¿Cruzarías esa línea para que en esta vida lo que tú quieres se cumpla?
Lucía es hija de una cocinera que trabaja para los Salvatore, Dylan el único hijo de esta familia que se enamora desde que era un niño de Lucia.
Obligado a casarse con Estela para que Lucia pueda vivir tranquila.
Un sacrificio valdrá la pena para que la verdad salga a relucir.
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Capítulo 22: El rumor
LUCÍA GUILLÉN
Empecé a trabajar para mi padre al igual que María Alicia. Era más como unas tutorías personalizadas del gran señor Marco Guillén.
Aún no hacen mi presentación oficial como su hija, y no es porque él no quisiese, sino por mí. Quiero un perfil bajo, no estar en medio de los chismes de personas que ni siquiera me conocen.
Nana cuidaba de Alexander. Tenía mi confianza, ella no era una simple empleada para mi padre o para Alicia, ella era la persona de mayor confianza, la que le ayudó a criar a Alicia cuando su mamá se separó de mi papá.
Y como en todos los lugares siempre hay un chisme que circula, aunque no sea de los mismos trabajadores.
Estaba en la hora del almuerzo con Alicia, en el mismo cafetín donde almorzaban los demás empleados.
— Es triste, siendo tan joven y está en coma. De que sirve tanto dinero si vas a terminar así— Una de las secretarias le decía a otra empleada.
— Alicia, ¿De quién estarán hablando? ¿Será de alguien de acá?
— No tengo idea. Me imagino que en todas las empresas, trabajos, escuelas, etc. siempre hay rumores de todo tipo. Ha de ser un chisme de pasillo, como diría mi Nana. Pero si tienes curiosidad, ve y pregúntale.
— ¿Cómo voy a ir a preguntar? Si apenas me conocen.
— Ey, ven.
— ¿Qué haces Alicia?
— Es que las escuché y me dio curiosidad, ¿quién está en coma?
— Perdone señorita Guillén. Hablamos de un amigo. No crea que somos chismosas.
— Okey. En este caso yo sería la chismosa— Alicia le sonrió y las dos mujeres se fueron.
— No me dejas de asombrar.
— Si quieres saber algo, ve y pregunta. Eso decía mi nana y creo que tenía razón. Aunque ellas no nos dijeron quien era, tal vez por miedo porque saben que soy la hija del CEO. Bueno, hice el intento. Lo más probable es que sea el hijo de alguna familia con dinero.
Regresamos a la oficina de mi padre.
— Papá, sabes de algún hijo de alguien que tenga dinero que esté en estado de coma.
—Talvez.
— Es que escuchamos un rumor, pero nos dijeron quien era.
— Bueno, venimos a trabajar, no a recaudar chismes. Lo primero que un futuro CEO hace es no ser chismoso. Entendido señorita Alicia.
— Si padre. Perdón.
Seguimos en nuestras labores en la oficina. Yo me quedé arreglando unos archivos, mientras Alicia iba a la fotocopiadora.
Alicia entró con las copias en las manos. Traía una cara sería.
— Por fin terminé de arreglar esos archivos por orden alfabético — le dije a Alicia — ya es hora de irnos — miré mi reloj.
— Si es hora de irnos. Pasamos por una heladería. Tú sabes que los helados son mi debilidad.
— Padre nos retiramos. Ya terminamos con nuestra asignación del día— le dije.
Salimos de la oficina.
— ¿Qué te pasa Alicia? Estás medio rara.
— Nada. Mi cuerpo necesita azúcar y un novio también.
— No tienes novio porque no quieres.
— No es eso. Solo que no ven lo que soy, como persona, como mujer, solo ven los millones de mi papá. Y eso es triste.
Llegamos a la heladería. Pedimos dos helados de chocolate.
— ¿Todavía amas a Dylan? — Casi me ahogo con el helado.
— ¿Por qué preguntas eso? Él es parte de mi pasado. Creo que ya no siento nada.
— ¿Creo? Así que no estás segura. Sabes que — Alicia pausó —Cómo decirte.
— ¿Qué?
— ¿Tenemos una cita doble? Hay un par de hermanos que están muy guapos y uno de ellos me agrada.
— Y son como el hijo de aquel ministro que te busco por financiamiento para su padre, si es así no. Además, tengo a Alex y creo que a nadie le gustaría estar con una mujer que tiene hijos.
— Hermanita, ¿En qué siglo te quedaste? Estamos en el siglo XXI, ten más confianza en ti.
Terminamos el helado y llegamos a la casa. Fui directo donde la nana para saludar a mi hijo.
Jugué un rato con él.
— Ya no me aguanto más. Lucía tiene que saber algo.
Me puse de pie, porque estaba sentada en el piso.
— Espérame si. Llevo a Alex dónde la nana y hablemos en tu cuarto.
Eso hice. Llamé a Nana y ella se quedó con Alexander en el cuarto.
En el cuarto de Alicia.
— Ahora sí.
— Sobre el chisme del pasillo, ¿te acuerdas?
— Sí.
— Cuando fui a sacar las copias, me encontré con la secretaria y le dije que me dijera que me había quedado pensando si tal vez era algún compañero de clase o amigos, pero no es alguien que yo conozca, sino tú.
— ¿Quién?
— El hijo de los Salvatore. Dylan.
— ¿Cómo así? ¿No puede ser él?
— Me dijeron que hizo un intento de suicidio en Londres. Y que está aquí con diagnóstico reservado.
— Espera, no creo que sea Dylan. ¿Por qué se quiso suicidar? No entiendo. ¿Es verdad todo? O tal vez es solo un rumor.
— Bueno, eso no lo sé. Eso fue lo que yo investigué. Por eso te pregunté si tú aún lo amabas. Pero ya sabes que no se me da bien mentir.
Llevé mi mano a mi frente y empecé a frotarla de un lado a otro, tratando de controlar mis lágrimas. La noticia de Dylan me chocó. ¿Qué si aún lo amo? Claro que lo amo. Una lágrima salió de mi ojo e inmediatamente lo limpié.
— Wao, me chocó un poco la noticia. Pero él ya tiene a alguien a su lado y solo ella se debe preocupar por él — le sonreí a Alicia.
— Ya no somos unas niñas. Si quieres llorar hazlo. Si aún lo amas, está bien. Es el padre de Alexander y creo que debería saberlo aunque esté en ese estado. No sé cómo es tu historia con él, Pero sea lo que sea Dylan es el padre.
— Perdón— la voz de mi papá— ¿Dylan es el padre de quién? ¿Quién es ese Dylan? No es el hijo de los Salvatore, ¿Verdad?
Me giré hacia mi papá. Solo Alicia sabía que Dylan Salvatore es el padre de Alexander.
Me sentí expuesta. Lágrima que salía, lágrima que limpiaba. Contuve la mirada con mi padre, pero en un momento me derrumbé. Bajé mi rostro y dirigí mi vista al piso.
— Alicia.
— No diré nada. Que sea Lucía.
— Veo por la actitud de ambas que Dylan es el papá de Alex. Nunca quise preguntar por qué no quería preguntar ni averiguar algo que no querías que yo supiera. Respeté de cierta forma tu decisión.
— Si — tragué ese nudo que tenía en mi garganta — Dylan Salvatore es el padre. Pero él no lo sabe. Nunca le dije y no quiero que su familia se entere. Su mamá, la señora América me trató feo.
— ¿Qué te hizo esa mujer? — la voz de mi padre sonó enojada — dime Lucía.
— ¿Para qué? Si todo ya pasó.
— Dime— de cierto modo me sentía presionada a decirle por toda la ayuda que me ha dado.
— Desde que era pequeña me hizo entender cuál era mi lugar. No me podía relacionar con Dylan porque el agua y el aceite no se mezclan— no podía hablar— Casó a Dylan con Estela y a nosotras nos corrió. Eso es padre.
Mi papá se quedó en silencio. Movió su cabeza de arriba abajo mirándome fijo.
— Está bien — salió del cuarto.
Alicia me abrazó.
— Perdón, es mi culpa. Si no te hubiese contado nada todo estaría bien.
Lloré mucho ese día.
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...NOTA DE LA AUTORA...
...Feliz Navidad a cada una/o de ustedes. Mis mejores deseos en esta época, dónde el amor, la salud y la prosperidad abunden en sus hogares....
...De paso agradecer su apoyo a la obra. Si puede compartir con sus amistades en redes sociales para tener mayor audiencia, estaría sumamente agradecida....
...¡Un saludo fraterno!...
...¡Gracias!...
felicidades 👏🏾 👍 autora 💕 👏🏾 😊.
No me gusto q el papá muriera tan pronto .
Será q los papás de ella no quieran a la bebe .
Y Lucía esta embarazada 🤰 bebé 👼 👣 🚼 a bordo jaaaaaaaaaaaaaa.
Lo de la mamá si sería un accidente.