- ¿Victoria, que piensas hacer?
Una pregunta que le hacen últimamente, y la respuesta no la sabe, ya que tiene un deber como asistente del fiscal y llevar al hombre que ama ante la justicia o decide salvar el amor de su vida y padre de su hermoso hijo.
Su deber será más fuerte que su amor, o dejará todo por amor y se volverá al lado oscuro.
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Capítulo 9
La casa a la que la habían llevado era muy bonita, su hijo y su tía, estaban a salvo. Eso la reconfortaba un poco, sabiendo aun así que tenía un gran problema, no sabía si había sido mejor que se la llevarán los hombres de traje o la rescatará otro, al cual no conocía. Y no sabía sus verdaderas intenciones.
- Amanda ya está todo listo en la casa, por favor ve de compras y llévales ropa, lo de aseo personal, lo que necesiten.
- Sabes que no cuestiono tus decisiones, pero porque ella. Que tiene de especial.
- Leíste los documentos que me entregaste.
- Nunca lo hago.
- Ella tiene información sobre la familia Orlov, algo por lo que la están buscando, puede que la utilice para que se infiltre.
- Estás demente, como se va a infiltrar si ya conocen su rostro y la están buscando.
- Tengo mis métodos, no te preocupes todo va a salir de acuerdo al plan.
- Yo no estoy preocupada por tu plan, en cuanto a ti sí, eres hombre y ella es muy bonita, a pesar de su edad.
Antón no podía negar que Victoria era una mujer bella, tenía muchas cualidades que resaltar, pero él no podía pensar en eso, él ya tenía a una mujer y ella estaba esperando a su hijo, el heredero de la familia Novikov.
Después de hablar con Amanda, Antón comenzó a revisar las cámaras y victoria se encontraba en la sala sin blusa y con una gran mancha de sangre.
Eso solo significaba que la habían herido y él no se había dado cuenta, tomo su celular llamando a su médico personal.
- Necesito tus servicios.
- Dame la dirección.
Se conocían de hace muchos años, el médico no hacía preguntas, solo seguía las instrucciones de Antón y bueno la paga era muy buena. Aunque una vez pregunto y las consecuencias fueron desgarradoras.
Y mientras un apresurado Anton, tomaba la carretera para llegar a donde Victoria, no se podía dar el lujo de perder a un peón en su juego de ajedrez.
- Victoria otra herida más.
- Una más, una menos, cuál es la diferencia.
- Tienes un hijo por el cuál luchar, el te adora, tu eres su vida, no sabes lo que me pregunta cuando tú no estás, o lo que me dijo cuando estuviste en el hospital.
- Por favor tráeme una aguja e hilo, alcohol y algo fuerte para mí.
- En serio lo vas a hacer de nuevo, no piensas ir a un hospital.
Esa no era una buena opción si la estaban buscando, ya había tenido heridas de esas y sabía lo que tenía que hacer, sin necesidad de ir a un hospital.
- Revisa si tengo orificio de salida. - Silvia se acerca y se da cuenta de que si tiene orificio de salida.
- Sí.
- Solo tengo que...
Sus palabras murieron en su boca, porque un golpe fuerte en la puerta de entrada las alteró, y ese mismo sonido despertó al pequeño Alexey, quién llegó corriendo a la sala y se le lanzó a los brazos de su hermosa mamá, quién lo recibió con los brazos abiertos y no le importo el dolor, ni siquiera el hombre que tenía enfrente de ella.
- ¿Qué pasa con usted?.
- Está herida, la van a atender.
- Y tiene que entrar de esa manera a la casa.
- Está sigue siendo mi casa, entro y salgo cuántas veces se me dé la gana.
- Mami porque no tienes camisa. - La cara de Victoria se puso roja como un tomate, dos hombres veían si pecho.
Bajo con mucho cuidado a su hijo, tomo la camiseta y se la coloco, el dolor era insoportable no había podido hacer nada.
- Vamos a la habitación.
Antón fue el primero en caminar, mientras que las cuatro personas restantes lo seguían, nadie tenía ganas de pelear con ese hombre y menos sabiendo como fue que entro y la manera en que le respondió.
Pero Antón solo dejo entrar a Victoria, al doctor y él. A las otras dos personas las dejo por fuera, aunque Alexey gritaba que quería entrar, él no hizo caso. Pensando que era un niño bastante maleducado, consentido y pataletoso.
- Quítate la camisa.
- Sin besos, que duro eres.
- No estoy para juego, es tarde y me quiero ir a descansar.
- Que lo detiene acá, se puede ir el médico se hará cargo de todo no es así. - Victoria mira al médico, quién parece estarse divirtiéndose, pero también estaba muy asustado.
Pero a Antón los comentarios de Victoria no le agradaron mucho, así que se acercó a ella y le arrancó la camiseta, sus ojos estaban oscuros, él solo podía ver el torso desnudo de Victoria.
Veía sus cicatrices una al lado del hombro, cerda del corazón, otra la tenía en la mitad de su pecho, la que tenía ahora estaba alineada con una cicatriz anterior.
- Ya termino de inspeccionar.
Victoria ya no podía ocultar el dolor que tenía, y sabía que podría perder el conocimiento muy pronto, si había perdido sangre y eso era un gran problema, no mucha, pero perdida era perdida.
Solamente fue dar un paso adelante y todo a su alrededor se desvaneció, los acontecimientos del día le habían cobrado factura. Y en ese estado ella recordaba la noche con aquel extraño, el hombre que le dejo el mejor regalo del mundo y por el cual luchaba cada día, para que el pequeño tuviera un mundo mejor en el que vivir.
La guerra no las iba a erradicar, los criminales seguirían existiendo, las drogas las venderían a diestra y siniestra, pero ella quería hacer una diferencia, enseñarle a su hijo que la justicia si existía, que los hombres malos si podrían ser castigados que nada en este mundo quedaría impune.
Eso la motivaba a cada minuto, a cada segundo, a ella no le importo el hecho de que la dejaran embarazada, fue una decisión que ella tomo y acepto lo que paso. Muy en el fondo se preguntaba ¿si alguna vez se volvería a encontrar cara a cara con aquel hombre y si ella sería capaz de decirle que tenían un hijo?.