La Venganza De Leia

el duque se recostó un instante en su silla, intentando calmar la furia que todavía quemaba en su pecho, pero pronto otra imagen comenzó a formarse en su mente.

[maldita sea… ¿cómo es posible que esa niña…?]

en su mente apareció Leia, con un vestido elegante, su cabello rubio brillante cayendo sobre los hombros, riendo despreocupada entre jóvenes guardias de su edad, tomando una copa con gracia y disfrutando de cada momento de la fiesta que ella misma había organizado.

La respiración de él se volvió rápida, sus puños se apretaron sin que él se diera cuenta.

[¡insoportable! ¡y tan… hermosa!]

no pudo más, sin pensar en consecuencias, salió de la oficina y montó su caballo con rapidez, sus botas golpeando los estribos, la capa ondeando tras él.

[ire a la mansion de la costa.. voy a ver con mis propios ojos qué hace esa niña… y que nadie intente detenerme.]

el viento azotaba su rostro mientras galopaba, la furia y la fascinación mezcladas en cada latido de su corazón. por primera vez en mucho tiempo, no era la autoridad ni el deber lo que lo movia, sino una mezcla explosiva de celos, curiosidad y algo más profundo que ni él mismo quería admitir.

y mientras el paisaje pasaba veloz a su alrededor, la idea de Leia riendo entre los guardias lo volvía loco..

casi cuatro horas despues, el duque llegó a la mansion de la costa. el sonido del mar chocando contra las rocas acompañaba el eco de los cascos de su caballo. al acercarse, vio luces, música, y risas… demasiadas risas.

descendió del caballo con una mirada helada y avanzó con paso firme. los guardias se inclinaron al verlo, y las risas comenzaron a apagarse una a una.

lo primero que vio fue a Leia. estaba de pie junto a la mesa central, riendo con Valery mientras probaban unos bocadillos. su cabello brillaba bajo las luces cálidas, y la sonrisa que tenía era tan genuina que por un instante él se quedó inmóvil.

pero solo un instante.

la música se detuvo en seco. los músicos bajaron los instrumentos, los sirvientes se quedaron petrificados, y los invitados, que hacía unos segundos reían, quedaron en un silencio tenso.

Leia levantó la vista y lo vio. su sonrisa se desvaneció lentamente, no por miedo, sino por sorpresa. luego, inclinó la cabeza con una calma casi provocadora.

Leia: mi señor duque… no esperaba que viniera..

Duque: no pareces muy feliz por verme

Valery nerviosa, dejó caer el plato que sostenía. el sonido del cristal rompiéndose resonó en el silencio absoluto.

Leia, sin perder su compostura, dio un pequeño paso al frente y sonrió.

Leia: solo estábamos celebrando el fin de año.. no sabía que también tenía que pedir permiso para reírme.

el duque la observó en silencio, sin moverse. su mirada se posó en sus labios, luego en los invitados, y finalmente en el guardia joven que le ofrecía una copa de vino a ella.

Duque: no, Leia… no necesitas permiso para reírte. pero si vas a celebrar algo… será conmigo.

y el murmullo contenido de la sala pareció romperse en mil pedazos cuando él se acercó mas, con la tormenta aun en la mirada y una sonrisa que no prometia calma.. hizo él un gesto rapido con la mano hacia el musico, que entendió al instante y comenzó a tocar un ritmo suave pero firme. la música llenó el salón, pero todos los ojos estaban en Leia y el duque.. extendió la mano y la tomó con fuerza elegante. antes de que pudiera reaccionar del todo, la levantó casi en brazos, pegando su cuerpo al suyo de manera que ella apenas tuvo tiempo de sorprenderse.. con su mano izquierda la ajustó en la cadera, asegurandose de que no se apartara, mientras la derecha permanecía firme, sosteniendola cerca. la diferencia de altura hacía que su respiración rozara su oído, cálida y temblorosa, y cada palabra que susurraba.. parecía tener un efecto eléctrico sobre él..

Duque: Leia… cada vez que te veo reír… me vuelves loco.

ella sintió cómo su corazon latia con fuerza, y a pesar del toque firme del duque, no había miedo. habia desafio, curiosidad, diversion..

Leia (susurro): duque.. parece que esta musica es solo para nosotros, ¿no?

él la miró a los ojos, y un hilo de sorpresa y admiración cruzó su expresión antes de que retomara el control, moviendose al ritmo de la musica, pegado a ella, con la intensidad creciendo en cada giro y cada paso que daban en el centro del salón.

Los invitados permanecieron en silencio, incapaces de apartar la mirada, mientras la tension entre los dos era casi tangible, una mezcla de juego, desafio y deseo contenida en cada respiración compartida.

Leia apoyó sus manos suavemente en el cuello del duque, inclinandose un poco más hacia él. Su respiración rozaba la suya, y la sonrisa en sus labios era juguetona pero desafiante.

Leia: duque… ¿por qué está aquí?

él la miró, sus ojos oscuros fijos en los de ella, conteniendo la mezcla de furia, frustración y deseo que lo recorría.

Duque: porque… porque nadie, nadie mas que tú podría hacerme venir corriendo e interrumpir mi día así… es que imaginar… verte reír frente a todos, como si yo no existiera… me volvió loco..

Leia (susurro): entonces… ¿viniste a arruinar mi fiesta o a disfrutarla conmigo?

Duque: ambas cosas.. pero sobre todo… por ti.

Ella rió suavemente, sintiendo cómo cada palabra y cada movimiento suyo los envolvía en una tensión eléctrica que hacía que todo el salón desapareciera a su alrededor.

cuando la música llegó a su fin, Leia aprovechó el último instante de cercanía. se inclinó apenas, sus labios rozando suavemente la comisura de sus labios un gesto fugaz pero cargado de intención.

él la miró, sorprendido, el corazón acelerado y la respiración algo entrecortada. por un instante, todo el salón desapareció para ambos.

Leia se separó con una sonrisa traviesa, dando un paso atrás y dejando espacio entre ellos, su mirada brillando con desafío y diversión.

Leia: hasta aquí, duque.. todavía hay reglas que seguir, ¿recuerdas?

él la observó alejarse, incapaz de moverse, sintiendo cómo ese pequeño beso había encendido una mezcla de furia y fascinación que no podía controlar. los invitados comenzaron a aplaudir tímidamente, pero él apenas no noto nada, concentrado unicamente en la figura de Leia, que se desvanecia entre los demas, dejandolo con una mezcla de enfado y deseo que lo dejaria inquieto toda la noche.