La Gavia una emblemática hacienda llena de historia cerca de la capital del país, la cual solo puede ser heredada por un Sámano. A veces pensamos que es solo casualidad que sucedan los mismos infortunios para el heredero, terminando solo y consagrado a favor de mantenerla en pie. Es la segunda parte de La gavia, aquí conoceremos el destino de Matías Sámano. Sobre todo las decisiones y el cambio de Cecilia. También la traición y el engaño de parte del esposo de Cecilia, creando una enemistad con otra familia importante de la comunidad. En la guerra y el amor todo es posible, es ahí donde nace el amor entre Matías y Paulina. Sin saber el porqué de la rivalidad entre sus familias. Poco a poco quedará al descubierto la causa del conflicto entre ellos.
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El rapto
Capítulo 18
Todo se complicaba poco a poco, Natalia no había vuelto a la hacienda de Alejandro y él no tenía la menor idea de lo que pasaba con ella. En cuanto a Matías todo seguía igual, no había podido ver a su amada Paulina. Lo que le alegraba es que tampoco Chantal había vuelto a la hacienda, según Irma estaba de viaje, en cuanto a Cecilia su hijo seguía sin hablarle.
—Matías, ¿estás aquí?—
—Perdón Julio que me decías.—
—Que nunca creí ver a Matías Sámano enojado con su madre, sabes aún recuerdo cuando se enteró que estaba embarazada de ti. Fue muy criticada por las mujeres que se decian sus amigas, todo porque no tenía un esposo. Aún así ella era la mamá más orgullosa de todo el mundo, y juro que siempre te protegería. Comprende a tu madre, era una niña cuando su padre les robó y abandonó, sobre todo que al mismo tiempo su madre murió. Aunque tu tía Rebeca era la mayor, Cecilia era la única que desde los diez años se iba con tu bisabuelo al campo. A sembrar, cosechar y arrear ganado. Tu tía Vanessa era una pequeñita y ella cuidó de ambas como si fuera su madre, cuando Cecilia cumplió los dieciocho años se convirtió en la heredera de la gavia y la jefa de la familia. Nunca te has preguntado cual era el verdadero sueño de tu madre, todo lo dejó para hacerse cargo de todo y todos. No solo hablo de la familia, también de todos los que trabajamos en la Gavia. Todas y cada una de las familias que dependen de que funcione esta hacienda.—
—Tienes razón nunca le he preguntado eso, me estoy comportando como un egoísta, no me gusta estar enojado con ella. Pero estoy enamorado de Paulina, ella me hace feliz y sin miedo a equivocarme será una excelente esposa y madre. nada me gustaría más que compartir este deber con las mujeres que amo, que mis hijos crezcan aquí que sigamos siendo una familia unida.—
—Te voy a dar un mal consejo, róbatela Matías y cásate con ella, tráela a esta hacienda para que tú madre la conozca y termine aceptándola. Y si no funciona váyanse lejos donde puedan ser felices, sé que Cecilia terminará aceptándola.—
—Gracias, tienes razón voy a robármela. Así ya nadie podrá separarnos.—
Matías no quería algo así para Paulina, él quería sacarla de su casa vestida de blanco. Jurarle amor eterno en frente de un altar, pero no tenía opción así que sin pensarlo fue a su habitación a sacar sus documentos y empacar una maleta. Subió a su caballo, Julio sería su cómplice así que se fue a buscar a Paulina, si era necesario enfrentaría a la madre de su novia.
Romina ya no aguantaba su encierro junto con su hija, así que decidió vestirse para buscar pasarla bien. Además de que no tenían mucho dinero ya, porque no había trabajado la huerta obviamente porque Paulina estaba cautiva.
—¿A dónde vas?—
—No te importa, y pobre de ustedes que dejen salir a Paulina de su habitación. No tardo.—
—En vez de que te pongas a trabajar, ya no tenemos dinero ni para pagarle a Álvaro. Vuelve aquí irresponsable.—decía Natalia frustrada por todo lo que pasaba, pero Romina simplemente se fue
—¿Tía que vamos hacer ahora?—
—Primero sacar a tu hermana, después ir a la huerta para saber que podemos aún vender que no se haya podrido.—Natalia abrió la puerta de la habitación de Paulina—hija sal de tu encierro, tu madre se fue.—
—Ahora si se tardó en irse, tia necesito ver a Matías.—
—El ya desistió, no ha venido en días a buscarte. Creo que se dio por vencido.—
—Y tiene razón en hacerlo.—
—Necesitamos de tu ayuda, tú madre no ha dejado que saquemos nada de la huerta. El dinero ya se terminó, tú sabes que sirve y que no. Sobre todo a quien venderle.—
—Si vamos.—
Las tres volvieron a la huerta Paulina revisaba todo exhaustivamente, cortaron lo que servía y enviaron a Álvaro a vendérselo todo a Jacinto el con gusto le compró todo.
—Tía, Sofía y yo volvemos a la casa para que no tengas problemas con mi mamá.—
—No creo que regrese ahorita esa sinvergüenza, pero si vayan terminaré de recolectar esta fruta para llevarla a casa ahorita las alcanzo.—
Necesitaban contratar personas para que les ayudaran a limpiar todo lo que había caído de los árboles, las frutas ya estaban podridas y olían mal. Así que Sofía y Paulina decidieron rodear para ir a casa así evitarían pasar por todo el desastre.
Matías no podía creerlo era un golpe de suerte, ahí estaba su amada. Sin pensarlo más hizo galopar su caballo a toda velocidad, el ruido de los cascos las hizo voltear, pero cuando Paulina volteó Matías estaba aún lado, ella quiso correr por inercia pero a la vez Matías sujeto a su novia del brazo y la subió al caballo. Sofía no podía creerlo, tomó piedras para lanzarle y así detener a Matías, pero salieron de prisa de ahí, si él se la había llevado. Sofía no podía creerlo, lo primero que pensó es avisarle a su tía esta vez habría problemas enormes.
—Tía! Tía!—gritaba Sofía mientras llegaba corriendo
—¿Que pasa?—
—Matías se robó a mi hermana, no pude defenderla.—
—por dios, pero qué imprudencia de ese muchacho. Pero me alegra.—
—Que dices mi hermana estaba aterrada.—
—Ellos se aman Sofía, volverás a verla cuando ya sean una familia. Lo que debe preocuparnos es tu madre, se pondrá histérica.—Natalia abrazó a su sobrina y caminaron devuelta a casa no había de que preocuparse
Matías y Paulina se abrazaban no se habían dicho ni una sola palabra en todo el camino, pero si se besaban con mucha ansiedad. Ya estaba Julio esperando a Matías con su camioneta, intercambiarían ya que tenía un Plan muy definido. Matías ayudó a bajar a Paulina del caballo.
—Mi amor él es Julio, es mi tío.—
—Mucho gustó Paulina, bienvenida a la familia.—
—Esto es una locura, pero te extrañé tanto.—
—Seremos muy felices, nos iremos a Guadalajara. Allá nos casaremos y viviremos un tiempo, no puedo estar sin ti.—
—Está bien, te amo y solo quiero estar contigo.—ella lo abrazaba
—Bien tortolitos es hora de irse son muchas horas de camino.—
—Cualquier cosa que necesite Natalia y Sofía avísale a mi hermano él se hará cargo. Y dile a mamá que me perdone.—
—Olvídate de eso, sean felices y no olvides que debes volver.—
Matías se despidió de Julio, subió a la camioneta y comenzaron su camino. Ya casados no habría poder que los separara jamás. Paulina estaba feliz de estar con el, sabía que tendría muchos días llenos de amor y felicidad a su lado.