AMOR AMENAZADO, Obsesiones Que Matan

Edward estaba revisando a su paciente, y cada vez que le pedía que le alcanzara algo, la enfermera principal aprovechaba para tocarlo de alguna manera, ya sean sus manos, sus brazos o sus hombros; su paciente era una mujer mayor y no quería incomodarla, aunque la hija que lo acompañaba podía darse cuenta del fastidio del médico; él para no alterar a su paciente solo toleraba como podía a la enfermera que no sabía cómo actuar de manera profesional.

- "Señora Urrutia todo está en orden, pronto va a poder dejar el hospital", dijo Edward Safra.

- "Gracias a usted, doctor. Ha hecho un excelente trabajo", expresó la anciana con una sonrisa, estaba muy agradecida con su médico, la había atendido con gran dedicación.

- "Y usted ha sido una excelente paciente. Mañana la daré de alta, por favor siga todas las indicaciones en casa, no la quiero volver a ver internada en el hospital", manifestó Edward.

- "Me aseguraré que siga las indicaciones, muchas gracias por todo", comentó la hija de la anciana, el médico le explicó paso por paso lo que debía hacer.

Edward se despidió, afuera de la habitación, la enfermera tomó la mano de Edward, quien no estaba dispuesto a tolerar tal acoso, y quería ponerle un alto de inmediato.

- "Ha hecho un excelente trabajo, doctor Safra", dijo la enfermera con coquetería. Edward se soltó de inmediato del agarre.

- "No vi la necesidad de tocarme todo el tiempo, ¿tiene la costumbre de hacer todo eso con mis colegas?", manifestó Edward, con mirada molesta.

Aunque algunas veces había hecho eso con algunos médicos, con ninguno había obtenido un rechazo, y peor de esa manera, estaba realmente muy avergonzada; el resto de personal asistencial también se dio cuenta del incómodo momento. Aunque Edward había sido abordado muchas veces en su vida, seguía sintiendo la misma incomodidad, cada vez que se enfrentaba a esas situaciones problemáticas, por eso prefería poner un alto desde un inicio, aunque eso pueda hacerlo ver equivocadamente como un presumido, pero prefería eso a tener que soportar insinuaciones que le molestaban.

- "Disculpe, doctor", dijo la enfermera, que en ese momento quería que la tierra la tragara.

- "No quiero una disculpa, solo quiero que no se vuelva a repetir, de preferencia mande otra profesional a acompañarme; si usted vuelve hacer algo similar presentaré mi queja por escrito a la Dirección, nada de esto es correcto", manifestó Edward, saludó al resto y fue al ascensor.

La enfermera fue corriendo al baño, sus colegas que la conocían estaban felices de que alguien le haya hecho el pare, algunos médicos habían terminado cayendo y ella se creía mejor que el resto, pese a que ninguno finalmente haya formalizado seriamente con ella; su comportamiento no era algo propio de una profesional y dejaba mal parado al grupo de enfermeras en ese hospital.

Ara Park no conocía aquellos antecedentes, se preguntó qué tipo de persona era Edward Safra, fue a tomar su carro de curas, y siguió con sus visitas al resto de habitaciones, el resto de especialistas para los otros pacientes llegarían pronto.

Por otro lado, Bea por más que intentaba controlarse, le parecía imposible, la habían ofendido sin ningún fundamento y Yolanda lloraba como si hubiese reaccionado exageradamente a su comentario malvado.

- "Adrián esa mujercita me golpeó, mira como me dejó el rostro", manifestó Yolanda entre sollozos y mostrando su mejilla extremadamente roja.

- "Señorita Salinas, ¿qué significa todo esto?", preguntó Adrián.

- "Ella me insultó, sé que no debí perder los papeles, pero no podía permitir que me acusara de algo sin fundamento", respondió Bea lo más serena que el momento le permitía.

- "¿Qué fue lo que le dijiste, Yolanda?, me gustaría saber", comentó Kevin, conocía a esa abogada, y no podía confiar en sus palabras.

- "No importa lo que haya dicho, esa mujer me golpeó y claro que vas a salir en su defensa", replicó Yolanda.

- "Le dijo que era tu golfa", comentó un abogado que estaba cansado de Yolanda.

Él tuvo que esperar su ascenso, porque en ese entonces Yolanda se acostaba con Adrián, no entendía cómo podía reclamarle a otra, una conducta que ella había tenido, especialmente porque para él, Beatriz Salinas era una mujer extremadamente profesional.

- "¿Mi golfa?", inquirió Kevin, con gesto adusto, él siempre se cuidó de no involucrarse con alguien del bufete.

- "Yo... Bueno... Es que... Todos piensan igual, solo que no lo dicen, ella llegó oliendo a tu perfume, para un hombre a veces es difícil resistirse ante una resbalosa", manifestó Yolanda.

Bea apretaba los puños, quería irse encima de ella, pero tenía que mantener la compostura, iba a decir algo, cuando Kevin la quedó mirando.

- "La señorita Salinas se quedó corta, debió arrastrar el piso contigo. (Yolanda retrocedió) No tengo por qué explicarlo, pero lo hago no por mí, sino por ella, Beatriz tuvo un pequeño accidente y su blusa se manchó, le presté mi saco para que se cubra, supongo que eso originó que se impregne el aroma. Yolanda para ser abogada deduces sin tener el cuidado debido, si tuviera algo con la señorita Salinas no lo ocultaría, pues sería algo serio y formal, sé muy bien la diferencia entre una mujer decente y una resbalosa, como tú, comprenderás", dijo Kevin, conocía perfectamente los antecedentes de Yolanda y que tanto se había involucrado con su tío.

Bea quedó mirando a Kevin, eso era extraño para ella, en la mayoría de los casos él parecía mayormente indiferente cuando estaba de becaria en aquella firma, y más aún cuando empezó a salir con Bruno; jamás imaginó que de alguna manera la había protegido en todas las situaciones problemáticas que había tenido durante todo ese día.