Fénix

Capítulo 4

Cristin corría todas las mañanas en el bosque cerca de su casa, usaba al deporte más que para mantenerse en forma, como una terapia había días buenos y días difíciles. Solo podía pensar en su amada Melody, en el fondo de pantalla de celular siempre estaba la foto de su hija. Es lo único que tenía de ella y todos los hermosos recuerdos que le dejó. Después de unos minutos llegaba a casa.

—Te ha estado buscando Frank.—le informaba su tía Margaret mientras le entregaba un vaso con jugo fresco.

—Me citó temprano en la oficina para el careo con Sergio Mendoza, es un pez bastante gordo lo que hemos atrapado. Además de engañarlo lo dejé con las ganas.—respondió Cristin mientras bebía su jugo

—¿Quién se resistiría a una belleza como tú?Me alegra verte más animada, fueron meses difíciles.—expresaba su tía mientras caminaban a la cocina.

—Cada día el salir de mi cama para continuar viviendo, es una batalla ganada. Estoy muerta en vida, nunca voy a perdonarme que no pude proteger a mi hija.—las palabras de Cristin y sus lágrimas conmovían en demasía a su tía.

Después de todo que nombre se le da a una madre que perdió a su hijo, no hay. Simplemente un hijo sin su madre se le llama huérfano, pero no hay un nombre para definir a una mujer que perdió su vida entera.

Cristin subió a tomar una ducha, mientras el agua recorría su cuerpo. Tenia esa enorme necesidad de volver a sentirse deseada y amada. Desde su romance con el padre de su hija, jamás volvió a darse la oportunidad de conocer a otro hombre. Pero sus deseos y anhelos se hacían presentes para recordarle que también era importante esa parte.

Más tarde llegó a su oficina, Vincent la esperaba como siempre con café para comenzar su rutina. Él era atento con Cristin, pero ella solo lo veía como un colega y sobre todo un gran amigo.

—Me alegra que hayas llegado.—los interrumpía Frank

—¿En serio no voy a poder disfrutar de mi café?.—preguntó Cristin

—No, te necesito en el careo con este desgraciado.—respondió Frank

—Nos vemos más tarde Vincent.—se despidió Cristin y salió con Frank

Mientras caminaban por el pasillo, Frank la felicitaba por tan gran trabajo ya que la detención de Sergio Mendoza era algo histórico. Aunque sabía que su agente Fénix se ganaría el odio de todos a los que le afectará el bolsillo, me refiero a lo económico. Era momento de que declarara todo, como operaban, miembros y todos los crímenes que había cometido. Él estaba esposado a la mesa del cuarto donde sería interrogado, en eso Cristin entró para hacer lo que le pedían.

—Tienes el valor de presentarte frente a mí, vaya que eres cínica o muy valiente.—le decía Sergio lleno de odio en contra de ella

—Hasta hace unas horas querías llevarme a la cama, ¿que sucedió?.—preguntó Cristin para desestabilizar su seguridad

—Nunca me habían engañado, muchas veces quisieron atraparme e intentaron miles de veces enviarme prostitutas para seducirme y que yo cayera en la trampa. ¿Cómo sabías que caería?.—preguntó Mendoza

—Tengo meses estudiándote, sé que te gustan las mujeres educadas, refinadas y que son empresarias. Tu talón de Aquiles las mujeres que son extraordinarias, ya que a las que están acostumbrados son interesadas, sin estudios y que les gusta lo fácil. Además fáciles de manipular, ¿me equivoco?.—preguntó Cristin, Mendoza se rio

—Tiene toda la razón, pero no hablaré si no está mi abogado presente. Para ser honesto así con su traje sastre y con coleta, se ve aún más apetitosa. Créame su infierno acaba de comenzar, hay gente más poderosa respaldándome. Así que no le sorprenda si vienen por su familia y acaban con usted.—la amenazaba Mendoza

—Lamento decepcionarlo, pero para que sus socios puedan asesinarme, necesitan revivirme primero. Hagamos un trato, usted nos da la información que necesitamos y yo me encargo que salga dos veces al día al patio de la prisión, y solo esposado de las manos no de los pies. Te daré la oportunidad de pensarlo, volveré por tu respuesta.—decía segura de sí misma Cristin

—Desgraciada.—respondió Mendoza

Cristin no sentía miedo, ella ya había tenido de frente a la muerte, sin embargo la captura de Mendoza cambiaría por completo una vez mas su vida.

Días después Zaid disfrutaba de las hermosas playas en Cartagena, había cerrado con éxito más negocios. Ellos les vendían las mejores armas y las más sofisticadas del mercado a todos sus socios. Además era el hombre más deseado por las mujeres, era caballeroso, detallista y siempre estaba rodeado por un harem, pero también sabía cómo hacer que una mujer se obsesionara con el.

En especial tenía una conquista que él la llamaba la incondicional, y no solo eso, era su favorita. ella era de Rusia su nombre Dasha. Su relación era solo carnal, sin embargo ella siempre se hacía presente y eso hacia que Zaid se sintiera tranquilo. Después de una fiesta con sus socios de Colombia llena de bellezas, y estando por fin solo en su habitación, comenzó mensajeándole con su celular a su incondicional.

📲—Ya te extraño, el brazalete que me enviaste es simplemente precioso, no debiste molestarte.—escribía Dasha

📲—Espero poder verte en Milán antes de volver a Irán, concédeme el honor de ir conmigo a la cena con mi socio.—respondía Zaid

📲—Será un placer hacerlo, cuídate cariño.—respondió Dasha

Antes de poderle responder fue interrumpido por Abdul, la única forma de que él se atreviera hacer algo así es cuando había una emergencia.

—Disculpa Zaid, me llamó Archuleta para decirme que Mendoza está desaparecido.—le dijo Abdul así sin ningún filtro

—Eso es imposible, es la cabeza del norte, por ende está vigilado día y noche para su seguridad. ¿Cómo sucedió?.—preguntó Zaid, Mendoza y él eran grandes socios, también tenían una fuerte amistad

—Por eso se comunicó Archuleta, la última vez que lo vieron se reunió conmigo. Pero también su seguridad desapareció, eran ocho sicarios en total rodeando el lugar de reunión no entienden cómo sucedió.—respondió Abdul

—¿Ya le llamaron al dorado líder del sur?, se supone que tienen inmunidad en su territorio, son intocables.—preguntó Zaid

—Si, dice que todo esto es plan de nuestro enemigo en común, ya sabe su país vecino.—respondió Abdul mientras le servía un poco de té

—No lo dudo, busca a nuestro agente infiltrado el debe saber que está planeando sus jefes, y recálcale que solo nos da dolores de cabeza, hagan todo lo posible para que lo liberen no escatimen el precio. Mendoza jamás nos delataría, Abdul no pueden fallar.—daba la orden Zaid

Tenían que ser rápidos o Mendoza por desesperación, haría acuerdos. Así todos correrían peligro. De inmediato su infiltrado les dio un nombre, el agente Vincent Calaghan él figuraba como responsable, quien atrapó a Mendoza y su gente, el problema fue cuando le dijeron que pertenecía a seguridad nacional.

—Me lleva!—gritó Zaid y arrojó al suelo el vaso que tenía en su mano—Dile a Jimmy que si no quiere ver a toda su familia desaparecer, que resuelva esto. Muévanse!—gritaba furioso Zaid

—Señor, ¿si no logramos liberarlo?.—preguntó Abdul

—Dile a Jimmy que silencien a Mendoza.—respondió Zaid

Había mucho en juego, si él hablaba todos estarían en la lista. Aunque era su mejor amigo, sabía que si él estuviera en una situación igual, Mendoza no dudaría en silenciarlo. También ordenó acabar con la vida del agente que lo había atrapado, no había marcha atrás.