Un Final Feliz Para La Extra.

–¿Vendrás a la fiesta de esta noche? –preguntó Camila, una compañera de curso.

–Creo que si ire.

–Tienes que venir, será en casa de Josh.

–Entonces ahí estaré.

Me despido de mis compañeros al salir de la escuela.

Me voy caminando a casa porque queda muy cerca y de paso voy a una de las pastelerías más populares en la comuna, hacen unos dulces deliciosos y no puedo evitar querer comprarlos siempre que paso por ahí, es una suerte que haga mucho ejercicio.

Llego a casa directo a hacer las tareas dejadas por el profesor el día de hoy, me gusta hacerlas nada más llegar para tener el resto de la tarde desocupado sobre todo si planeo salir en la noche.

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Me miró en el espejo detenidamente, no soy una chica hermosa pero tampoco soy fea, tengo un cuerpo en forma gracias al ejercicio y la buena alimentación.

Llevo puesto una camisa negra transparente de manga larga y botones con un top negro debajo, un pantalón de tela negro medio suelto tiro alto y botines blancos con la suela negra, para el frío una chaqueta de cuero y de último una cartera negra con la correa metálica dorada.

Me maquillo un poco, me aliso el cabello y estoy lista para salir.

Al salir me despido de mi madre y hermano avisando de donde estaré por cualquier cosa, uno nunca puede estar por completo prevenida.

La casa de Josh es grande, no una mansión pero sí lo suficiente para demostrar el dinero que ganan sus padres en el trabajo, su padre es contador auditor y su madre jefa de recursos humanos en una gran empresa.

La música se escucha muy fuerte, saludo a algunos compañeros que están fumando en la entrada de la casa, al entrar está abarrotado de gente que casi no se puede caminar, se siente un calor sofocante que hace difícil el respirar y no me imagino como estará más avanzada la fiesta si ya está así nada más comenzar, la gente baila con un vaso plástico en sus manos que pueden ser para diferentes tragos ya que al fondo del salón se aprecia una mesa larga llena de una gran variedad de alcohol y gaseosas como también comida chatarra.

Busco a mi amiga por todos lados pero no logro encontrarla, me quedo con un compañero de clases que está con más personas conversando cerca de la mesa de tragos, me sirvo algo para pasar el calor que tengo.

–¿Cómo va el día Aura?

–Va muy bien pero aquí hace un poco de calor ¿no? –digo abanicando mi cara con la mano.

–Sí, pero ya verás que tomando unos cuantos tragos se te pasará.

Seguimos conversando de todo un poco hasta que llevo unas 3 copas y ya comienzo a sentir los efectos del alcohol, un chico me invita a bailar, aceptó de inmediato ya que casi todos se están yendo a la pista y no me quiero quedar muy sola.

Bailamos muy pegados mientras conversamos para conocernos, el chico se ve muy simpático. Él me intenta besar y yo lo acepto, estoy un poco mareada pero estoy consciente de lo que hago y me apetecía besarle, me siento un poco sedienta y el chico se ofrece a traerme una copa mientras yo continúo bailando.

Le agradezco cuando me pasa el vaso porque tengo mucha sed y mucho calor también.

Dios, no entiendo nada.

Lo último que recuerdo es estar bailando con un chico y ahora estoy en una habitación oscura siendo besada por alguien, trato de alejarme pero casi no tengo fuerzas, trato de hablar para decirle que se detenga pero solo sale un murmullo bajo y ronco.

Creo que me han drogado.

Comienzo a moverme para que me deje tranquila pero eso solo lo hace enojar, pongo una mano en su cara para empujarlo y solo me gano una bofetada, lo bueno es que en vez de dejarme más atontada me despierta un poco, ahora si con un poco más de fuerza logro separarme de él solo para ver qué se trata del mismo chico con el que bailaba antes.

Intenta volver a agarrarme pero más consciente ya forcejeo con él hasta que siento como caigo hacia atrás.

Lo último que siento es un dolor horrible en mi cuello y todo se vuelve oscuro.

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Despierto sobresaltada con la respiración agitada y con la sensación de que me dolía el cuello, levantó las manos para tocar si tenía algo pero nada.

Desconcertada me miró las manos.

–Pero ¿Qué?

Miro alrededor para darme cuenta de que estoy en mi habitación, abro los ojos asombrada.

No puede ser que esté aquí, se supone que salte del acantilado después de la muerte de mi hijo.

Me coloco las manos en el pecho por el dolor de la pérdida, lo amaba tanto, no me importaba que haya sido producto de una violacion de mi esposo, nunca le eche la culpa a mi bebé, siempre le quise de todo corazón.

Recuerdo que cuando caia por el acantilado nunca llegue a sentir dolor, solo todo se volvió negro a mi alrededor y ante mis ojos pude ver una pantalla donde logre ver toda mi vida, luego pude ver la vida de otra chica en un mundo muy extraño.

En algún momento mi cara con la de esa chica se juntaron y comprendí que esa chica era yo.

Dios, ahora comprendo el dolor que sentía en el cuello al despertar.

Me levanto para ir al baño a lavarme la cara, se que en esa casa nadie me atiende porque solo soy la esposa de adorno del señor, pero lo único que me importa en este momento es saber en qué momento de mi vida estoy.

Al terminar de vestirme salgo de mi habitación con cuidado para que mi esposo o algún sirviente me vea.

Tengo que saber si mi hijo está vivo, es lo más importante ahora.

Llegó a la habitación que está a dos puertas de la mía y abro la puerta despacio, cierro y todo queda en la oscuridad solo alumbrado por la luz de la luna que entra por la ventana.

En la pequeña cama hay un bulto, mis ojos se llenan de lágrimas.

Mi hijo está vivo.

Me acerco despacio sin despertarlo, bajo un poco las frazadas y acaricio su cabello.

Verlo solo causa que más lágrimas salgan de mis ojos, está tan delgado y todo por mi culpa, pero esta vez lo salvaré y lograre que sea feliz.