Renací en un mundo mágico y elijo el camino de la venganza.
El mundo mágico también incluye las novelas
1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para Lilith
3) La identidad secreta del duque
4) Revancha de época
5) Una asistente de otra vida
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
19) La noche inolvidable de la marquesa
20) Ni villana, ni santa
21) Salvando a mi Ernesto
22) Cartas para una princesa
23) Ya te olvidé
24) Dulce Prisión
25) Secretos de una pasión
** Todas novelas independientes **
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Nuevos Planes
Dias despues Leia escucho el rumor antes del desayuno, las sirvientas lo decian bajito en la cocina mientras partian pan, y Leia, escondida detras de la puerta, casi deja caer la taza de la emocion. el duque Donnely habia hecho una inspeccion sorpresa en los puertos, y los mercaderes, esos mismos que ella habia mencionado, habian sido atrapados con artefactos magicos prohibidos por el imperio.
[oh por todos los cielos.. el hombre me creyó... y encima lo comprobó]
salio al jardin casi flotando, tarareando una cancion vieja, una de esas que su madre biológica le cantaba cuando era pequeña, algo sobre la suerte y los astros. Leia no era cantante, pero la alegria le salia por la garganta sin pedir permiso. daba vueltas entre las flores, se inventaba pasos, levantaba la falda un poco, riendo sola como si el aire le contara chistes.
Lady Corinne: Leia.. por favor compórtate, una señorita no debe andar cantando en el jardin como una campesina, es una conducta muy poco adecuada
Leia: tiene razon madrastra, perdoneme... olvidé que aqui solo se canta cuando alguien muere o cuando fingimos ser felices
Lady Corinne: no te entiendo, niña
Leia: no se preocupe.. no todos los idiomas se aprenden en los salones, algunos se entienden solo cuando uno tiene conciencia..
la madrastra la miro con la boca apenas abierta, intentando decidir si aquello habia sido una insolencia o un cumplido raro. Leia, divertida, recogio una flor del suelo y la olio como si nada.
Lady Corinne: deberias cuidar lo que dices..
Leia: oh claro, lo hago todo el tiempo.. solo digo la verdad envuelta en papel bonito, asi no se ofende nadie
y antes de que la baronesa pudiera replicar, Leia se alejo dando un giro con la falda, tarareando de nuevo, feliz, porque por primera vez algo en su vida salia como ella queria.
Leia estaba convencida que el duque Donnely la recibiria apenas supiera que ella tenia razon, pero pasaron los dias y nada. al principio penso que estaba ocupado, que un hombre tan importante tendria mil asuntos antes de atender a una chica “excentrica”, como le decian en casa. pero ya iban tres dias, luego cinco, luego una semana entera y ni una nota, ni una mirada, ni un simple “no me moleste”.. asi que leia decidio que si el duque no queria verla, ella lo haria ver igual.. primero fue al cuartel donde solia entrenar, y el guardia le dijo con voz seca que el duque estaba “en misiones oficiales”. luego fue a la mansion Donnely, con un pastel en las manos fingiendo una visita cortes, pero el asistente la saludo con la sonrisa mas falsa del imperio.
Sir Davies: su excelencia no recibe visitas hoy, señorita Tudor
Leia: y mañana?
Sir Davies: tampoco, señorita Tudor
Leia: entonces... nunca?
el hombre carraspeo, sin saber que responder.
Sir Davies: nunca es una palabra muy definitiva, señorita, pero... digamos que no en el futuro cercano..
Leia lo miro como si quisiera tirarle el pastel en la cara, pero respiro hondo y sonrio.
Leia: pues entonces esperare..
y esperó.
se aparecia cerca de la mansión con la excusa de “pasear”, merodeaba los entrenamientos de los jinetes, se disfrazaba con capuchas ridiculas para ver si lograba interceptarlo, pero nada. el duque parecia evaporarse cada vez que ella estaba cerca. incluso una vez le lanzo una nota doblada por la ventana de su carruaje, y solo consiguio que uno de sus hombres la atrapara en el aire y se la devolviera con un “excelente punteria, señorita”.
paso un mes entero. Leia ya estaba al borde de gritarle al cielo. en su diario escribía.. “si este hombre no aparece pronto, lo declarare oficialmente mi enemigo natural”.
pero lo que Leia no sabia era que, en su mansion, el duque Donnely si sabia perfectamente todo lo que ella hacia. su asistente, sir Chris Davies, le informaba casi con orgullo.
sir Davies: duque, hoy la señorita Tudor se escondio detras de un arbusto frente a su ventana durante tres horas.
Duque: tres horas? esa niña tiene mas paciencia que algunos soldados.
sir Davies: tambien dejo una nota, excelencia.
Duque:ah, que decia esta vez?
sir Davies: “no sea cobarde”.
Donnely solto una carcajada tan fuerte que Chris tuvo que mirar hacia otro lado para no reirse tambien.
Duque: una chica interesante, sin duda.. pero no lo suficiente para hacerme perder el tiempo.
Leia se rindio unos dias despues, cansada de perseguir sombras que se evaporaban, y decidio que ya no perderia mas tiempo persiguiendo a un hombre que jugaba a las escondidas. era mas util, pensó, escarbar en lo suyo, en la casa, en los papeles, en las migajas que dejarian los tramposos cuando creyeran que nadie miraba.
se levanto temprano como siempre, pero con menos prisa, como quien abandona una obsesion y adopta otra. se puso ropa comoda, algo que no hiciera ruido al moverse por los pasillos, y se dedico a revisar la correspondencia, a escuchar puertas, a hablar con criadas bajo la promesa de un favor futuro. no decia que buscaba venganza, decia que queria organizar un pequeño concierto de salon y necesitaba listas y nombres.. mentira pequeña y util.
encontraba facturas que olian a cuentas falsas, recibos con sellos que no coincidian, y una vez, en el desvan, un paquete mal envuelto que llevaba dentro frascos con un polvo que brillaba cuando la luz lo tocaba. se detuvo, lo estudio como quien mira un bicho raro en la mano, y tomo una nota mental: "guardar lejos de la cocina. posiblemente explosivo”
las criadas la miraban con curiosidad; algunas empezaron a confiar en ella porque Leia les hacia pequeños favores, o las escuchaba sin risa, cosa rara en la casa Tudor. una criada, Petra, le confeso que habia visto noches en que mensajeros extranjeros entraban por la puerta lateral, con bolsas pesadas y ojos nerviosos. Petra no sabia leer sellos, pero recordaba las botas y el olor a sal. Leia le sonrio y le prometio un hermoso vestido para su hija si seguia hablando.
poco a poco el rompecabezas se armaba.. envios nocturnos, nombres que aparecian y desaparecian de las listas, pagos que no tenian registro en la contabilidad oficial. cada hallazgo era una pequeña victoria, como arrancar una costura sin que la tela se deshaga del todo. y Leia se sentia mejor; el enfado se convertia en trabajo, y el trabajo en plan.
una tarde, mientras revisaba un cajon en el cuarto de costuras, encontro una carta arrugada, escrita con una caligrafia elegante que ella recordaba de las servilletas que habia soñado. la carta hablaba de "entregas a la bahia" y mencionaba un nombre.. Casa Maren, y una fecha proximamente. Leia sintio un breve destello de triunfo y tambien miedo.. la informacion era demasiado clara para ser casual. la escondio en el forro del vestido y se fue a la ventana a mirar el cielo, pensando en como convertir esa hoja en una trampa.
se estaba acomodando a la idea de que podia vengarse sin duque o sin que nadie la viera venir, cuando un ruido de pasos apresurados la saco de sus pensamientos. levanto la vista y vio a su madrastra asomarse por el pasillo, con esos ojos que parecen cortados a filo. por un segundo Leia penso que la descubrian, que la casa habia terminado por morderla, pero la baronesa solo paso sin mirar, distraida, con una carta en la mano. Leia contuvo el aliento hasta que la figura desaparecio.
[casi]
y se rio con el sonido bajo de alguien que esta disfrutando un juego peligroso.