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La Odisea De Una Flor Perdida

La Odisea De Una Flor Perdida

Status: Terminada
Genre:Aventura / Viaje a un mundo de fantasía / Sci-Fi / Sirena / Amor eterno / Piratas / Completas
Popularitas:79
Nilai: 5
nombre de autor: Powder34

Stan despierta en medio de un planeta desértico sin recordar nada más que el rostro de su esposa, quien fue raptada por un pirata y ahora él junto a su compañera deberá emprender un viaje para salvarla.

Encontrándose en el camino enemigos que se creía que eran simples mitos de la Tierra, y algunos pocos aliados.

¿Podra salvar a su esposa? ¿podra sobrevivir a su propia odisea?

NovelToon tiene autorización de Powder34 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo #4: Cementerio de estatuas

Ahora con la compañía de un nuevo integrante en nuestro pequeño grupo nos dirigimos a un nuevo destino. No sabía muy bien qué nos esperaba en el palacio, pero me tranquilizaba tener ayuda

—Oye, ¿estás seguro de que estas botas son seguras de usar?

—Por supuesto, Darya; incluso ustedes pueden usarlas

—No tienes unos tacones, me siento rara con botas, más si tienen alitas

Las botas que nos había dado Hermes comenzaron a volar con sus respectivas alitas. Antes de que uno de nosotros pudiera hablar, las botas nos hizo estrellarnos contra unos cuantos árboles. Lo que hizo que el maldito de Hermes soltara una carcajada. Riéndose, se acercó a nosotros.

—Jaja, ups, se me olvidó decirles que deben mantener sus mentes en blanco si, es que claro, no quieren que las botas se salgan de control

—Maldito idio… —me quejé antes de quedar inconsciente por el impacto contra el árbol—

Con ayuda de las botas que nos dio Hermes logramos cruzar el pantano con más facilidad, y en menos de un día. Solo que al cruzar el pantano nos encontramos con cientos de estatuas de soldados. Lo que más llamó nuestra atención fueron sus rostros de horror, como si hubieran visto a un monstruo.

—Pero… ¿Qué fue lo que pasó aquí?

—Parece que vieron a un monstruo —dijo Roxy curiosa viendo las estatuas—

—Vaya, vaya, así que se volvió mi tío lo volvió a ser jaja, no me quiero ni imaginar la cara de Athenea

Sin decir una sola palabra volteé a los alrededores, viendo nada más que un panteón de estatuas y en el fondo de ese panteón, lo ví, un hermoso búho reposando en la estatua de un escudero. Pocos segundos después de verlo, escuché la voz de una mujer resonando en mi mente:

“No podrás vencerla viéndola a los ojos, debes ser más listo que ellos, apresúrate y tómalo antes de que ella los escuche”

Atraído por la voz me acerqué a la estatua en dónde reposaba el búho y le arranqué el escudó de las manos, provocando que la estatua se partiera en pedazos. Mis compañeros al ver que había agarrado el escudo se me acercaron intrigados.

—¿Huh? Qué raro —Roxy volteó a los alrededores, notando que todas las estatuas tenían armas reales—. ¿Por qué dejarían estatuas con armas de este tipo?

—Sí, la realeza no debería gastar armas a lo tonto

Hermes soltó una pequeña carcajada al ver nuestros rostros llenos de confusión, su risa llamó nuestra atención, pero cuando estábamos por cuestionar su diversión, escuchamos gritos de agonía cerca de nosotros.

—¿Qué? ¿Qué fueron esos malditos gritos?

—¿Un troll?

—No… —volteé a ver el escudo notando que el escudo era capaz de reflejar a la perfección, casi como si fuera un espejo—. Es… es algo peor…

En ese momento el aire se volvió más denso, los gritos de agonía se hicieron más y más cercanos hasta que un soldado salió de los arbustos. Rápidamente agarré a Roxy para ocultarnos a ambos detrás de una estatua, Erik también se ocultó sin dudarlo al ver al soldado.

Ese pobre soldado corrió entre las estatuas implorando la ayuda de Hermes, solo que el maldito de Hermes tan solo siguió burlándose, ignorando las peticiones del soldado y dejándolo morir petrificado por…

“Medusa…” pensé viendo el reflejo de Medusa a través del escudo

—Se que hay más de ustedes por ahí, así que por favor salgan de su escondite, no les haré daño —dijo moviéndose entre las estatuas—

La seguí a través del reflejo del escudo, al mismo tiempo que sentía como Roxy me abrazaba con más y más fuerza. Ella intentaba contener la respiración para no llamar la atención de ese monstruo. Cuando creía que iba a morir ahí, ví el reflejo de una afilada espada clavada en el suelo, lo curioso era que el búho estaba reposando en el mango de la espada.

“Debo hacerlo… No puedo morir, no ahora, no ahora” pensé mientras temblaba

Volteé a los alrededores buscando una manera para llegar a la espada sin ser atrapado por Medusa. Viendo frente a mi los restos de la estatua que se había desmoronado al quitarle el escudo de las manos. Con mi pie acerque unos cuantos pedazos de la estatua, para así poder dárselos a Roxy en las manos.

—Enana, debes lanzarlo lo más lejos que puedas, ¿okey? —ordené en voz baja mientras le entregaba una piedra—

—S-sí, déjamelo a mí —respondió en voz baja—

Con ayuda de Roxy, quien comenzó a lanzar los pedazos de piedra de la estatua para llamar la atención de Medusa y alejarla de la espada, lo cual aproveche para acercarme a la espada de forma sigilosa.

—¡¿Dónde se esconden?! —exclamó Medusa frustrada mientras buscaba a sus siguientes víctimas—. Tsh, no se pueden…

Uno de los pedazos de piedra terminó por golpearla en la cabeza, lo que hizo que comenzara a sospechar donde se escondía Roxy. Medusa esperó pacientemente a que mi compañera volviera a lanzar un pedazo de piedra para ubicarla. La enana de Roxy no tardó mucho en volver a lanzar otro pedazo, Medusa al verla se acercó a su escondite con una inmensa sonrisa.

—Jajaja, que alegría, nunca había tenido a una elfereana en mi jardín, dime ¿Cuál es tu nombre, pequeña elfa?

Roxy al ver la sombra de la gorgona cerca de ella, dejó de lanzar piedras y se mantuvo escondida con los ojos cerrados.

—Por favor no vengas, por favor no vengas, por favor no vengas —imploró en voz baja—

Medusa estuvo a nada de llegar a ella pero antes de que siquiera lograra hacerlo, usé las botas de Hermes para volar hacia ella y decapitarla con precisión. Su cabeza cayó al suelo en un golpe seco y rodó por el pasto hasta caer en los pies del búho.

“Lo hice… Lo hice” pensé aliviado cayendo de rodillas y con la respiración agitada

Con los ojos cerrados y con ayuda de mis compañeros guardé la cabeza de Medusa en la chaqueta de Erik. Ya que su poder para petrificar podría servirnos en el futuro.

—Espera, ¿estás seguro de llevarnos está cosa con nosotros?

—S-sí, después de todo siempre viene bien tener una cabeza que es capaz de petrificar a cualquiera —volteé a ver a Hermes—, o a casi todos

Pensábamos que las cosas no se pondrían más extrañas, cuando de forma totalmente inesperada unos cuantos soldados que habían sobrevivido a la gorgona salieron de sus escondites y nos rodearon mientras nos apuntaban con sus lanzas.

—Wow, wow, nosotros no somos sus enemigos

—S-sí, además, yo también soy una princesa

—Jaja, tranquilos, venimos en paz

—Hermes ¿Qué te he dicho de invadir mis tierras sagradas? —reclamó una mujer de cabello azul, con una armadura y una lanza de oro mientras se acercaba a nosotros—.

—Vamos tan siquiera deberías darnos las gracias, aquí el humanito fue el que derrotó a Medusa 2.0

—¿Un humano? Es imposible, los humanos aún no están tan avanzados como para viajar entre mundos

—Bueno, todo es gracias a los hermanos Rho, ellos lo sacaron de su planeta para llevarlo a su zoológico y luego por azares del destino

—Hmm —se me acercó curiosa—. Eso explica porque tu rostro se me hacía tan familiar, y el porque fuiste el único en seguir mis órdenes durante la batalla

—Su majestad ¿Cree que pueda regresarme a Laisy?

—Si quieres tu nave de regreso tendrás que pagar todas las multas que tienes y tú —volteó a verme—. ¿Cuál es tu nombre?

—S-Stan —tartamudeé nervioso—

—¿Stan? —se le creó una mueca de desagrado en su rostro—. hmm, bien, Stan ¿Qué los trae a mis tierras?

—V-venimos para recuperar la nave de Erik

—¿Hay una razón en específico para salir de Order?, Stan

—M-mi esposa… —respondí con la cabeza abajo—.

—Ya veo —dijo con un suspiro—, y supongo que Hermes ya te dijo que no podrás vencer a los hermanos Rho en ese estado

—S-sí, él ya me lo dijo

—Dime Stan ¿Estás dispuesto a enfrentarlos aún estando en desventaja?

—Sí, voy a enfrentar a quien sea con tal de ver a mi esposa —respondí con firmeza aunque internamente estaba aterrado con la idea de regresar al zoológico—

—Bajen sus armas —le ordenó a sus hombres, los cuales le hicieron caso al instante—. Les regresaré su nave, pero antes, Stan, déjame devolverte el favor y enseñarte el arte de la guerra

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