El Trato, ¿Venganza O Amor?

Beto ingresa casi corriendo detrás de Federico, no tuvo tiempo de avisarle a Alessandro, pues la seguridad reconoció al señor Federico y lo dejo ingresar sin problema, para cuando Beto lo recibió, Federico paso directamente al estudio a sabiendas de que su nieto seguro estaba ahí y si dejaba que Beto lo anunciara corría el riesgo de que no lo recibiera, pues todavía debe estar enojado por lo del compromiso.

En tanto Walter se quedó en la sala, riendo por la situación de Federico que está prácticamente colándose en casa de su nieto como una mujer celosa.

- Walter, tanto tiempo. – Saluda Martha, quien lo conoce de hace años, pues ella y Beto trabajaron para Federico hasta que Alessandro se fue de la casa y ellos se fueron con él.

- Martha cuanto tiempo, ¿Cómo has estado? – La saluda alegre Walter ellos son muy buenos amigos, de vez en cuando se hablan sobre todo cuando Federico quiere saber sobre su nieto.

- Muy bien, te ofrezco te o café, aunque estoy muy sorprendida por la repentina visita del señor Federico, desde que mi niño, volvió al país, nunca había vendido. – Inquiere Martha desconcertada por la situación.

- Lo sé, pero sabes que siempre se preocupa por él, así que decidió venir directamente, pero bueno si quieres trae un café y platicamos un poco mientras ellos hablan.

- Muy bien. – Accedió Martha retirándose a la cocina para mandar a preparar el café, ya tenían un poco listo, pues sabe que a Alessandro le gusta tomar café mientras trabaja y Aria también le había pedido uno, pero no contaban con que habría más visitas, pensando en eso se preguntó si Federico sabría de ella.

Beto por su lado vio que ya no había mucho que hacer ahí, así que solo dijo:

- Señor, ya les traigo café para que hablen amenamente. – Dicho esto Beto se retiró para ir por los cafés.

- Abuelo, ¿Qué haces aquí? – Pregunta Alessandro sin salir de su asombro, no había ni la más remota posibilidad que eso pasara, pero ahí estaba su abuelo sentado frente a él, así que no era una posibilidad en ese momento es una realidad.

- ¿Es así como me recibes?, de verdad que eres desconsiderado. – Le reclama Federico, pasando a sentarse al sofá que tiene Alessandro en la oficina, acción que Alessandro imito levantándose de su silla para acercarse a él.

- Abuelo, no me malentiendas me alegro de verte es solo que tu si me necesitas me llamas, nunca habías venido a buscarme. – Alega Alessandro, aunque está bastante desconcertado, habla con calma, es su abuelo, la verdad es que no podría enojarse con él.

- Pensé en que, si te llamaba seguramente no irías, todavía debes estar enojado por lo sucedido la última vez en la mansión, ¿no es así? – Consulta Federico.

- No estoy enojado. – Responde Alessandro sinceramente, ya conoce a su abuelo así que de nada le sirve enojarse por esas cosas. – Pero te advierto que aun cuando no estoy enojado, no pienso seguirte la cuerda en tus locuras. – Agrega aun si Alessandro tiene un gran respeto y amor por su abuelo, siempre le dice las cosas directamente.

En lo que Federico quiere empezar a convencer a Alessandro de lo que ganaría con una esposa, la situación afuera es más divertida, pues los viejos amigos están echando chisme de sus jefes, en lo que traen el café.

- Debiste avisarme que venían. – Reclama Beto, mientras Walter se ríe.

- No creí que fuese necesario, la verdad es que vi al señor Federico tan preocupado por el joven Alex que solo se me ocurrió decirle que viniera a verle y le expresara su preocupación, de esa manera les sería más fácil comunicarse. – Explica Walter, mientras Beto y Martha asienten entendiendo su punto.

- Bueno eso es verdad, mi niño ha crecido muy cerrado a expresar cualquier tipo de sentimiento, sobre todo desde la muerte de la señora, se volvió aún más indiferente y aunque el señor Federico estuvo ahí para él, también estaba ocupado trabajando, nosotros intentamos darle mucho amor, pero no fue lo mismo, aun así, mi niño es muy especial. – Dice con nostalgia Martha.

- Es verdad. Además, el señor Guillermo muestra especial consideración por su hijo menor, dejando a mi señor aún más solo. – Confirma Beto, con un suspiro de pesar acompañado por Walter, pues también ha sido testigo del desprecio que tiene Victoria y Cristian por Alessandro, mismo que Guillermo parece avalar. Dejando a su joven Alex sin nadie en quien confiar.

- Bueno, pero estoy segura que todo eso ahora va a cambiar totalmente. – Afirma Martha con confianza pensando en la esposa de su niño.

Estas palabras dejaron confundido a Walter que se dispuso a preguntar, pero antes de eso, llego el café, Martha se dispuso a servirlo, mientras Beto se acercaba a tomar la bandeja para los señores.

Walter se acercó la taza, dejándose llevar por su delicioso aroma estaba a punto de dar un sorbo, cuando como una parición vio bajar por las escaleras a una hermosa mujer, que iba tan distraída en su mundo que ni siquiera se percató que había alguien extraño en la sala y se dirigió directamente al estudio.

Beto, quiso detenerla, pero fue tarde al llegar toco a la puerta, recibiendo la orden de pasar, pues Alessandro pensó que sería Beto con los cafés.

- Bien de que querías hablar conmigo. – Entra exponiendo fuertemente Isabella para pasar a percatarse que dos pares de ojos la miraban. – Cariño.