completamente diferente? —balbucea —¿Qué... Qué claseEe de preguntasss son esas? —sigue leyendo si poder creerlo.
El señor Park tenía años sin darle una entrevista a alguien y cuando lo hace, ¿esto le preguntan? ¿Era en serio? Aunque no culpaba a la revista por querer sacar todos los datos jugosos del soltero más codiciado de New York, está era una oportunidad única y... Lo había arruinado.
Suspirando, mira las preguntas con pesar, las ganas de llorar afloran en su pecho y su garganta arde. Esta por cerrar la carpeta hasta que nota que en la esquina inferior derecha hay un número escrito y al final de este un nombre: Guillermo Montero.
—Memo... —susurra
¿Debería marcar para pedir perdón?
No, pésima idea.
...[...]...
El celular suena, marcando una melodía casi relajante. Algo que no necesitaban en ese momento.
—Apaga ese celular, Memo. Tenemos trabajo que hacer... —gruñe el hombre detrás de su computadora, pero el celular sigue lanzando sus notas —¿Qué te... —ladeando el cuerpo, busca a su asistente por la habitación y lo haya dormido, con la cabeza sobre el posabrazos de su sofá
Suspirando, se levanta de su silla y se dirige al aparato.
—Si, diga. —gruñe cuando responde al número desconocido
—Hola... ¿Hablo al número de Memoo?
Dion Park mira el objeto con asombro, ¿una mujer? Su asistente no le había dicho que estaba saliendo con alguien.
—No.
—Entiendo...
—No, no, bueno... Si es el número de Memo, pero no soy yo. ¿Con quién hablo?
Del otro lado, se escucha silencio. De nuevo, el peli negro observa el aparato hasta que una débil voz, responde.
—Tinaa, Tina Buller.
Los ojos del hombre más codiciado de la ciudad, se abren con asombro, antes de entre cerrarlos con desconfianza y lanzarle una mirada de fuego a su asistente dormido.