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Entre Las Páginas Del Destino

Entre Las Páginas Del Destino

Status: En proceso
Genre:Espadas y magia / Romance / Viaje a un mundo de fantasía / Yaoi / Aventura / Fantasía LGBT
Popularitas:2.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Shion Miller

Cleoh era solo un nombre perdido en una línea secundaria de una novela que creyó haber olvidado. Un personaje sin voz, adoptado por una familia noble como sustituto de una hija muerta.

Pero cuando despierta en el cuerpo de ese mismo Cleoh, dentro del mundo ficticio que alguna vez leyó, comprende que ya no es un lector… sino una pieza más en una historia que no le pertenece.

Sin embargo, todo cambia el día que conoce a Yoneil Vester: el distante y elegante tercer candidato al trono imperial, que renunció a la sucesión por razones que nadie comprende.

Yoneil no busca poder.
Cleoh no busca protagonismo.
Pero en medio de intrigas cortesanas, memorias borrosas y secretos escritos en tinta invisible, ambos se encontrarán el uno en el otro.

¿Y si el destino no estaba escrito en las páginas del libro… sino en los espacios en blanco?

NovelToon tiene autorización de Shion Miller para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 4

No había sonido.

Ni luz.

Ni tiempo.

Solo un silencio abismal, espeso como la tinta derramada sobre un papel en blanco.Y en medio de esa nada, algo comenzó a latir. Un pensamiento, apenas un murmullo.

Una chispa de conciencia que se expandía lentamente, como un suspiro retenido durante siglos.

Cleoh flotaba en ese espacio indefinido, sin peso, sin cuerpo. Una voz, quizás suya, quizás no, le susurraba desde alguna parte de su mente aún en reconstrucción:

“¿Dónde… estoy?”

Fue entonces cuando lo vio.

Una luz suave emergía de la oscuridad, cálida y envolvente, como si el universo hubiese decidido encender una sola vela. En su centro, reposaba un libro colosal, abierto sobre un pedestal invisible. Su cubierta era de un azul profundo, ribeteada en oro antiguo, y en ella relucía un título grabado con una caligrafía que parecía arder:

...THE CROWN...

Cleoh dio un paso sin piernas, guiado por una fuerza instintiva. Al acercarse, el libro se abrió con violencia repentina, y las páginas comenzaron a volar, a girar una tras otra, como si una tormenta soplara desde su interior.

Imágenes, palabras y escenas pasaban ante sus ojos sin control. Castillos. Duquesas. Batallas. Silencios. Inviernos.

Y entonces lo entendió, Él ya había leído ese libro, No allí. No en ese cuerpo. Sino en otro mundo. En su otra vida.

La historia le resultaba vagamente familiar. Una novela de fantasía de magias, espadas y sucesores, con tintes trágicos que había hojeado en alguna madrugada insomne, en un mundo donde no existía la magia, ni los títulos nobiliarios, ni el frío tan real como el que ahora le atravesaba el alma.

En la Novela, el emperador Elclein Maura III, debido a su falta de un primogénito que heredará el trono, seleccionó a los cuatro primogénitos de los cuatro ducados más prominentes del imperio para que compitieran para ocupar el puesto de príncipe heredero y por ende próximo emperador del imperio Darcon.

Uno de esos primogénitos fue Ashton Caisent, hijo mayor de la familia ducal Caisent, en dicha novela se retrata todas las pruebas, batallas y experiencias por la que tuvo que pasar el protagonista para llegar al trono.

La velocidad del paso de páginas comenzó a disminuir, hasta que, de pronto, el libro se detuvo.

Abierto justo a la mitad.

Cleoh contuvo el aliento —si es que aún respiraba en ese lugar—, cuando vio que el texto de la página había desaparecido. Todo en blanco. Todo, excepto una frase.

En el centro de la hoja, grabado en tinta viva, palpitante como si tuviera pulso, estaba escrito un solo nombre:

...CLEOH CAISENT...

Cleoh…

Ese era el nombre con el que aquella muchacha lo había llamado. Y aunque intentaba con todas sus fuerzas recuperar algún recuerdo, en su mente solo resonaba una certeza inquietante: ese nombre aparecía una única vez en toda la novela.

Un niño adoptado por el duque Caisent, mencionado de forma fugaz en un pasaje melancólico del protagonista, Ashton.

Un personaje secundario.

Un apéndice irrelevante.

Un extra condenado al olvido.

Y, sin embargo…

No comprendía nada.

¿Significaba esto que había despertado dentro del cuerpo de aquel personaje olvidado?

¿Con qué propósito?, ¿Bajo qué lógica?

No sabía nada de su nueva identidad, salvo lo que recordaba vagamente del libro: que Cleoh había sido adoptado por los duques Caisent como sustituto de su hija mayor, Cloeh Caisent, fallecida en su infancia.

Y lo más perturbador de todo era ese detalle cruel que la novela describía sin emoción: el niño fue elegido porque su rostro era una réplica exacta del de la niña muerta.

Un reflejo,una sombra, un reemplazo. Eso Hera todo lo que Cleoh representaba tanto para la novela como para los lectores de ésta

Entonces… ¿por qué su nombre aparecía de ese modo en el libro?

Cleoh —o lo que quedaba de él— permaneció allí, inmóvil, atrapado en una maraña de pensamientos. Intentaba comprender lo que sucedía, atar los hilos sueltos de una lógica que se le escapaba como arena entre los dedos.

Y cuando estuvo a punto de rendirse, de dejarse arrastrar por la confusión, la página donde su nombre brillaba comenzó a moverse. El papel crujió suavemente, como si respirara, y se deslizó hacia un lado, revelando la siguiente hoja.

Con un destello de esperanza, Cleoh se inclinó para leer, creyendo que por fin obtendría una respuesta, una pista, cualquier cosa que explicara su presencia en ese mundo.

Pero en cuanto sus ojos recorrieron las primeras líneas, su mente se paralizó.

Allí, en tinta clara y delicada, estaba escrito todo.

Todo lo que había vivido desde que abrió los ojos en ese cuerpo hasta ese preciso instante.

Cada pensamiento, cada palabra, cada estremecimiento, descrito con un detalle inquietante.

Como si alguien —o algo— estuviera narrando su vida en tiempo real.

Cleoh mantuvo la mirada fija en la página, los ojos abiertos de par en par, esperando que las palabras siguieran brotando, que el texto continuara revelándole más. Se quedó quieto, conteniendo la respiración, como si al más mínimo movimiento pudiera alterar el flujo invisible de aquella narración.

Pero no ocurrió nada.

La hoja permaneció en blanco.

El silencio volvió a expandirse a su alrededor, denso, absoluto.

Y de pronto, sin advertencia alguna, el libro se cerró de golpe. El sonido seco del encuadernado al chocar resonó como un eco hueco en ese espacio sin paredes, y la luz que lo iluminaba parpadeó, como una vela al borde de extinguirse.

Cleoh dio un paso atrás, sobresaltado.

Pero antes de que pudiera reaccionar del todo, el libro comenzó a desvanecerse. No se desintegró ni cayó al suelo. Simplemente se deshizo en luz, como polvo dorado que flotó en espirales antes de ser absorbido por la oscuridad circundante. Y entonces…

Un tirón invisible lo arrastró.

Sintió una presión suave, como si el mismo aire lo envolviera, empujándolo hacia arriba, hacia la superficie de algo que no podía ver. Su conciencia vibró, tembló, y una oleada de vértigo lo sacudió por dentro.

Un destello.

Un latido.

Y de repente, el vacío se rompió.

La oscuridad dio paso a un resplandor cálido, intermitente, y Cleoh abrió los ojos con un jadeo, como si emergiera de las profundidades de un sueño sin fondo.

La primera cosa que sintió fue el peso de una manta sobre su cuerpo. Después, el crepitar lejano de una chimenea encendida.

El mundo tenía forma otra vez. Sonido. Temperatura.

Cleoh contempló el techo de la habitación con una serenidad que contrastaba marcadamente con la inquietud que lo había embargado en su primera visita. Esta vez, el entorno desconocido no lo intimidaba; al contrario, le ofrecía una extraña sensación de quietud, como si ya no necesitara entenderlo todo de inmediato.

Con movimientos pausados, se incorporó y se sentó en la cama, dejando que su mirada vagara por el espacio. Notó de inmediato que no se trataba de la misma habitación anterior. Ésta era menos fastuosa, desprovista del brillo superficial de la opulencia, pero no por ello menos elegante. Cada objeto, cada mueble, cada cortina hablaba de un refinamiento silencioso, de una sofisticación medida, casi íntima.

Nada en aquel lugar pretendía impresionar, y sin embargo, todo lo hacía. Como si la habitación misma supiera que el verdadero lujo no reside en el exceso, sino en los detalles invisibles que sólo los ojos atentos pueden percibir.

Cleoh dejó que el silencio lo envolviera unos segundos más… hasta que un leve murmullo, casi imperceptible, lo sacó de su contemplación. Volvió lentamente el rostro hacia un rincón bañado por la luz suave de la mañana, y entonces la vio.

Una mujer dormía en un sillón situado junto a la cama. Una manta, deslizada descuidadamente, cubría parte de su elegante vestido, mientras su rostro reposaba con serenidad sobre el brazo del sillón.

Su cabello castaño, recogido con delicados adornos que relucían tenuemente, brillaba bajo la luz suave que se filtraba a través de las altas ventanas.

Cleoh frunció el ceño, desconcertado. No la reconocía. ¿Quién era esa mujer?

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Arin Wang
🥰
Shian Leen
muy buena historia, estaré esperando más capítulos
Lex
Me encanta💕
Lenn
me encanta
BodySnatcher
Me encanta como escribes, me hace sentir parte de la historia. Espero poder seguir leyendo más de tus obras.
Shoot2Kill
más capítulos porfavor
Zorro Rojo
Muy buena historia🎉✨ a mi me gustó hasta ahora, y quería saber si podrías leer alguna de las mías y darme tu opinión 😅
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