Marcus ha reencarnado en Amanda, la emperatriz cuya vida termino en una muerte miserable, pero ahora, cambiara todo, sobrevivirá y se vengara de quienes le arruinaron la vida.
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capítulo 5
Mientras Emilia iba por las yerbas (Marcus) Amanda se levantó con cuidado de la cama, buscó un espejo para poder mirar el rostro que tenía ahora; cuando se paró frente a este, miró un cuerpo escuálido mal nutrido un cabello de un color blanco muy bonito, pero muy dañado y por último pudo notar un rostro ya casi dañado por el acné sin dejar de mencionar unas cejas que casi chocaban una con la otra, en ese momento entendió al príncipe cuando quería cambiar de prometida, y es que la dueña de ese cuerpo al parecer no tenía ni un poquito de amor propio
Buscó una hoja y algo para escribir y empezó a anotar lo que recordaba de la novela, llegando a la conclusión que él llegó justo cuando la novela estaba por terminar y según lo que recordaba Abel era el único además de Emilia que se preocupaba por Amanda, tenía que averiguar si era amor o lástima lo que Abel sentía, también tenía que vengarse de ese estúpido emperador por qué no había excusa para tratar como trató Amanda, ya que cuando venían los recuerdos de la dueña del cuerpo, sentía que le dolía el pecho al pensar en el estúpido del emperador
Pero sus queridos tíos y primita no se iban a quedar sin su parte, sentía la necesidad de hacer justicia por la dueña de ese cuerpo, cuando le venían los recuerdos de Amanda veía como todos la trataban mal incluyendo a la gente del pueblo
Cuándo término de anotar todo lo que recordaba, se puso a pensar como iba a hacer para empezar con su venganza, pero no tenía dinero que en ese momento era lo primordial, fue y busco en su guarda ropa y solo encontró vestidos de muy mal gusto que nadie los compraría, no entendía cómo Amanda había permitido que la dañaran tanto, pero él no es Amanda y que se preparen todos
Cuando llegó Emilia con las yerbas, Amanda le pidió traer unos trastos y algunas cosas para preparar su crema, menos mal había todo lo que le pidió, en ese momento agradecía haber estudiado química, una vez lista se dio un baño se aplicó la crema que había preparado y se acostó a dormir, Emilia no entendía como su señorita sabía tanto, si toda la vida han estado juntas y nunca salia de su habitación a no ser estrictamente necesario y luego volvía corriendo a su habitación, pero eso preguntaría después, esa semana Amanda no iba a salir de su habitación hasta que sus heridas sanaran
Después de una semana Amanda estaba como nueva, buscó sus joyas y le pidió el favor a Emilia que las vendiera, mientras ella hacía cuentas para montar un restaurante
Cuando Emilia regresó con el dinero Amanda lo recibió y lo contó, se dio cuenta de que no iba alcázar, pero se le vino una mejor idea a la mente, así que le dijo Emilia que la ayudara con el baño se vistió y salió rumbo a la oficina del emperador, pidió a los guardias que estaban parados en la puerta de la oficina que la anunciarán, estos un poco dudosos fueron con el emperador y le avisaron que la emperatriz estaba en la puerta, Santiago frunció el ceño y dijo háganla pasar y volvió a agachar la cabeza en sus papeles
Amanda entró haciendo una reverencia, Santiago sin levantar la cabeza concentrado en sus papeles le dijo ---¿que quieres? ---Amanda sintió enfurecer, pero se contuvo y hablo tranquila y lo más calmada que pudo
---Vine por dos cosas, la primera es que estoy a disposición del emperador para hacerme cargo de mis tareas como emperatriz y la según para exigir mi mesada, desde que me case con usted no la he recibido y ya son meses---
Santiago se sorprendió por lo que dijo, levantó la cabeza para mirarla con el ceño fruncido y respondió ---al parecer los azotes te dañaron parte del cerebro, hasta donde sé, no estudiaste para el cargo no tienes etiqueta ni la capacidad de llevar este trabajo y con respecto a tu mesada esta bien voy a arreglar todo para que se te dé lo que corresponde y por cierto si lo que quieres es llamar mi atención déjame decirte de antemano que eso no servirá--- Amanda solo empuño sus manos en su vestido para poder calmarse y no decirle unas cuantas verdades
