Después de años de matrimonio con Josue de un momento a otro me pide el divorcio. Como volveré a confiar en los hombres?
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Cada vez más cerca
En el trabajo las cosas iban bien, siempre ocupada, Rogelio el supervisor machista me daba muchos dolores de cabeza, ya teníamos algunas quejas de su comportamiento, se portaba grosero con las secretarías y tenía mal carácter para con los demás empleados, una de las chicas de limpieza lo oyó decir que yo solo tenia este puesto por andar acostándome con mi jefe, pero no tenía ninguna preparación ni méritos, que el podía hacer mi trabajo mil veces mejor. También tenía que planear la junta para presentar al hijo de mi jefe, invité a clientes y proveedores importantes también, para ahorrarme presentaciones posteriores, y mientras hablaba con uno de los clientes, un tipo nefasto llamado Manuel Morales, pero con mucho poder, que me había molestado anteriormente con insinuaciones fuera de lugar, este comenzó a hacer sus comentarios machistas y subidos de tono, prácticamente sugería qué yo fuera un bono extra en la negociación de su servicio, lo fulmine con la mirada,, pero lejos de incomodarse, siguió molestando, me retaba diciendo que le diría a mi jefe que firmaría los contratos si yo se los llevaba personalmente a una cena, de pronto sentí que alguien me abrazaba por la cintura y lo saludaba como si no se hubiera percatado de la tensión existente entre nosotros, yo me quedé quieta aceptando el abrazo y al voltear era el joven supervisor Arturo, quien se disculpó por interrumpir pero dijo firmemente que requería mi presencia con urgencia en la zona de carga, nos dimos la vuelta y aún abrazados caminamos hasta perdernos de vista, luego me soltó y me dijo, perdón, pero no se me ocurrió otra cosa para librarte de ese acosador, no tienes que pedir perdón, le dije, por el contrario, gracias te debo una, ya se estaba poniendo muy incómoda la situación.
Ok, respondió, vamos a comer y quedamos a mano, yo negué con la cabeza, y me cuestionó, que la superasistenteno come? Me reí y le dije que no lo creía apropiado, solo vamos a comer como compañeros de trabajo, es que casi nadie me habla y ya estoy harto de comer solo, ese comentario me hizo recordar lo que se siente, ya que en las últimas semanas yo pasé por lo mismo, ok, respondí, pero solo como compañeros. Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro, dejando ver unos hermosos dientes, nos vemos en la entrada en una hora entonces, hay un lugar de pizza que se me ha antojado desde que llegué aquí, pero solo no me atreví a ir. Y sin esperar respuesta dio la vuelta y se fue, yo me dirigí a mi oficina a continuar con mi trabajo.
La pizzería estaba a penas a un par de cuadras de la oficina, nunca la había notado, pero era un lugar íntimo y agradable. Comimos pizza y ensalada, me dijo que me debía una copa de vino para acompañar, pues estábamos en horario laboral, y yo me reí de su comentario, pero si me acompañas un día a cenar o un fin de semana nos tomamos esa copa. Asentí sin la menor intención de repetir la comida, solo por cortesía, hasta ese momento no le había prestado mucha atención a su aspecto, él era unos cuatro años menor que yo, alto, delgado pero bien formado, con unos ojos risueños color miel y una nariz perfecta, su boca delgada hacia que el resto de sus facciones fueran más agradables, su sonrisa era contagiosa y fue fácil entenderme con él, nos pasamos charlando únicamente de trabajo y al terminar me preguntó de manera directa qué si era casada, no se porque le respondí que ya no, y le conté el desastre que era mi vida personal en ese momento. Bueno, señorita Valeria, déjeme ser su amigo, no tiene por qué pasarla tan mal, y acepté ser su amiga. Total, no tenía muchos amigos en ese momento.
Estábamos cada vez más cerca, y me sentía bien compartiendo con él durante el trabajo, con los días, me ha ayudado mucho, se interesa genuinamente en todos los procesos y todos los departamentos, entiende mi punto de vista con respecto al personal y alaba a cada rato mi gestión, solo por mi oficina no se aparece, creo que teme que mi jefe lo vea rondando y lo reprenda o peor aun, lo despida. Ya se aproxima a la presentación de él nuevo jefe y mis nervios aumentaba, el se reía al verme así y me decía, calma, verás que tu nuevo jefe no es tan malo como crees, tal vez hasta caiga rendido ante tus encantos. Yo bufaba y contestaba, siempre con tus bromas, no entiendes nada. Tu no tienes nada que temer, me dijo, tu jefe te protegerá pues no puede prescindir de tu ayuda, realmente eres su mano derecha, y si su hijo sabe lo que le conviene a esta empresa, las cosas seguirán así. Yo tenia mis dudas, ya que mi jefe poco me ha hablado de su hijo, solo decía que tienen una manera muy diferente de ver las cosas.
Tenía una plática pendiente con mis papás, no les había dicho nada del divorcio, ellos no eran muy cercanos a mí, ya que nunca se llevaron bien con Josué, y al casarme nos distanciamos mucho. Temía qué me reprocharan el no haberlos escuchado cuando me advirtieron qué no era la persona que yo pensaba, y si, si les hubiera hecho caso no estaría sufriendo en estos momentos, solo espero que no sean tan duros conmigo, así que tenía que doblegar mi orgullo y comunicarles todo lo ocurrido, para ver si podemos recomponer nuestra deteriorada relación, pero lo haría después de la junta, pues lo había estado postergando por todo el trabajo extra que había tenido. Mis amigas me han aconsejado qué no deje pasar más tiempo, que entre más pronto les diga, aunque al principio se molesten, más pronto se les bajara el disgusto. Creo que tienen razón. Pero mi miedo a decepcionarlos aun más no me deja tranquila.
Como le hago para controlar la ansiedad de tan temido encuentro?