ERROR: Rojo Carmesí

Damián se quedó mirando la pantalla con la boca abierta. Sentía rabia, mucha rabia. Llegó una imagen a su cabeza de él lanzando el escritorio y rompiendo la computadora y cada una de las pantallas. Miro a todas las direcciones y se dió cuenta que el equipo de campo estaba a punto de entrar, sin saber que el se encontraba ahí.

Se sentó en la silla pasando las manos por su cabello. Debió hacerle caso a Enrique. Ahora tendría problemas de verdad.

Algo brillante lo distrajo de sus pensamientos. En la computadora estaba zconectado un pendrive rojo, brillante. Lo tomó en sus manos sin pensarlo, sabía que que era de ella. ¿Le había dejado esa información a el? Tenía que ser para el.

Tomo el drive y lo guardo en el bolsillo de su pantalón.

Detrás de el la puerta se abrió en una patada que hizo que se sobresaltara al escuchar el sonido del golpe en el pequeño cuarto. Enrique entro de manera apresurada con un arma en sus manos.

—Tranquilo.—Lo tranquilizó Damián.—Solo soy yo.

—¿Que haces aquí dentro?—el rostro de Enrique se contrajo en una mueca.—Pense que eras... Pensé que podría...

—yo también.—lo interrumpió.—Pero la vi, tengo una grabación de ella, ¡Y de su voz! Podríamos acercarnos más.

Medina se veía confuso, podía ver el enojo en su rostro. Había cometido un error y tenía consecuencias, pero también había conseguido algo más.

—Desobedeciste una orden directa.—Espeta. y baja su arma y la guarda en su funda.

—Lo se, Pero tenía que hacerlo.-Damian pasa con un movimiento decidido a un lado de el para salir de la oficina oscura.

Lo había logrado y el ni siquiera podía aceptar que su plan había funcionado, sin mencionar el pendrive.

—Arruinaste todo el plan.—Comenzó enrique.

Damián se paró en la puerta, tenía en su bolsillo el pendrive y el Boomerang, sentía que le quemaba a través de la tela de su pantalón.

—Ibamos a atraparla, le dejaste el camino libre y ahora...—suspiro.—Te estás tomando esto demasiado personal...

¿Personal? Claro que se lo estaba tomando personal, había grabado a su novia traicionandolo, le había tendido una trampa. Estaba comenzando a jugar con el.

—Mejor tomate este fin de semana libre, tienes que descansar tu mente.

Y esas fueron las palabras, fueron el comienzo para que comenzará a sumirse en la locura.

Llegó a su apartamento, sin antes rogarle a Enrique que el podía y que no lo mandara a casa, pero sus súplicas no habían funcionado.

Saco el Boomerang de su bolsillo y lo lanzo contra la pared, quedó clavado, brilloso y de forma elegante. Eso lo hizo enfurecer más. "Maldita loca" pensó y estuvo tentado a gritarlo. Pero no le iba a dar la satisfacción de volverse loco.

Saco el pendrive de su bolsillo y lo dejo en la mesa. No quería volver a tocarlo, sentía que le quemaba cada vez que lo tocaba. Tenía miedo de lo que podría haber ahí adentro, la chica lo conocía, estaba cerca y no quería saber desde cuanto tiempo había estado vigilandolo. Pero quería saber, necesitaba saber que había ahí, sabía que había información valiosa que valía la pena.

Pero no, si lo habría ella pensaría que está desesperado, no estaba desesperado. Decidió comer un sándwich para cenar y dormir. Apagó las luces prende alguna manera el bumerang y el pendrive brillaban bajo la oscuridad ¿O solo era su imaginación? Le atribuyó esa idea a su imaginación y se recostó en su cama.

Intento dormir pero cada que cerraba los ojos podía verla, agradeciéndole por dejarle el camino libre, la veía, veía el vídeo, el pendrive, a Erica, a Enrique. Veía el corsé rojo que traía puesto, veía las perlas, su cabello, sus mangas transparentes color rojo con bordados, su collar de perla pegado a su cuello.

Se levantó de un salto de la cama y suspiró. El pendrive tenía una luz roja que se encendía y se apagaba de manera rápida. Estiró si mano para tomarla, pero se arrepintió.

—Mejor tomo un vaso con leche.

.........

El frío de la mañana y la luz del sol despertaron a Damián que estaba sentado en una silla de su balcón. Calculo que solo tuvo una hora de sueño. Fue horrible, recordo toda la noche a detalle después de unos segundos. La leche no funcionó. Tomo el Boomerang en su mano y vio que el concreto estaba intacto, no había hecho daño. Salio a su balcón a tomar aire fresco y solo podía notar las luces rojas de los semáforos y de los autos. Así fue toda su noche.

—Dios Santo.—paso la mano por su cabello.

Se imaginaba a la chica burlándose de el, dando vueltas en su horrible vestido rojo, riéndose con su voz aguda que definitivamente forzaba para molestarlo.

Se levanto de su asiento y sintió que toda su espalda dolía, por suerte o por desgracia tenía el fin de semana libre para descansar y pensar. Entró a su habitación y se lanzó boca abajo a su cama.

Quizás no era para tanto, quizas no debía matarse tanto pensando en la ladrona extravagante y escurridiza.

Bip... Bip...

Se sobresalto cuando escucho el sonido de su celular en la mesa. En su corazon deseo que fuera Enrique diciéndole que podría volver pero en lugar de eso el nombre de Erica Rubio se asomo en la pantalla.

—¿Quieres que vuelva a hackear tus exámenes? No lo creo.

Dijo esto y apagó su celular. lo hizo a un lado de la mesa y sin intención lo coloco junto al pendrive.

—¿Enserio?

Pregunto cuando se dió cuenta de ese detalle. Su respiración comenzó a ser irregular y no pudo evitar lanzar un grito de frustración al aire mientras se jalaba el cabello.

—¿Quieren jugar? Bueno, vamos a jugar.

Encendió su teléfono otra vez, Pero en vez de llamas a Erica tecleo un mensaje.

«Lo siento, anoche tuve mucho trabajo ¿Nos vemos más tarde e el café?»

La respuesta llegó prácticamente enseguida.

«Claro lindo, no te preocupes»

seguido de unos cuando emojis de corazones.

Bien.

Tomo el pendrive y lo conecto a su computadora. Que estaba encendida, está en unos cuantos segundos se apagó. Luego volvió a encender con un fondo rojo y letras negras.

Hola

Fue la primera palabra que apareció. Debajo de ella en letras pequeñas habían otras letras.

Presiona la barra espaciadora para continuar

Bueno, era tiempo de saber más.