EN OTRA VIDA

LUCIA SMITH

Empecé mis clases intensivas en francés. Necesitaba hablar en cuanto antes el idioma local.

La primera semana fue bastante difícil, porque no conocía y me perdí un par de veces. Otro punto que se me dificultaba era la comida, acostumbrarme a la gastronomía era indispensable.

En el curso conecté con una chica hispana, María Alicia. Sus padres la habían enviado a aprender francés como parte de su formación. Tenía la misma edad y ella al igual que yo, quería estudiar en la universidad de París. Solo había una diferencia, su familia era pudiente.

Me dio una arcada cuando almorzábamos. Me puse pálida y otra vez aquel dolor en el vientre.

—¿Estás bien Lucía? Te ves pálida.

— Me duele el vientre, pero no sé por qué no me ha venido mi menstruación.

— ¿Ya te hiciste una prueba de embarazo?

— Claro que no estoy embarazada.

— Vamos al hospital. Te acompaño.

— Como le voy a decir a la doctora que me duele si no hablo bien el francés. A duras penas me sé frases.

— Nuestra maestra habla español y francés. Voy a pedirle su ayuda.

— No, que vergüenza.

—Te vas a morir por un dolor. Nada de eso. Vamos a hablar con la maestra.

— Tengo miedo. ¿Y si estoy embarazada? ¿Qué voy a hacer?

— Lo que hagas en un futuro, lo piensas después.

Me entraron dudas, traté de recordar. Me vino mi menstruación una vez después de la única vez que tuve sexo con Dylan. No le puse importancia a mi ciclo menstrual.

Hablé con la maestra (Ivi ) y ella nos acompañó al hospital. La maestra y María Alicia entraron conmigo a la consulta.

Me enviaron unos análisis de sangre. La doctora le explicó a mi maestra y ella a mí que no es posible tener la regla estando embarazada. Sin embargo, era común experimentar algunos tipos de sangrados durante las primeras etapas del embarazo. Podría ser por sangrado de implantación: El óvulo fertilizado se adhiere al revestimiento del útero, lo que puede provocar un sangrado leve de color rojo oscuro, marrón o rosado. Este sangrado suele ser leve y durar unas pocas horas o uno o dos días, o por cambios hormonales normales del embarazo y este puede provocar sangrado. Y por último cambio fisiológicos en el cuello del útero.

Fui al laboratorio para el exámen de sangre. Dos horas esperé sentada en el hospital. Me sentía con ansiedad.

La doctora se acercó y entramos de nuevo al consultorio. Ella habló con mi maestra. Ella solo me sonrió.

— La prueba salió positiva. Debes de cuidarte, no es bueno que te estreses.

Me sentí como si un balde de agua de helada cayera en mi cabeza. Se suma algo más.

— La doctora quiere hacerte una ecografía para saber cuantas semanas tienes y así enviarte las vitaminas que necesitas.

— Profe ya le quité su tiempo.

— Está bien, no tengo problema en acompañarte.

María Alicia me abrazó, ese abrazo fue letal para mí. Rompí en llanto. Descargué todo aquello que me tenía mal, lloré por todas aquellas veces que me contuve, que reprimía mis sentimientos y mis emociones.

— Cálmate. La doctora dice que le puede hacer daño al bebé. Que cuando te tranquilices vamos a ir a otro cuarto para la ecografía.

Me calmé. La maestra Ivi y María Alicia no me dejaron sola en ningún momento, la ecografía arrojó que tenía aproximadamente 11 semanas y media.

— La doctora me dice que las ecografías son bastante precisas, pero tienen un margen de error de una semana.

La doctora me dio una receta con vitaminas, calcio, ácido fólico y hierro que debía comprar.

Le agradecí a la maestra por su compañía. Ella me abrazó.

— No importa si has vivido cosas feas, un hijo es una bendición. Te espero mañana en clases— me dio una sonrisa— te llevo a tu casa.

— Está bien.

Me llevó a mi residencia.

— ¿Quieres que te acompañe está noche? Te veo mal emocionalmente— preguntó María Alicia.

— No, quiero asimilar la noticia. No te preocupes.

— Dame tu celular, voy a anotar mi número, cualquier cosa a la hora que sea me llamas.

— Gracias María Alicia. Aprecio mucho este gesto que sin conocerme bien, me has acompañado toda la tarde en el hospital. Y que pena con la maestra.

— Somos mujeres y entre mujeres nos apoyamos— María se fue a su casa y yo me quedé sola en mi cuarto.

He sido una estúpida. ¿A quién se le ocurre tener sexo sin protegerse? Solo fue una vez. Voy a ser madre a los 18 años, lejos de mi mamá, sola en otro país, mi hijo será un hijo sin padre, y en estas condiciones quien me dará un empleo.

Mi cerebro era como una rotativa.

Al día siguiente.

Me levanté, me duché. Me sentía indecisa si debía o no ir a clases. Me sentía con sueño, dormí pocas horas y los ojos los tenía hinchados de tanto llorar.

Me quedé ese día en cama.