¿Qué serías capaz de hacer por amor?
Cristina enfrenta un dilema que pondrá a prueba los límites de su humanidad: sacrificarse a sí misma para encontrar a la persona que ama, incluso si eso significa convertirse en el mismo diablo.
NovelToon tiene autorización de Cris_R para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Un futuro entre sombras
Faltaba casi un mes para terminar la preparatoria, y la emoción de mis compañeros se sentía en el aire. Todos hablaban sobre universidades, planes a futuro y sueños por cumplir. Pero yo, en silencio, no sabía si podría siquiera intentarlo. Mi familia no tenía mucho dinero, y aunque mis hermanos insistían en que me preparara para el examen de admisión, yo no podía evitar pensar en la carga que eso podría ser para ellos. Aun así, la idea de ser la primera universitaria de la familia me llenaba de una mezcla de miedo y esperanza. Quería superarme, aprender más, ser más. Nunca es demasiado tarde para saber algo nuevo, ¿verdad?
—¿Entonces qué estudiarás? —preguntó Lorena mientras nadábamos en su alberca, la luz del sol reflejándose en el agua.
—No lo sé… realmente no sé qué carrera podría elegir. Tampoco quiero que sea demasiado costosa para mi familia —respondí con sinceridad, aunque mis palabras dejaron entrever la incertidumbre que me carcomía por dentro.
—No te preocupes por eso. Ya sabes que mi papá se encargará de todo. Ahora que somos oficialmente novias, ese es el menor de los problemas.
Desde la última vez que hablé con su padre, todo cambió. Nos habíamos convertido en "novias oficiales". Pasaba más tiempo en su casa que en la mía, y él no perdía oportunidad para presentarme con orgullo: "Ella es Cristina, la novia de mi hija y mi futura mano derecha". Por extraño que me pareciera, esa etiqueta me otorgaba cierto respeto, aunque lo único que yo deseaba era mantener la calma hasta encontrar a Eli.
Eli, mi verdadero amor, llevaba desaparecida tres meses. La policía no ofrecía respuestas, las investigaciones no avanzaban, y todos estábamos a oscuras. Su familia no descansaba, organizaban marchas, pegaban carteles, iban a la comisaría una y otra vez, pero nada daba resultado. Incluso el padre de Lorena, con su influencia, movió contactos, pero ni siquiera el cártel daba señales de qué había pasado con ella. Por las noches, en la soledad de mi habitación, las lágrimas me acompañaban. Pero frente a los demás, me esforzaba en parecer fuerte. Sin embargo, todo era tan pesado. Hasta jugar baloncesto, mi pasión, se volvió una tarea imposible.
Mi familia, por otro lado, se tomó por sorpresa la noticia de mi relación con Lorena. Mi madre, aunque incómoda, decidió aceptarlo. Pero mi padre se mostró más desconfiado, pues sabía de los negocios ilícitos del padre de Lorena.
—¿Cómo demonios estás con Lorena? —pregunto fer, mientras descansábamos en mi cama.
—Ella prometió que si estaba con ella, su padre ayudaría a buscar a Eli. No tengo otra opción —respondí con honestidad. Podía ser totalmente sincera con mis hermanos.
—Eso es absurdo. Te está manipulando —insistió luis, sacudiendo la cabeza. Haciendo que todos asintiera
—Sabemos que estamos en México —intervino Juan, el más racional—. Aquí nadie hace nada contra el crimen organizado, a menos que tengas mucho poder.
Mis hermanos intentaron convencerme de alejarme de ese mundo, pero mi decisión estaba tomada. Aunque no amaba a Lorena, estaba dispuesta a soportarlo si eso significaba encontrar a Eli. Esa noche, incluso después de largas discusiones, ellos aceptaron a regañadientes. Luis y Juan , con una mezcla de resignación y afecto, me dijo:
—Si necesitas algo, cuenta conmigo. Solo… no te pierdas.
El día de mi cumpleaños llegó sin que lo esperara con ansias. No tenía ánimo de celebrar, pero Lorena insistió en organizar algo. Invitó a mi familia y algunos amigos, y pronto nos vimos alrededor de un pastel de chocolate. Las risas y los abrazos llenaron la sala, aunque el vacío de Eli siempre estaba presente. Cuando llegó el momento de pedir un deseo, mi corazón gritó uno solo: "Que Eli regrese". Pero antes de soplar las velas, Lorena me detuvo.
—Espera, antes de la mordida, revisa el centro del pastel.
Confundida, metí la mano en el pastel y saqué una pequeña caja. Dentro, encontré un celular de última tecnología.
—Es demasiado costoso, no puedo aceptarlo —dije mientras intentaba devolvérselo.
—Nada es demasiado para mi futura esposa —respondió Lorena, con una sonrisa que desató el silencio en la habitación.
"¿Esposa?" La palabra resonó en mi mente como un eco, absurda y sofocante. Mi madre trató de calmar el ambiente, pero Lorena insistió. Me pidió que revisara el celular. Dentro había boletos de avión.
—¿Qué es esto? —pregunté, confundida.
—Son boletos a Europa. Nos iremos juntas a estudiar.
Todo se volvió un torbellino. ¿Cómo había conseguido mis documentos? ¿Cómo planeaba un futuro sin consultarme? Mi madre, mis hermanos y yo nos miramos, todos igual de aturdidos. Estar con Lorena no era solo una relación; era un pacto con el caos. Pero si eso me acercaba a Eli, valía la pena todo esto