Diana León, una joven de 24 años que lucha día a día por sus sueños. Ilusionada con el amor.
Marcus Smith, un joven de 27 años, hijo de familia adinerada, trabajador, mujeriego y odia el compromiso.
Sus caminos se verán cruzados con una incómoda situación, alguien los ha casado por error y los jóvenes deberán asumir esa responsabilidad sin ninguna otra opción.
Podrán Marcus y Diana sobrellevar la situación sin involucrarse sentimentalmente?
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Capítulo 22
Diana
Entre besos y caricias Marcus me empujó lentamente haciendo que retrocediera, sin dejar de besarnos caminamos hasta la habitación.
Se sentó sobre la cama y yo quede de pie frente a él. Me tomó por la cintura, metiendo sus manos por debajo de mi camiseta y acariciando mi piel.
Me jaló suavemente hacia él, haciendo que me sentara a horcajadas sobre sus piernas.
Y continuó besándome, de mis labios bajaba hacia mi cuello haciendo que mi todo cuerpo se estremezca.
De un rápido movimiento se deshizo de mi camiseta de mangas largas, haciendo que quedara solo en brassier.
Él besaba mi cuello y acariciaba mis espalda con sus manos frías. Su respiración era cada vez mas intensa.
Hasta que reaccioné e intenté hablar.
- Marcus esto ... Yo ... - era en vano, no podía formular ni una oración.
- Sh! Déjate llevar, solo quiero darte placer - dice él sobre mis labios y vuelve a besarme de manera intensa.
Apoya su espalda sobre la cama y yo encima suyo, acaricia mis glúteos y me presiona contra él, alza su pelvis haciéndome sentir
su e r e c c i ó n.
Suelto un pequeño gēmidø al sentir esa sensación totalmente nueva para mí.
- Marcus, yo... soy virgen - susurro apenada.
Él se detiene un momento, y me mira fijamente sorprendido.
- No te preocupes, puedes estar tranquila, no voy a hacerte el amor, no hasta que me lo pidas - dice, sus palabras hacen que mi mente se excite.
Entonces soy yo esta vez quien lo besa de forma apasionada. Nuestros labios se devoran.
Él hace un movimiento quedando ahora encima de mí, pero apoyado en uno de sus codos.
Su mano libre acaricia mis pechos por encima del brassier, luego baja hasta mi abdomen, lentamente desabrocha mi cinturón y baja la cremallera de mis jeans.
Intento apartarme pero él me lo impide besando mis labios. Aunque en verdad, no quiero que se detenga.
Doy un pequeño sobresalto al sentir sus dedos abriéndose paso bajo mi ropa interior, lentamente él comienza a hacer pequeñas caricias en el centro de mi intimidad.
Yo muerdo mis labios reprimiendo mis gēmidøs, Marcus esconde su rostro en mi cuello, su respiración es intensa, nuestras piernas están entrelazadas, puedo sentir su dureza presionada sobre una de mis piernas.
De pronto él introdujo uno de sus dedos en mí, era una sensación extraña pero muy placentera.
Minutos mas tarde, mi pulso comenzó a acelerarse, mi cuerpo pedía más, y él pareció notarlo porque aceleró el movimiento de su mano.
Mi corazón amenazaba con salir de mi pecho por el fuerte latir.
Sentí una especie de cosquilleo en el interior de mi pelvis, mi espalda comenzó a arquearse, los gemidøs esta vez ya no eran reprimidos, aunque lo intentaba no podía hacerlo.
- Marcus! -dije entre jadeos.
Mi espalda se arqueó, con ambas manos apreté las sabanas en forma de puño. Realmente me sentía en el cielo. Y lo dejé salir, mi piel estaba erizada y todo mi cuerpo se sentía en las nubes.
Marcus daba pequeños besos en distintas partes de mi rostro, mientras yo intentaba recuperar la cordura.
Nos quedamos unos minutos así, después decidí ponerme de pie, me puse mi camiseta y salí del cuarto. Me quedé de pie frente a la ventana intentando asimilar todo lo ocurrido.
Oí pasos detrás de mí, y luego sentí como Marcus me abrazaba por detrás besando mi mejilla.
- Te sientes bien? - preguntó sin apartar sus labios de mis mejillas.
- Lo estoy, es solo que... Bueno, yo nunca había experimentado eso y siento algo de pena, quizás tú esperabas que pase algo más pero no me siento... - intente responder pero él me detuvo.
- Sh! No me debes nada Diana, lo que acaba de pasar fue maravilloso para mí, no necesito nada mas esta noche. Y no sientas vergüenza, eres increíble - dice él abrazándome con fuerzas.
Solo cierro mis ojos y disfruto de su cálido abrazo.
Luego de unos minutos, la lluvia se detuvo y Marcus y yo pudimos regresar a la ciudad.
El viaje fue en completo silencio, pero para nada incómodo. Por momentos me giraba para verlo, él llevaba la mirada puesta en la carretera y una leve sonrisa dibujada en sus labios.
Yo inhalaba su rica fragancia esparcida dentro de su coche, desde hoy el perfume de Marcus se convertirá en una de mis fragancias favoritas.
Al llegar a casa, él solo se despidió en el portón de la entrada, no quiso bajar del coche.
Solo besó mejilla y luego se marchó.
Yo entré a la casa a toda prisa, en la sala estaba la señora Eva, quien se alegró mucho de que haya regresado bien a casa.
Luego subí a mi cuarto, me tiré en la cama y me quede viendo el techo con una sonrisa dibujada , como una adolescente enamorada.
Aún podía sentir en mi piel el perfume de Marcus, eso me hacía sentir que estaba ahí conmigo.
Y entre suspiros, quedé dormida.