Ana tuvo que empezar de nuevo después de que su esposo desapareció y su hijo falleciera, su única hija Samara contrajo matrimonio y para no truncar la felicidad de ella, tuvo que perder todo lo que tenía, así es como ella termina viviendo en Panamá 6 años después, con ganas de iniciar una nueva vida, su ex compañera de colegio fue la encargada de ayudarla.
Comienza a trabajar en una casa de familia como niñera, allí conoce a su jefe, que es nada más y nada menos que su esposo desaparecido, pero el tiene amnesia y no recuerda nada, así que ella decide que con pequeños detalles lo ayudara a que traiga a su presente su memoria borrada.
(Temática de Noveltoon: Amor en la madurez)
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Capitulo 18
Respire profundo y trate de tomar una postura relajada-- ok, entonces hablemos -- dije y el sonrió.
El se sentó sobre mi cama y cruzó sus brazos.
- Eres la mujer de ayer, la que estaba en el club ¿Cierto?-- preguntó.
- Es muy evidente la respuesta ¿No lo crees?-- respondí.
- ¿Y tú sabías que era yo?---
- obviamente no.....al principio cuando chocamos y me ayudaste no sabía que eras tú, después de salir del baño y te vi bien, lo supe, pero guarde silencio por la vergüenza-- me sincere.
- pero ¿Por qué vergüenza?--
- eres mi jefe, no eres cualquier persona -- le respondí.
- si, pero aún así, no podemos negar el hecho de que pasó algo -- recalcó.
- y yo no lo estoy negando, solo te estoy diciendo que no fue correcto, pero como tú dices, somos personas adultas, sabremos manejar la situación --- enfatice sus palabras.
- por supuesto que sí, pero tengo que confesarte algo -- hizo una breve pausa -- siento algo muy extraño cuando estoy cerca de ti, incluso ese vestido -- se calló.
- ¿De que vestido hablas?-- indague.
- el que tenías ayer, vino a mi mente unas imágenes borrosas, y ese vestido estaba ahí-- me comentó.
- pero que tipo de imágenes, ¿Luego, usted tiene problemas de memoria?- trate de ahondar en el tema.
- tuve un accidente, no recuerdo muchas cosas de mi pasado, Corina, mi exesposa, ella es la que me ha contado lo que fue mi vida antes del accidente, pero a veces siento que eso realmente no sucedió así, lo único que no me hizo querer averiguar más, fue mi hija, ella me amenazó con no poder ver a Ana si yo seguía con ganas de recuperar mi memoria -- me dejó pensativa, y si quizás, solo quizás ¿Ana no es su hija de sangre? Obviamente el es su padre porque la está criando, solo se que hay algo extraño en todo esto.
- Pero ahora que ya no estás con ella, ¿Por qué no retomas tu tratamiento? Quizás haya posibilidades de recordar algo, así sea mínimo -- con mis palabras alimentaba mi esperanza.
- No lo sé, a veces me da miedo, no se que pueda descubrir-- fijo su mirada en el piso.
- Nada puede ser peor que perder un hijo, lo digo por experiencia, y tú tienes a Ana a tu lado, vas a poder con todo y mucho más -- el me miró y sonrió.
- gracias -- se puso de pie-- fue una buena idea venir a tu habitación -- me dijo.
- si nos ve Dominga, me va a regañar y será tu culpa -- le recriminé.
- me haré responsable -- dijo riendo, luego se empezó a acercar lentamente a mi.
Yo comencé a caminar hacia atrás tratando de mantener una distancia prudente, pero choque con la pared, el estiró su mano y apagó la luz, el cuarto quedó en penumbras, solo nos iluminaba una débil luz que se calaba por las cortinas, podía ver su silueta, sus hombros anchos, su cabello un poco desordenado, y el cuello de su camisa desarreglado, acercó su rostro con lentitud, sus labios iban en dirección a los míos, por reflejo giré mi rostro y sus labios fueron a dar a mi mejilla.
El levantó su mano y agarró suavemente mi mentón haciendo que mi rostro girara hacia el, está vez no tuve escapatoria, sus labios se adueñaron completamente de los míos, lo abracé por el cuello y el pasó sus brazos por mi cintura, con un agarre firme, pero suave, me hizo sentir segura en sus brazos, definitivamente no había dejado de ser el, mi esposo, todos sus movimientos, su forma de tocarme, de manejar la situación, incluso de dominarme, sigue siendo la misma, y es algo de lo que nunca me iba a cansar.
Nos besamos por un largo rato, hasta que mis labios comenzaron a hormiguear por lo hinchados que ya estaban, entonces cortamos el beso.
- lo mejor es que te vayas -- le dije.
- ¿Estás segura de que quieres que me vaya?-- preguntó.
- No es que quiera, pero es lo mejor -- le respondi, el suspiro y se apartó.
- tienes razón, pero vamos a continuar con ésto -- me aseguro.
- pero si tú me prometes que buscarás un buen médico -- le dije.
- está bien, lo prometo, pero no podré hacerlo hasta dentro de un par de semanas, estos días tendré mucho trabajo y poco tiempo -- me respondió.
- Está bien, ya lo prometiste, ahora vete, pero ten cuidado al salir -- le aconsejé, aún con la habitación a oscuras logro escabullirse sin ser visto.
Es gracioso ver cómo en su propia casa se tiene que esconder, me puse a pensar en la manera de ayudar a su memoria perdida a qué regrese, y recordé sus palabras cuando hablo del vestido, quizás esa sea una buena pista para saber que hacer, usaré de nuevo mi argolla de matrimonio, incluso tendré que comprar el perfume que me aplicaba en ese entonces y dejé de usarlo después de su desaparición, a el le encantaba sentir el aroma.
Entre mis pensamientos, me preparé para dormir....... A la mañana siguiente me despertó el tipico ruido a través del monitor, observé y ya Ana se estaba sobando sus ojitos, esa imagen me generó ternura, me levanté rápidamente y tome una ducha rápida, luego me vesti a gran velocidad y fui a la habitación de ella, tenía sus ojos completamente abiertos.
- buenos días, ¿cómo amanecio la niña más linda de esta casa?-- le pregunté y no pudo evitar sonreír, ella se percató de lo que acababa de hacer y agachó su cabecita.
- no tienes que fingir más conmigo -- le dije en un arranque de valentía, no sabía cuál iba a ser su reacción.
Abrió sus ojos ante mis palabras.
- No te preocupes, tu secreto está a salvó conmigo-- agregué para darle tranquilidad -- puedes confiar en mi -- finalicé.
/Heart/