La historia sigue a Patrick, un aventurero serio y amable que trabaja para la iglesia en un mundo de fantasía medieval. Patrick recibe la misión de recolectar poderosos artefactos mágicos, incluyendo la espada Dama, que puede invocar a una entidad llamada Dama Blanca. Durante su viaje, Patrick rescata a Samantha, una chica mitad demonio con un carácter fuerte pero frágil, que es perseguida por la iglesia debido a su linaje. Juntos, enfrentan peligros y desafíos mientras Samantha comienza a enamorarse de Patrick, y él descubre secretos oscuros sobre los artefactos y las verdaderas intenciones de la iglesia. La historia se desarrolla en un vasto mundo lleno de reinos, criaturas míticas, y seres divinos, donde la discriminación entre razas y la lucha por el poder son constantes.
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Capitulo 5 El Bosque de las Sombras
**Capítulo 5: El Bosque de las Sombras**
Patrick y Samantha se adentraron en el Bosque de las Sombras al amanecer del siguiente día, después de una noche inquieta en la cabaña del anciano Harold. La conversación con el anciano había dejado a ambos con una sensación de incertidumbre. No sabían qué esperar de la prueba que Patrick debía enfrentar, pero comprendían que su éxito era crucial para desvelar el verdadero poder de la espada Dama.
El bosque se extendía como un laberinto interminable de árboles altos y oscuros, cuyas copas parecían bloquear la luz del sol, sumergiendo el entorno en una penumbra constante. Las raíces sobresalían del suelo, retorciéndose como serpientes dispuestas a atrapar a los desprevenidos. Un silencio opresivo reinaba en el lugar, roto solo por el crujido de las hojas bajo los pies de Patrick y Samantha.
Samantha caminaba en silencio junto a Patrick, su mente dividida entre la preocupación y la determinación. Había aprendido a confiar en Patrick, pero aún no podía evitar sentirse intranquila. Cada sombra en el bosque parecía moverse con vida propia, y un frío inexplicable hacía que se estremeciera, a pesar de la capa que llevaba puesta.
—Este lugar tiene algo extraño —murmuró Samantha, observando a su alrededor—. Como si algo nos estuviera observando.
—El Bosque de las Sombras es conocido por ser un lugar donde las leyendas se mezclan con la realidad —respondió Patrick en voz baja—. No sabemos qué tipo de prueba nos espera, pero debemos estar preparados para cualquier cosa.
Continuaron su camino en silencio, siguiendo el sendero apenas visible que serpenteaba entre los árboles. El tiempo parecía distorsionarse en el bosque; lo que podían haber sido minutos o horas, transcurrieron sin que pudieran notarlo. A medida que avanzaban, la niebla comenzó a espesar, envolviendo el bosque en un manto aún más denso de misterio.
Finalmente, llegaron a un claro en medio del bosque. En el centro del claro, había un antiguo altar de piedra cubierto de musgo y enredaderas. A su alrededor, círculos de piedras se erguían como guardianes silenciosos, y un aire de solemnidad impregnaba el lugar.
—Este debe ser el lugar de la prueba —dijo Patrick, deteniéndose frente al altar—. El anciano mencionó que debía demostrar mi valía ante la Dama Blanca. Tal vez este altar sea el comienzo.
Samantha observó el altar con cautela, notando símbolos antiguos tallados en la piedra, símbolos que no reconocía, pero que parecían irradiar un poder antiguo.
—No sabemos qué pasará cuando te acerques a ese altar —advirtió Samantha—. Debemos estar preparados para lo peor.
Patrick asintió y, con un suspiro, desenvainó a Dama. La espada brilló con una luz suave en la penumbra del bosque, como si respondiera al lugar en el que se encontraban. Patrick avanzó hacia el altar, sosteniendo la espada con ambas manos.
Al llegar al pie del altar, Patrick sintió una vibración en la hoja de Dama, como si la espada estuviera resonando con el poder latente en el lugar. Con un movimiento decidido, colocó la espada sobre el altar y dio un paso atrás.
El bosque quedó en completo silencio. No se escuchaba ni el más leve susurro del viento entre las hojas. Entonces, el aire comenzó a vibrar, y una luz blanca emergió del altar, envolviendo a la espada. La luz creció en intensidad hasta que fue imposible mirar directamente. Samantha levantó una mano para protegerse los ojos, mientras Patrick permanecía inmóvil, su mirada fija en la espada.
De la luz surgió una figura etérea, una mujer envuelta en un manto blanco, con un aura de serenidad y poder. Su rostro era hermoso, pero sus ojos estaban llenos de una sabiduría y tristeza infinitas. Era la Dama Blanca, la entidad que residía dentro de la espada.
—Has venido a buscar mi poder, joven guerrero —dijo la Dama Blanca, su voz suave como el viento, pero cargada de autoridad—. Pero el poder que anhelas no es algo que se otorgue a la ligera.
Patrick dio un paso adelante, inclinando la cabeza en señal de respeto. —Estoy dispuesto a enfrentar cualquier prueba que sea necesaria. Quiero demostrar que soy digno de llevar esta espada y proteger a aquellos que no pueden defenderse.
La Dama Blanca lo observó con una mirada penetrante, como si escudriñara su alma. —La prueba que debes enfrentar es una prueba de sacrificio y fe. Para despertar mi verdadero poder, debes estar dispuesto a sacrificar algo que aprecias, algo que consideras esencial para tu existencia.
Patrick sintió un nudo en el estómago. No esperaba que la prueba fuera tan personal y desafiante. Pero su resolución no flaqueó. —Estoy dispuesto —repitió, con determinación en su voz.
La Dama Blanca asintió lentamente. —Muy bien. Entonces, prepárate.
Con un gesto de su mano, la Dama Blanca desvaneció la luz que la rodeaba, dejando el bosque sumido en una oscuridad aún más profunda. De repente, Patrick y Samantha se encontraron de pie en un vasto abismo, sin rastro del claro o del altar.
Patrick miró a su alrededor, buscando algún indicio de lo que debía hacer. Fue entonces cuando vio una figura familiar apareciendo en la distancia, caminando hacia él. Su corazón se detuvo al reconocerla: era su hermana pequeña, Alia, a quien había perdido hace muchos años en una tragedia que todavía lo perseguía.
—Patrick… —La voz de Alia era un susurro, pero llegó claramente a sus oídos.
Patrick sintió un dolor agudo en el pecho. Sabía que esto no podía ser real, que era parte de la prueba, pero verla ahí, tan viva, hizo que todos sus recuerdos y emociones reprimidas se desbordaran.
—Alia… —murmuró, sin poder contener las lágrimas.
La figura de Alia se detuvo frente a él, mirándolo con una mezcla de tristeza y amor. —Para despertar el poder de la Dama Blanca, debes dejarme ir, Patrick. Debes sacrificar el dolor y la culpa que has llevado todo este tiempo.
Patrick sintió como si su mundo se estuviera desmoronando. ¿Cómo podía dejar ir el recuerdo de su hermana, el dolor que lo había impulsado a seguir adelante, a convertirse en el guerrero que era ahora?
—Si no lo haces, nunca serás capaz de manejar mi poder —dijo la voz de la Dama Blanca, resonando en el vacío—. Debes dejar ir el pasado, Patrick, para poder proteger el futuro.
Patrick cerró los ojos, luchando contra el torrente de emociones que lo inundaba. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, tomó una decisión. Abrió los ojos, miró a la figura de Alia, y asintió lentamente.
—Te dejo ir, Alia —dijo, con la voz quebrada—. Pero nunca te olvidaré. Tu memoria vivirá en cada acción que tome para proteger a los inocentes.
La figura de Alia sonrió, una sonrisa que lo llenó de paz. Luego, lentamente, comenzó a desvanecerse, hasta que no quedó nada más que la oscuridad.
El abismo desapareció, y Patrick se encontró de nuevo en el claro del bosque, junto al altar. La Dama Blanca estaba frente a él, su expresión ahora más suave.
—Has pasado la prueba, Patrick —dijo ella—. Has demostrado que eres digno de llevar mi poder. A partir de ahora, la espada Dama responderá a tu voluntad, y su verdadero poder se revelará con el tiempo.
Patrick sintió un peso enorme levantarse de sus hombros. Había superado la prueba, pero también había cerrado una herida que llevaba abierta durante años. Con una nueva determinación, tomó la espada, que ahora brillaba con una luz más intensa, y la envainó.
Samantha, que había sido testigo de todo, se acercó a él. No dijo nada, pero su mirada reflejaba comprensión y respeto por lo que Patrick había pasado.
—Es hora de seguir adelante —dijo Patrick, mirando hacia el bosque—. Tenemos una misión que cumplir, y ahora estamos un paso más cerca de lograrla.
Con la espada Dama en su poder y una nueva resolución en su corazón, Patrick y Samantha se dispusieron a dejar el Bosque de las Sombras, sabiendo que su viaje solo se volvería más peligroso y desafiante a partir de ese momento.