La Enfermera y el Agricultor Parapléjico

Al día siguiente, Valentín se despierta temprano como de costumbre, va a su oficina, las horas pasan, le extraña que Mirella aún no le haya llevado el desayuno como de costumbre.

Entonces decide ir a la cocina, irritado, por supuesto.

Valentín: ¡Lupita! ¿Dónde está Mirella?

Lupita da un salto involuntario al asustarse con la voz de Valentín.

Lupita: No sé, no la he visto hoy todavía.

Valentín: ¿Estará todavía durmiendo?

Lupita: No sé, ¡vaya a ver en vez de estar aquí preguntándome!

Guadalupe: ¡Lupita! Guadalupe aparece en la cocina y escucha a Lupita siendo grosera con Valentín.

Valentín: ¡Mira cómo me responde la niña!

Guadalupe: Señor, estaba precisamente en la habitación de Mirella, ella no está allí, sus cosas están todas allí, pregunté a algunos empleados si la habían visto por la hacienda, y nadie la ha visto.

Valentín: ¿Adónde puede haber ido esa infeliz? No tiene a nadie en su vida, sólo puede estar por estos matorrales. Que la busquen por la hacienda.

Guadalupe: ¡Sí, señor!

Guadalupe sale corriendo a avisar al señor González.

Valentín le ordena a Lupita que le lleve el café a su oficina.

Las horas pasan y nada de Mirella, nadie la ha visto, Valentín maldice y dice que la encontrará, pues tenían un contrato y el préstamo que ella le hizo.

Guadalupe: Estoy preocupada por ella, pobrecita ¿qué le habrá pasado?

Valentín: ¿Ya llamó al pueblo?

Guadalupe: Sí, dijeron que no ha aparecido por allí.

Valentín: ¡Me debe dinero, no puede irse así! Aunque tenga que poner un detective tras ella, ¡la encontraré!

Guadalupe: Mirella ha estado extraña estos días, pero no ha dicho nada de irse así.

Lupita: Creo que Mirella tenía un problema grave, pero no quiso contarlo, estaba extraña.

Valentín: ¿Qué problema sería ese? ¡Extraña ya era!

Lupita: ¡Acabo de decir que no quiso contarlo! Lupita habla sin paciencia.

Valentín: Eres muy valiente, Lupita, cualquier día de estos puedes salir mal parada.

Guadalupe: No se tome a mal lo que dice, señor. Guadalupe habla tratando de suavizar la situación.

Valentín va a su habitación, echa de menos a Mirella, pues todos los días estaba allí sirviéndose.

" ¿Adónde puede haber ido? ¿Tendré que llamar a la policía?"

Valentín coge el teléfono y marca al delegado del pueblo, que además es amigo suyo.

Valentín: ¿Hola, Castilho?

Castilho: Sí.

Valentín: Soy Valentín Morety.

Castilho: Hola, Valentín, cuánto tiempo, ¿en qué puedo ayudarte?

Valentín: Verás, mi empleada ha desaparecido, necesito que hagas algo, no sé si fue anoche o esta mañana.

Castilho: Valentín, ¿ya han pasado 24 horas?

Valentín: Si desapareció esta mañana, no, pero hay que buscarla, no podemos esperar 24 horas. Valentín habla irritado.

Castilho: Hoy no podemos hacer nada más, ya es de noche... Mañana, si no aparece, iniciaremos la búsqueda.

Valentín está muy irritado por la decisión del delegado, pero aún así la acata.

...Al día siguiente...

Al día siguiente, Valentín se despierta aún más temprano, va a la habitación de Mirella, pero no la ve allí, decide ir a la cocina a preguntar si ha aparecido.

Valentín: ¿Mirella no ha aparecido?

Guadalupe: Desgraciadamente no, señor, creo que debería hacer algo, Mirella no tiene experiencia, me temo que le pase algo. Guadalupe habla angustiada.

Valentín sale de allí y va a su oficina, vuelve a llamar a Castilho, pero el tono de voz de Valentín es exigente.

Castilho ha dispuesto tres policías para la búsqueda.

Castilho va a la hacienda, le hace algunas preguntas a Valentín.

Castilho: ¿Tenía alguna enemistad en la hacienda?

Valentín: Que yo sepa, no.

Castilho: ¿Tiene novio? Si es así, ¿vive aquí en la hacienda?

Valentín piensa en Jorge, pero Jorge no está en la hacienda, no en esa, en otra de Valentín, hace más de una semana.

Valentín: ¡No, no tiene novio, Castilho!

Castilho: ¿Alguna amiga en el pueblo o en la ciudad vecina?

Valentín: En el pueblo creo que sí, nació allí.

Castilho: Mandaré hacer un rastreo en el pueblo, es pequeño, si está allí, será fácil encontrarla.

Los policías hicieron la búsqueda por toda la hacienda con los empleados y nada de Mirella.

Las horas pasan, Valentín empieza a ponerse nervioso y aprensivo...

Ya es de noche, los policías dan por finalizada la búsqueda, Castilho se encargará de comunicar si la encuentran en el pueblo.

Valentín va a la habitación de Mirella a ver su ropa vieja en el armario, sus cremas para el pelo, todo de Mirella está allí.

"La ropa es vieja, pero huele bien".

Valentín coge el vestido que Mirella llevaba cuando fue con él a la ciudad, recuerda la primera noche que se acostaron.

"Siento tanto placer con ella, aunque sea extraña".

Valentín echa de menos a Mirella, una extraña añoranza, pero la siente. Sale de la habitación de Mirella y vuelve a la suya.