Zaria renace después de pasar una vida cruel con un final desastroso, ella decide vengarse, pero descubre un gran complot detrás de todo y el maldito Emperador es...
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Cap. 5 Padre, no lo pienses mucho
El hermoso rubio se apartó de su hermana mientras que ella le da una nalgada para que se aleje.
* Hija, ¿no me contestaste, el emperador te ha hecho algo malo? _ dijo mirándola fijamente.
* No, en realidad no me ha hecho… nada _ dijo entre risas mientras que su padre no entendía.
* Padre, no lo pienses mucho, su hija ha venido a entrenar como siempre, solo quería verte y pedirte que te quedes unos días _ dijo con una sonrisa mientras que el Duque asiente.
Galatea la madre de Zaria salió de la casona y corrió a su hija dándole un gran abrazo, no puede creer que ella no esté con su marido en el palacio imperial.
* Mi vida tu… _ pero Zaria no la dejó terminar.
*Mami, solo vine de visita y para entrenar, sabes que tu hija es disciplinada en todo _ dijo sonriente mientras que Galatea la mira sonriente, sabe que su hija es fuerte y voluntariosa, cuando supo de las concubinas del emperador no podía creer que les hayan ocultado eso a propósito, está segura de que ellos sabrían su reacción, la cancelación sería inmediata.
* Mi amor, ¿esas mujeres?… _ dijo Galatea apretando la mandíbula.
* Esas zorras no son nada para tu hija madre, pronto les daré una lección para que no se atrevan a querer hacerme algo, pero ahora no hablemos de eso, me voy a cambiar, quiero entrenar con Cilio, me muero por darle una paliza en la batalla _ Zaria corrió dentro de la casa y se cambio a velocidad de la luz, se fue directo al campo de entrenamiento donde un joven de su edad la recibió con un gran abrazo, el trigueño era un hijo de un vizconde de baja categoría, pero el joven era muy dedicado y amable, además que era muy apegado al Duque que tenía los valores y la moral recta que debería tener un noble, era su más ferviente seguidor.
* Zay, eres una emperatriz ¿Qué haces aquí? _ dijo él mirándola sorprendido.
* Vengo a entrenar tarado, ¿Qué más?, _ dijo ella con una sonrisa mientras sacaba su espada de entrenamiento para comenzar de una vez.
El chico levantó las cejas, no sabe lo que pasa, pero parece que el emperador va a tener que lidiar con esa testaruda y altanera amiga suya.
*Pensé que estarías adolorida, ya sabes, la noche de bodas, el desvelo, pero te veo demasiado compuestita _ dijo entre risas mientras Zaria rodaba los ojos con fastidio.
* No seas ridículo, ese hombre tiene cinco mujeres que satisfacer, felizmente, yo no estoy en el menú, así que me es fácil hacer lo que quiero _ dijo sonriente mientras que Cilio apretó los labios, parece que él emperador va a tener serios problemas.
Ellos empezaron a entrenar con dedicación, Zaria era un prodigio con la espada, era imbatible, luchaba con cada uno de los soldados de su padre mientras que nadie podía derrotarla, a lo lejos, Priano veía el espectáculo, ella era fuerte, invencible, su mirada certera, sus movimientos ágiles y elegantes, su aura dominante eran cautivadoras, miraba como los soldados la miraban y era admiración pura, otros la deseaban pero ocultaban sus sentimientos, saben que ahora es la emperatriz pero no pueden evitar admirarla.
Cuando el entrenamiento terminó ella y Celio hicieron una carrera hacia la casona, ambos iban riendo y empujándose, mientras decían groserías el uno al otro, sin darse cuenta al llegar a la puerta se toparon con la mirada escrutadora de Priano que los miraba con furia.
Zaria al verlo puso la cara larga, ¿Qué carajos hace aquí?, pensaba la niña, en su otra vida ese hombre ni siquiera la miraba, pasaban semanas para verlo, pero ahora anda hasta en la sopa.
* Saludos majestad, señor del imperio _ dijo Zaria haciendo una reverencia mientras que Cilio se inclinó educado haciendo una reverencia al emperador.
* Saludos emperador, Señor del imperio _ dijo tranquilo.
Priano miró a ambos y asintió con la cabeza, no quería hablar o diría una barbaridad, quería darle unas nalgadas a su esposa por ser tan atrevida de dejar el palacio y ahora la ve jugueteando con un jovencito como si nada.
* La emperatriz no avisó que salía, no debe dejar el palacio, así como así, cualquiera diría que ha abandonado a su marido en el primer día _ dijo mirando a Zaria que lo mira a los ojos con frialdad.
* El emperador debe estar ocupado con tantas…, ocupaciones, no quería ser una…, más de esas…, ya quisiera yo abandonarlo, pero no voy a dejar que caiga la reputación de mi familia que es tan querida por la población, solo he venido a entrenar, no creo que eso sea un problema _ dijo Zaria tranquila mientras que Priano aprieta los diente para luego mirar a Cilio, es muy guapo y ellos parecen tener una relación íntima.
El joven solo miró a un lado esperando no ser decapitado en ese lugar, seguramente vio cuando ellos estaban dándose empujones y diciendo palabrotas.
* La emperatriz debería portarse como una dama y no ser tan cercana a otros hombres, su reputación depende de su conducta, no queremos que duden de la naturaleza del heredero al trono _ dijo Priano sin saber lo que decía, Mitrán apretó los labios para no reír, no entiende lo que le pasa a su amigo, hace 24 horas juraba que solo usaría a Zaria y al traidor de su padre para despojar al Duque de todo, pero ahora parecía ¿celoso?