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Amor Bajo Las Escamas Del Dragón De Hielo

Amor Bajo Las Escamas Del Dragón De Hielo

Status: En proceso
Genre:Amor prohibido / Amor a primera vista / Magia / Amantes del rey / Dragones
Popularitas:4.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Mckasse

❄️En lo profundo de los bosques nevados de Noruega, oculto entre pinos milenarios y auroras heladas, existe un castillo blanco como la luna: silencioso, olvidado por el mundo, custodiado por un único dragón que ha vivido demasiado tiempo en soledad.

Sylarok Vemithor Frankford, un príncipe de sangre de dragón antiguo, parece un joven de veinticinco años... pero ha vivido más de dos siglos sin envejecer, sin amar, sin pertenecer. Su alma es fría como su aliento de hielo, su vida, una rutina congelada entre libros, armas y secretos.

Hasta que una muchacha cae inconsciente en su bosque, desmayada sobre la nieve como un copo a punto de morir.

Celeste, una nómada de mirada estrellada y corazón herido, huye de su pasado, de los bárbaros que arrasaron su familia, y del invierno que amenaza con consumirla.
Y Sylarok aprenderá que no hay armadura más frágil que el hielo cuando el calor del amor comienza a derretirlo.

NovelToon tiene autorización de Mckasse para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Los poderes de un dragón.

Desde aquel día, la cocina del castillo dejó de ser un sitio silencioso y solemne. Cada mañana, Celeste se despertaba con el ulular del búho, se ponía su ya inseparable delantal y cocinaba como si fuera un reto personal. Sylarok llegaba puntual, se sentaba con aire casual, y comía… como un hombre poseído por un dios hambriento.

Cada día era un plato diferente.

Un día, hizo estofado de pescado con raíces dulces y una reducción de vino rojo. Sylarok se chupó los dedos y, aunque no dijo nada, se quedó mirando el fondo del plato como si estuviera pensando en lamerlo.

Otro día, preparó albóndigas de carne de jabalí rellenas con queso curado y especias. Ryujin, que pasaba por ahí, dijo:

—Eso podría convertir en vegetariano a un troll. O a un príncipe dragón —murmura el con el libro en la mano.

Celeste se reía a menudo sola, inventando nombres para cada plato:

—"Sangre real en su punto perfecto",

—"Filete mortal para príncipe testarudo",

—"Corazón cocido al 10%".

Y cada vez que Sylarok comía sin emitir queja, ella anotaba en su libreta invisible: "un paso más cerca de domesticar al señor principe".

Pero una tarde, mientras preparaba una especie de pizza rústica con masa de trigo negro y carne curada —una locura que olía increíble—, la sartén saltó y una chispa le cayó en la mano.

—¡Ay, ay, ay, por todas las lunas del norte! —gritó soltando el mango.

Ryujin no estaba. El búho solo la miraba como diciendo "te lo dije, bruta". Pero alguien sí estaba cerca.

Sylarok apareció en un instante.

—¿Te quemaste?

—¡Obvio que me quemé! —gruñe, mostrando la mano roja y ardiente—. Voy a perder un dedo, lo sé. ¿Qué hago? ¿Soplo? ¿Lloro?

Sin decir nada, él abrió la alacena, sacó un tarro con lo que parecía puré de tomate triturado y lo volcó sobre su mano. Ella gritó.

—¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?! ¡No soy una bruschetta!

—Tranquila, es... remedio natural. Lo usábamos en los campos —dijo él, evitando mirarla a los ojos.

Pero cuando ella grita de golpe, notando que el ardor no se iba... él entró en pánico.

—¿No funciona?

—...No —dijo ella, entrecerrando los ojos—. Pero esta frío.

Sin pensarlo dos veces Sylarok tomo su mano y lamió sus dedos, porque su saliva tiene poderes curativos.

Sylarok se quedó inmóvil cuando la ve boquiabierta. Ella lo mira sin entender por qué ha hecho eso.

—¿Que está haciendo joven amo?

—¿Perdón? Es solo que mi madre hacia eso cuando estaba pequeño.

Ella siente como deja de dolerle. No lo puede creer.

—Se ha sanado...

—Si...el tomate es muy bueno.

—No me mientas. ¡Siento burbujitas! ¡Bur-bu-ji-tas como si fuera magia!

—Estás alucinando por el dolor. Era tomate. Tomate… del norte. Tiene propiedades curativas.

—¿Tomate del norte o baba mágica?

Él traga saliva.

—No sé de qué hablas.

—Ajá… —dijo ella, cruzándose de brazos—. Solo diré una cosa: si me vuelvo a quemar y tú apareces con una berenjena, llamo a Ryujin.

—Eso ni siquiera tiene sentido.

—¡Ninguna de tus excusas lo tiene!

El búho ululó, sacudiendo la cabeza.

Sky aulló como si riera.

Y Sylarok… huyó por la puerta como si hubiera visto un basilisco.

Celeste lo miró irse y luego a su mano, completamente sana.

—Definitivamente, eso no era tomate.

Celeste salió por la puerta principal del castillo como si nada hubiera pasado. Su paso era ágil, suelto, con esa gracia suya tan natural, como si el mundo entero girara a su favor. El sol le acariciaba los cabellos, y su vestido ondeaba como una flor salvaje entre el viento del valle. Sky la siguió con pasos juguetones, y el búho, aburrido, fue a posarse en el alero.

Sylarok, desde su torre, la observaba con los codos apoyados en el alféizar, intentando convencerse de que solo la vigilaba por seguridad. Por precaución. Por protocolo. Sí, eso.

Pero entonces la vio detenerse junto al vivero, inclinarse para recoger un racimo de uvas, le ve un enorme trasero, sus pechos se asomaban en su blusa y su parte baja, como él mismo la llamaba mentalmente con torpeza, reaccionó con un estremecimiento tan involuntario como traidor.

—No —susurra para sí mismo, retrocediendo un paso, abrumado por la intensidad de su propio cuerpo.

Pero sus ojos, esos malditos ojos suyos, regresaron al huerto. A ella. A su risa cuando Sky intentó alcanzar un higo y cayó de bruces en la tierra. A la manera en que Celeste se agachó para ayudarlo, las mangas subidas, los dedos manchados de jugo púrpura.

«¿Qué tiene esta mujer...?», pensó con los dientes apretados. Últimamente, cualquier pensamiento que la incluyera terminaba con él perdiendo la compostura.

Ni las meditaciones. Ni las duchas frías. Ni siquiera las frases de autoengaño surtían efecto.

Aún recordaba su piel, sana como si jamás hubiera sufrido una quemadura. El leve resplandor que la rodeó cuando tocó la sustancia —baba mágica o no— que él le aplicó sin explicación. No debió exponerse de esa manera, pero tuvo miedo de seguir viéndola adolorida.

«Esto no es normal», se dijo.

Pero tampoco lo era ella. La muñeca de ojos claros no era normal. Era una tormenta disfrazada de mujer. Un acertijo sin resolver. Un hechizo sin conjuro.

Y por los dioses… estaba empezando a desear ser atrapado por ella.

Celeste entró al castillo con el canasto lleno de frutas y vegetales frescos. Tenía tierra en las manos, un poco de zumo de mora en la blusa y una sonrisa satisfecha. Sky trotaba detrás de ella con una zanahoria entre los dientes, y el búho... bueno, el búho fingía que no conocía a nadie.

—Nada como un paseo para calmar la mente —murmura mientras dejaba el canasto sobre la mesa, tomando una manzana antes de dirigirse a su habitación.

Se descalzó, dejó su vestido sobre la cama, y con la mente aún flotando entre pensamientos, entró al baño tarareando una canción antigua que su abuela solía cantarle. El agua caliente comenzó a correr. Cerró los ojos y dejó que el vapor la envolviera, con su voz llenando la estancia con una melodía dulce y serena.

Lo que no sabía era que Sylarok se encontraba justo en ese momento al otro lado de la puerta, con una pomada en la mano, la excusa perfecta para verla... y pedirle perdón.

Llegó al invernadero, nervioso, con el frasco en los dedos. No podía decirle que contenía su saliva, ni mucho menos que era un dragón. Pero debía explicarle, o al menos intentarlo.

—Solo... disculpas. Una explicación racional —se dijo, practicando la frase como si fuera un hechizo.

Al llegar a su habitación, empujó la puerta que no estaba cerrada del todo y entró con un suave “toc-toc” demasiado tardío. Se detuvo al ver la ropa desperdigada en la cama.

—¿Señorita? —llama, sin obtener respuesta.

Pero entonces escuchó su voz.

Cantando.

El sonido provenía del baño. Era... celestial. En todos los sentidos. Se acercó sin pensar, guiado por aquella melodía como si lo hechizara, hasta que su mano tocó el picaporte y la puerta —ligeramente entornada— cedió al impulso.

La vio.

Y por un segundo el mundo dejó de girar.

Ella estaba de espaldas, el agua resbalando por su piel desnuda, el cabello cayéndole como una cascada hasta la cintura. Cantaba, libre, inocente, ajena.

Y entonces, lo sintió. Su presencia. Giró bruscamente.

—¡¿QUÉ—?!

El grito fue seco y cortante como una espada.

Sylarok se quedó paralizado, los ojos como platos, la boca abierta.

—¡Perdón! ¡Perdón! ¡YO NO—!

Intentó dar un paso atrás, tropezó con el marco de la puerta, cayó de espaldas con un sonoro golpe, se incorporó como pudo, intentó hablar, se enredó con sus propias palabras y piernas... y volvió a caerse de bruces contra el suelo.

—¡Agh, los dioses! —gimió, arrastrándose fuera del cuarto con el frasco aún en la mano.

Celeste, con el corazón a mil por hora, tomó la toalla más cercana, se cubrió rápidamente y corrió a cerrar la puerta.

Por un segundo, sus ojos se encontraron.

Y entonces Sylarok salió corriendo como si lo persiguiera un ogro.

Celeste apoyó la espalda en la puerta, temblando… hasta que soltó una carcajada.

—Se fue como un niñito asustado… —murmura, aún con la risa pegada a los labios.

Sí, estaba avergonzada. Mucho. Pero entre la sorpresa, el caos y ese rostro de Sylarok más rojo que un tomate del norte, no pudo evitar reírse. Y mucho menos preguntarse...

¿Qué demonios le pasa conmigo?

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Daralis Cerpa
felicidades excelente historia
María teresa Chirinos
/Proud/
María teresa Chirinos: atrapada en el primer capitulo
total 1 replies
eva quispe
es genial😊👏
Adela Arias Montoya
Excelente
Nina Divas
Que tierna 😍
Nina Divas
Me encanta esta trama ☺️
Nina Divas
Que emoción 🥰
Nina Divas
Jajaja impresionado el chico más tímido 🫣
nelida guzman
cinco estrellas por qué se las merece la mejor historia de romance antiguo q he leído me atrapó desde el principio la amo
Leyanis Guzman: siiiii
Mckasse Escritora: gracias por leer
total 2 replies
Nina Divas
Surgirá el amor entre ellos que hermoso me encantan estas historias ☺️
Nina Divas
Muy interesante historia 🤔
Paola Cordero
Muy buena trama espero pronto más capítulos 🙏🙏🙏🙏
Franshesca Acosta
la peor traición no viene de un enemigo 🤣🤣🤣🤣🤣
Mckasse Escritora: jajaja siiii
total 1 replies
eva quispe
amooooooooo
eva quispe
el alcahuete jajaja😂😂😂
Mckasse Escritora: metiche le decimos aquí en República Dominicana, también él pelo en la sopa, come boca, lleva vida, ect
total 1 replies
Adeilis Velázquez Mederos
Me gusta mucho la historia
bruja de la imaginación 👿😇
muy bonita la historia
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