Emma, una chica carismática con una voz de ensueño que quiere ser la mejor terapeuta para niños con discapacidad tiene una gran particularidad, es sorda.
Michael un sexi profesor de psicología e ingeniero físico es el encargado de una nueva tecnología que ayudara a un amigo de toda la vida. poder adaptar su estudio de grabación para su hija sorda que termina siendo su alumna universitaria.
La atracción surge de manera inmediata y estas dos personas no podrán hacer nada contra ella.
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capitulo 4.1
Por la mañana, salimos de mi casa casi arrastrando los pies. Llegamos a la universidad con el tiempo suficiente para que ella pueda cambiarse y recoger sus útiles y luego correr a nuestra primera clase del día.
Como cada día, desde que él llegó a dar clases, me cuesta concentrarme y más si mi mente no deja de reproducir el momento exacto en el que su cuerpo quedó atrapado con el mío, el roce de sus dedos calmando mi miedo y el calor que inunda mis mejillas al recordarlo.
Se que este enamoramiento es una estupidez como la idea misma, pero no puedo dejar de pensar que habría pasado si Zoe no hubiera llegado.
La clase pasa sin que me entere de nada y como si mi amiga lo hubiera adivinado me pasa su cuaderno con sus anotaciones. La miro y ella solo me sonríe.
Mientras me organizo para mi próxima clase, veo que ella lleva su teléfono a su oído y quisiera saber que se siente eso. Me hace una seña para que la espere y sale apresurada fuera del salón para tomar la llamada.
Vuelvo mi mirada hacia el estrado donde se encuentra mi profesor, el cual está hablando con algunos estudiantes. Vuelvo a lo que hacía y termino de organizarme justo cuando la mano de mi amiga aterriza en mi brazo y rápidamente me dice que tiene que salir de la ciudad.
El miedo me invade, pero no dejo que lo note y la ayudo a guardar sus cosas. Sé que su madre no estaba bien y espero que no haya ocurrido nada malo.
Ella se despide y promete mantenerme al tanto vía texto, yo solo asiento. Cuando ya está fuera de mi campo de visión, paso saliva y me dirijo, apresurada, a mi próxima clase. Este día que se ha presentado con un torrente de sentimiento encontrados que nunca había sentido, ahora se muestra oscuro y desolado. Solo espero poder llegar al fin sin sentirme sola.
A medida que avanzan las clases, la desolación crece. En muchas ocasiones me encontré atrapada. Me cuesta concentrarme en las clases y parece que los profesores no hacen nada para colaborar. Mayormente me pierdo lo que dicen y capto la mitad de todo. El momento más vergonzoso lo pase cuando un compañero me llamaba y al no escucharlo, casi me sacudió cuando llegó a mí. Al percatarse que no llevaba auriculares me miro extrañado. Trate de disimular diciendo que estaba pensando en otra cosa, pero eso no lo convenció mucho.
El problema persistió. Nadie de la comunidad estudiantil sabe de mi condición y cuando estoy con Zoe ella se encarga de que no se note. Ahora que me encuentro sola, me siento más perdida que nunca.
Para el final de la tercera hora debo correr al baño conteniendo las lágrimas porque nuevamente me encontré en una situación vergonzosa cuando la profesora me llamó la atención y no supe que decir, pues no entendí que decía.
Ya en el servicio, lavo mi cara y trato de calmar mi respiración agitada, pero basta solo una mirada en el espejo para que el torrente de lágrimas vuelva a surgir. En eso entra una chica, la he visto en alguna clase, pero no recuerdo cual. Ella me habla, pero tengo la mirada tan turbia que no entiendo que dice y eso empeora mi estado.
Debo parecer alguien que perdió la cordura. Más bien lo soy. Nunca me había parado a pensar en lo mucho que dependo de mi amiga hasta el día de hoy. Es como volver a jardín de infantes y encontrarme rodeada de niños que se burlaban de mi por no comprender lo que decían.
Para mi desolación, la chica no se va. Toma mi cara y trata de que la mire. Siento que mi pecho retumba, barre con mis lágrimas y puedo leer que me pregunta.
—¿Llamo a alguien?
—Michael... —murmuro
—¿El profe? —pregunta y puedo ver la extrañeza en la mirada de la chica. Asiento y ella sale del baño.
Al verme otra vez reflejada en el espejo, noto lo desastroso que me veo y que acabo de pedirle a una compañera que llame al profesor, lo que puede dar muchas conjeturas.
Barro mis lágrimas y acomodo mi desordenado cabello que no sé en qué momento se volvió una selva despiadada y salgo de los servicios.
No doy dos pasos y veo que un agitado y preocupado profesor de psicología corre hacia mí. Llega y al verme me toma de los brazos, me examina y grita cosas que no comprendo.
—Despacio que no te comprendo —digo con señas. Él se detiene, pasa sus manos por su cabello y me mira nuevamente.
—¿Qué pasó? —pregunta y noto la preocupación en su mirada.
—Acabo de comprender que soy una tonta cuando Zoe no está y siento que me pierdo, en las clases no pude captar nada y... —un mar de lágrimas impide que siga moviendo mis manos para explicar lo sucedido, Michael me abraza brevemente y se separa para que lo vea.
—¿Quieres que me quede a tu lado en las siguientes clases? —pregunta y no sé qué hacer.
—Es incómodo... —murmuro, miro a su lado y me percato que la chica que fue a buscarlo sigue nuestra conversación con otro tipo de mirada—. Tío... creo que es bueno que me ayudes a comprender las clases.
En cuanto le dije tío, el volteo su mirada hacia la chica que estaba con nosotros y pareció comprender el significado.
—¿Eres su tío? —pregunta esta.
—Algo así, soy amigo de su padre —mientras habla no deja de mover sus manos para que yo sepa lo que dice.
—¿Porque hablan en señas? —pregunta ella, mi nuevo tío me traduce con sus manos y yo asiento.
—Soy sorda —digo mirando a la chica.
—¡Oh! —dijo ella sorprendida— No lo sabía.
—Odio ser el bicho raro —digo con señas para que solo mi nuevo tío comprenda.
—No eres un bicho raro —me responde con sus manos y me pierdo en su mirada — ¿Estas mejor? ¿Qué paso con Zoe?
—Si, ahora que estas aquí me siento entera —señalo y siento que mis mejillas se sonrojan, prácticamente le estoy diciendo que me gusta —. Zoe tuvo una emergencia familiar y tuvo que salir —agrego de prisa.
Salimos del baño, siento que ya estoy mejor. La chica que me ayudo no deja de mirarme, es como si me descubriera y me incomoda. Miro a Michael, noto la duda en su mirada.
—¿Quieres saltarte la clase próxima y venir conmigo a mi despacho? Te preparare algo para que te relajes, luego hablo con tu profesor para que no pierdas puntos en esa clase —asiento a su propuesta y trato de no pensar lo que puede significar.
querida autora eres genial escribiendo
me encantaron todas tus novelas
Inmadura totalmente dejar pasar 4 años sin verse
increíble por más que sospecha que algo pasa entre ellos me parece horrible el accionar del padre
Pero lo más importante es que es su profesor ya maduro kn mucha experiencia y ella tan solo tiene 20 años sin haber vivido nada de nada kn cero experiencia y poca madures.
No me gusta queda esa sensación de que él al ser el mayor se aprovecha de la situación