A los dieciocho años, me vi obligada a casarme con Aureliano Estrada, un hombre poderoso, atractivo e inteligente, pero también un despota que se había encaprichado conmigo. Lo odiaba profundamente, ya que su ambición me había obligado a renunciar al amor de mi vida, Marcos Villasmil, el chico más guapo y dulce que jamás había conocido. Nuestro amor era real y puro, pero mis padres no lo aceptaban; al menos eso me hacían creer. Cada día en la vida con Aureliano se sentía como una prisión dorada. Aunque tenía todo lo que muchos desearían: una mansión, fiestas lujosas y la admiración de la sociedad, mi corazón seguía anhelando la libertad que había perdido junto a Marcos. La sombra de su recuerdo me seguía, recordándome lo que realmente importaba: el amor verdadero y la felicidad genuina. Mientras navegaba por esta nueva vida impuesta, comenzaba a cuestionar mis decisiones y a buscar maneras de recuperar el control sobre mi destino. Sabía que no podía seguir viviendo así, atrapada entre las expectativas de mis padres y el dominio de Aureliano
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Capítulo V También sacare ventaja
La señora Catalina fue a buscar a mi futura esposa, sabía que esto era una locura, pero tenía que buscar la salida a mi situación actual. Quedamos solos en la sala Carlos; mi suegro y yo.
“Deberás tenerle un poco de paciencia a mi hija, ella es algo testaruda y siempre quiere hacer su voluntad”, advirtió el hombre.
“¿Ella sabe que se casará conmigo?”, pregunte por curiosidad.
“Si, lo sabe. Independientemente de lo que te diga no le hagas caso. Últimamente anda muy rebelde y eso no se le va a permitir”, las palabras de Carlos me dejaron confundido, *¿a caso ella no está de acuerdo con este matrimonio?*, pensé.
Hablamos por un tiempo más, hasta que él miro por detrás de mi y regaño a alguien, asumí que era Veronica: su hija.
Caminó hasta ella, yo no quise moverme de mi lugar, aunque pareciera estúpido, me causaba algo de temor la apariencia de mi novia. No se en que momento me metí en este lío, debo confesar que en este punto me arrepiento de haber aceptado ayudar a esta gente que ni conozco.
Estaba perdido en mis pensamientos cuando delaté de mi sé poso una hermosa joven. Era la cosa más bella que nunca antes había visto. Sentí que mi pecho se aceleraba y mi respiración se agitó. Ni en mis mas locos sueños podía imaginar que había alguien con tal hermosura. Su cabello largo y negro que caía en cascada hasta su espalda, su piel blanca como la nieve, sus labios rosado como una rosa, sus ojos eran azules como el océano y su cuerpo estaba esculpido por los mismos dioses. Me costo mucho controlar mis instintos, pero finalmente logré aplacar el animal que llevaba dentro. Después de todo no sería tanto el sacrificio que debía hacer.
“Un gusto tenerte frente a mi”, escogí las palabras más estúpidas para empezar esta relación.
Ella me miraba como si me odiara, y quien no si la están obligando a casarse conmigo, ahora estoy más seguro que nunca, pues una mujer tan bella no debería tener problemas para conseguir pretendientes.
Estuvimos hablando por un tiempo, aunque ella casi no dijo nada y cuando lo hizo fue bastante sarcástica, al menos no me iba a aburrir en esta relación. Salí de aquella casa después de pasar tiempo con mi futura familia, Veronica era demasiado hermosa, pero seguía siendo mujer y las mujeres son traicionesras por naturaleza. Lo mejor que podía hacer era mantener la distancia y cerrar mi corazón para que ni ella ni nadie volviera a entrar en el.
Conduje de regreso al apartamento, estando acostado en mi cama recibí un mensaje de mi amigo Fernando. “Estaremos en la disco, busca una acompañante y únete a nosotros”.
“Esta noche paso, tengo planes”, conteste sin ánimos.
“Vamos amigo, no puedes quedarte encerrado toda la vida”, Fernando seguía insistiendo. Fue entonces que se me ocurrió llevar a Veronica a fin de cuentas será mi esposa en dos semanas.
Finalmente acepte la invitación de Fernando, pero antes como hombre responsable llame a mi suegro y le pedí permiso de dejar salir a Veronica a cenar y luego a reunirnos con unos amigos míos. El hombre aceptó sin dudar, parecía que le urgía salir de su hija.
Cuando fueron las siete de la noche me encontraba nuevamente frente a la casa de la familia Méndez, solo rogaba que Veronica no se vistiera de negro como si fuera a un funeral como lo había hecho temprano. Entre a la casa y espere algunos minutos en la sala mientras ella bajaba. Hablé un rato con Carlos quien no parecía el tipo de hombre que le entregaría su hija a cualquiera, ahora más que nunca intuía que había algo más detrás de este matrimonio tan fugaz.
Un olor a rosas inundó la sala, mis sentidos buscaron de donde provenía tan maravilloso olor y mis ojos se abrieron como platos al ver a Veronica, ahora seré un viejo verde pensé, ya que ella se veía como una niña vestida así y además sin maquillaje. No podía negar que se veía hermosa; sin embargo, no aparentaba su edad. Auqnue yo le llevaba siete años ella se veía demasiado joven para mi.
“Estoy lista, podemos irnos”, dijo de manera fría.
“Muy bien, gracias suegro por darnos la oportunidad de conocernos mejor”, dije sinceramente, ya que estaría unido a esta mocosa al menos me gustaría saber lo que piensa.
“Solo cuida de ella y no me queda mas que decirles: diviertanse”.
Salimos de la casa sin decir una palabra, quise ser caballero así que abrí la puerta del copiloto para ella, una vez subió al auto, rodeé el auto y procedí a subir yo también. Al verla por el rabillo del ojo me percaté de que ella no se había puesto el cinturón de seguridad.
“Abróchate el cinturón”, le advertí.
“Estoy bien así, gracias”, respondió ella restándole importancia a mis palabras.
No estaba acostumbrado a que me llevaran la contraria y ahora está niña se atrevía a hacerlo. Así que lleno de rabia me acerque a ella y abroche su cinturón, pero no fue tan buena idea, ya que al estar tan cerca de ella su olor me atrajo mucho más, era un olor tan dulce que provocaba comérsela entera.
“Puedo hacerlo sola”, dijo con nerviosismo.
“No me gusta que me lleven la contraria, así que la próxima vez solo obedece”, dije tratando de marcar la distancia.
Ella no dijo nada más, solo se limitó a ver al frente. Estaba seguro que había estado llorando, ya que sus ojos se veían tristes y desconsolados. Era obvio que ella no quería este matrimonio, pero por alguna extraña razón sus padres la están obligando.
Conduje hasta el restaurante donde cenaríamos, era mi lugar favorito en el pasado y pensé que como ella era de este mundo lleno de lujos y despilfarro le gustaría; sin embargo pude notar su descontento a penas estacione el vehículo fuera de aquel lujoso lugar.
Al entrar pude notar las miradas sobre nosotros, aunque sabía que la miraban a ella, ya que su belleza era de otro mundo. Mire a mi alrededor y pude notar la presencia de Amanda entre los clientes del lugar, ella se quedó mirando fijamente a mi acompañante, así que vi la oportunidad de vengarme un poco de lo que ella me hizo.
“No serás la única en sacar ventaja de esta situación, así que sonríe y muéstrate muy cariñosa conmigo”, le susurre al oído a Veronica.
Caminamos hasta nuestro lugar privado bajo la mirada curiosa de los presentes.