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Tentaciones Del Sultán

Tentaciones Del Sultán

Status: Terminada
Genre:Completas / Dominación / Brujas / Amantes del rey
Popularitas:11.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Amilkar

El poderoso sultán Selin, conocido por su destreza en el campo de batalla y su irresistible encanto con las mujeres, ha vivido rodeado de lujo y tentaciones. Pero cuando su hermana, Derya, emperatriz de Escocia, lo convoca a su reino, su vida da un giro inesperado. Allí, Selin se reencuentra con su sobrina Safiye, una joven inocente e inexperta en los asuntos del corazón, quien le pide consejo sobre un pretendiente.

Lo que comienza como una inocente solicitud de ayuda, pronto se convierte en una peligrosa atracción. Mientras Selin lucha por contener sus propios deseos, Safiye se siente cada vez más intrigada por su tío, ignorando las emociones que está despertando en él. A medida que los dos se ven envueltos en un juego de miradas y silencios, el sultán descubrirá que las tentaciones más difíciles de resistir no siempre vienen de fuera, sino del propio corazón.

¿Podrá Selin proteger a Safiye de sus propios sentimientos?

NovelToon tiene autorización de Amilkar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Complicidad

La tarde se había alargado más de lo que pensé, el cielo aún estaba teñido de un suave azul mientras el sol empezaba su descenso. Caminaba junto a Safiye por los jardines, su paso era ligero y despreocupado, pero había algo en su mirada que me inquietaba. Llevaba unos pantalones de cuero ajustados, botas que hacían eco con cada paso que daba sobre las piedras del sendero, y una camisa blanca que, a pesar de su sencillez, resaltaba su figura esbelta. Era como si desafiante a las expectativas de su condición de princesa, hubiese decidido ser ella misma hoy, al menos por un rato.

—Tío, ¿qué piensas de todo esto? —preguntó de repente, rompiendo el silencio que nos había acompañado durante la caminata. Sus dedos jugaban con una flor que acababa de arrancar del borde del camino.

—¿Todo esto? —repetí, fingiendo ignorancia, aunque sabía exactamente a qué se refería. Me había acostumbrado a sus preguntas elusivas.

Ella suspiró, mirándome como si hubiera dicho la cosa más obvia del mundo.

—Mañana, la celebración, la presentación... todo.

—Es lo que esperaban, ¿no? —respondí con una sonrisa tranquila—. Es tu deber como princesa.

—Ya, lo sé. —Safiye pateó una pequeña piedra en el suelo con frustración, su ceño ligeramente fruncido—. Pero no puedo evitar sentir que... es todo una actuación. Como si estuviera interpretando un papel y no siendo realmente yo.

Me quedé en silencio un momento, observándola. Siempre había sido una joven aguda, capaz de ver más allá de lo que los demás intentaban mostrarle. Pero esta vez, parecía más vulnerable, como si el peso de las expectativas estuviera comenzando a aplastarla.

—Si quieres, podemos saltarnos la celebración —bromeé—. Robamos un par de caballos y nos escapamos al bosque por unos días.

Safiye rió ante la idea, pero había algo en sus ojos que me decía que, si pudiera, lo haría.

—Sería increíble, pero ya sabes que no podemos. —Sonrió, pero su mirada se desvió hacia el sendero de piedra que teníamos delante.

Seguimos caminando en silencio por unos minutos más hasta que, a lo lejos, vi una figura que se acercaba. Su porte era rígido, como si cada paso que daba estuviera medido. Reconocí inmediatamente al joven Márquez Harald, que había llegado ese día para el cumpleaños de Safiye.

Harald no era feo, pero tampoco era lo que podrías llamar un hombre guapo. Su cabello castaño claro estaba prolijamente peinado hacia atrás, y sus ojos marrones carecían de la chispa que había visto en otros pretendientes. Tenía una mandíbula cuadrada y su ropa, aunque impecable, parecía demasiado pulida, como si intentara demasiado causar una buena impresión.

—Princesa Safiye, qué placer encontrarlos aquí —dijo Harald con una sonrisa calculada mientras se inclinaba educadamente hacia ella.

—Lord Harald —respondió Safiye, con una leve sonrisa en los labios, pero sin la habitual chispa que solía tener cuando hablaba con otras personas.

—Qué afortunado soy de haber llegado justo a tiempo para un paseo tan hermoso —comentó Harald, su mirada fija en Safiye. Había un tono coqueto en su voz, pero algo en la manera en que la miraba me incomodaba, aunque no lograba descifrar por qué.

—Parece que el destino te favorece, entonces —respondió ella, tímidamente.

Me crucé de brazos, observando la escena. No era alguien que soliera involucrarse demasiado en los asuntos personales de Safiye, pero algo en esta situación me molestaba. No sabía si era la rigidez de Harald o la manera en que Safiye se comportaba a su alrededor. Estaba más callada de lo habitual, más reservada.

—Lord Harald —intervine, manteniendo mi tono ligero—. ¿Qué te trae por aquí? Aparte de las celebraciones, claro.

Harald me miró, claramente sorprendido por mi intervención. Sonrió, aunque no con el entusiasmo de antes.

—El cumpleaños de la princesa es, por supuesto, una razón de peso. Pero además, vine a disfrutar de la hospitalidad del palacio. Es una gran oportunidad para fortalecer las relaciones entre nuestras casas.

La respuesta me pareció tan ensayada que casi pude adivinar qué palabras saldrían de su boca antes de que las dijera. Mis ojos se encontraron brevemente con los de Safiye, y pude notar una pequeña chispa de incomodidad en su mirada.

—¿Y te gustan este tipo de eventos? —pregunté, con una sonrisa casual.

—Bueno, no diría que son mi actividad favorita —admitió Harald—. Pero aprecio las ocasiones especiales como esta. Además, la compañía es excepcional.

Noté cómo sus ojos se desviaban hacia Safiye con una mirada que, aunque educada, llevaba un toque de interés que me resultaba algo forzado. No me gustaba, y me sorprendía lo mucho que me incomodaba esa situación.

Safiye, por su parte, se limitó a sonreír, aunque más por cortesía que por interés genuino.

—Será una gran celebración mañana, sin duda —comenté, intentando que la conversación no cayera en más halagos insípidos—. Pero dime, Lord Harald, ¿planeas quedarte mucho tiempo después?

—Dependerá de las circunstancias, Lord Selin —respondió, lanzando una mirada fugaz a Safiye—. Si el ambiente es propicio, tal vez extienda mi estancia un poco más.

—Claro, siempre es bueno disfrutar de la hospitalidad cuando se puede —comenté, sabiendo que mis palabras estaban cargadas de una ligera ironía que él no parecía captar.

El resto de la conversación se mantuvo en la misma tónica. Harald seguía lanzando cumplidos a Safiye, y ella, aunque educada, no parecía particularmente emocionada por la atención. Todo el rato me dediqué a observar, intentando entender qué era exactamente lo que me molestaba de todo esto. Había algo en la manera en que Harald la miraba, algo que me hacía sentir incómodo, aunque no lograba descifrar el porqué.

Finalmente, la hora de la cena llegó y nos dirigimos al comedor. El ambiente era animado, con risas y conversaciones que llenaban el salón. Los gemelos, hijos de Derya, corrían alrededor de la mesa, mientras los hijos de Angela, una niña pelirroja y un pequeño de cabello negro, discutían sobre algún tema trivial de niños. Los adultos, por su parte, hablaban de temas más serios, aunque a mí no me interesaban lo más mínimo.

Durante la cena, noté cómo Safiye, de vez en cuando, volvía su mirada hacia mí, como si buscara una especie de refugio en nuestra complicidad. Sonreí para tranquilizarla, aunque no hablé mucho. No había necesidad de decir nada en medio de todo el bullicio.

Cuando la cena terminó, la noche ya estaba cayendo sobre el palacio. Mientras todos se dispersaban, Safiye se acercó a mí con una sonrisa cansada.

—No estuvo tan mal, ¿no? —me dijo en tono bajo.

—No estuvo mal, pero tampoco vi que te emocionara demasiado —respondí, arqueando una ceja—. ¿Qué opinas de Harald?

Ella suspiró y se cruzó de brazos, mirando al suelo.

—Es amable, pero... no sé. Me dice todo lo que cree que quiero escuchar, pero no siento nada. Es como si todo fuera un juego de apariencias.

Sonreí, inclinándome un poco hacia ella.

—Probablemente lo es.

Safiye soltó una suave risa y sacudió la cabeza.

—Gracias por soportarlo conmigo, tío —dijo, con un toque de ternura en su voz.

—Siempre, Safiye —respondí. Y aunque no lo dije en voz alta, supe que realmente lo decía. No importaba lo que ocurriera, siempre estaría allí para ella, aunque a veces ese sentimiento me resultara más confuso de lo que debería.

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Solianny G. Larez
excelente historia 😍
fiel lectora
la volvieron multicolor😂
Aracelis León García
el cazador casado la carajita es más hábil que el esperimentado
Graciela Mauchiere
dice ser sobrina y en algunas partes q no comparten consaguinidad como 3s eso si es hija de la hermana alguien aclarar
Mikaela: Está explicado en el libro de eclipse. está es la continuación o bueno la historia de Selin y Safiye. pero la razón de por qué no es su hermano está explicado, para esto solo lo sabe la familia. nadie más
total 1 replies
Martha Espinosa
Excelente
Marta Perez
muy bueeeeéeeeena
Virginia Irene Sanchez Rebolledo
Su cabello no era mitad negro y blanco?
Mikaela: Aveces se mete el delulo y les cambio los rasgos, debo solucionar eso. perdón 🙏
total 1 replies
Lissy Ramos Sarria
es obvio que ella a estado enamorada de selin 🤭
Edna Miranda
buena historia 😊
Edna Miranda
una sombra de DERYA ella que siempre los mantiene vigilados
Edna Miranda
pobre selin sin saber que todo es una trampa 🤭🤭🤭
Alana
Selin todo nerviosos y eso que es el maestro
Alana
Lo dije, ahora encendieron algo difícil de apagar
Alana
Están jugando con fuego
Alana
Selin es un buen hombre, a pesar de todo lo que pasó cuando chico
Alana
Hay Safiye
Alana
Selin es hermoso, seguiré leyendo. está interesante
Alana
Bonita safiye
Alana
Pobre Selin, Pero en l antigüedad la vida era muy dura
Alana
Me gusta como inicia
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