Después de una tarde de amor pasión Hannah desaparece de la vida de Sebastián, dejándolo sumido en la más cruel desesperación. Pero él no escatimará en gastos, ni en esfuerzos para traerla de regreso a su vida. ¿La traerá para amarla o para hacerle pagar todo su dolor?
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CAPÍTULO 8
Alexei se acercó a ella y sin dudarlo, le quitó una uva de la mano, la lanzó hacia arriba y la atajó con su boca.
Hannah se sorprendió, en realidad para ella siempre ha sido fácil hacer esto, pero para Hans no. Él siempre termina siendo golpeado por las uvas o tirándolas al piso.
Pero este hombre guapo y fuerte junto a ella tenía su misma habilidad para este juego.
Entonces, Hannah le sonrió y tomó dos uvas y las arrojó hacia arriba. Ella se movió con gran agilidad y las atrapó.
El viejo Alexei no pudo evitar aplaudir y mostrar una sonrisa llena de orgullo.
—Vaya, vaya, creo que tengo una rival muy difícil de vencer. Tendré que practicar mucho. Voy a defender mi título de campeón invicto.
Hannah soltó una pequeña risa y se acercó para extender la mano a su padre.
—Acepto el reto. Tienes 29 días para vencerme. Si no moriré con la corona de campeona. —le dijo Hannah a su padre y le dio una sonrisa que no llegó a sus ojos.
Por su parte, Alexei sintió una punzada en su pecho al oírla decir la palabra "moriré". Él tomó una gran bocanada de aire y tomó su teléfono para hacer una llamada. Al tercer tono le respondieron.
—¿Cómo vas con el encargo?
—Estoy en eso, jefe. —le respondió el hombre con un tono de nervios.
—Mira inútil, me acaban de llegar los resultados de tu familia y dos de tus hermanas son compatibles, así que motívate.
Alexei colgó la llamada lleno de frustración y arrojó el teléfono sobre el escritorio y sacó una foto de su madre. Alexei soltó un suspiro y se llevó la foto a los labios y la besó.
—Te extraño mucho.
Alexei guardó la foto de nuevo y sacó una de Hannah. Sus ojos se llenaron de orgullo. Definitivamente, de sus dos hijas. Hannah era su viva imagen. Indudablemente que si hubiese criado a sus dos hijas, ella fuera la Reina de su corazón.
Unos toques en la puerta, lo sacaron de sus pensamientos. Él guardó rápidamente la foto y se levantó para abrir la puerta.
Ahí estaba la futura Reina de su corazón.
—Buenas noches, Alexei. Te estaba buscando. Porque quiero cenar en un buen restaurante. ¿Puedes decirle a tus hombres que me lleven? Quiero comer comida árabe y tomar un poco de aire fresco. —le dijo Hannah, mirándolo a los ojos y después trató de justificar su salida—Mira, no me lo tomes a mal. Esta casa, es bella. Pero es lúgubre y triste. Me da escalofríos caminar por los alrededores. El jardín carece de vida y color. Quiero salir de esta jaula de oro.
Alexei le sonrió y le afirmó con la cabeza. Hannah se quedó mirándolo fijamente, con la sospecha de que algo le iba a pedir a cambio. Entonces, él se acercó a ella y sacó su pañuelo para secarse el sudor de la frente. Estaba nervioso, la idea de ser rechazado lo frustraba.
Pero Hannah, había leído sus pensamientos y le sonrió, antes de mostrarle un tierno puchero.
—¿De verdad, quieres ir conmigo?
Alexei solo asintió con la cabeza y le ofreció su brazo para caminar juntos hasta la puerta.
Hannah sonrió internamente y tomó el brazo de su padre. Ella sentía mucho rencor hacia él, pero estaba clara de que él era su boleto de salida y lo usará a su favor.
—Te llevaré al mejor Restaurante árabe de la ciudad. Ya verás que nos vamos a divertir mucho. ¿Te gusta el Kebab? —le preguntó Alexei y Hannah se sonrió.
—Es mi favorito. Entonces, ¡Vamos! Sorpréndeme —le dijo Hannah y los dos sonrieron.
Ellos caminaron muy emocionados hasta la puerta y ahí se encontraron con la nana de Alexia. La mujer no disimuló para nada su enojo. Ella destiló un poco de veneno, delante de la pareja.
—Señor Alexei, la niña no se siente bien y quiere verlo.
Alexei la miró de reojo, pero no detuvo su avance.
—Llévale la cena y cuando regrese hablaré con ella. Y recuerda Marie. Que cuidar tu lengua, es cuidar tu vida.
La mujer tragó grueso y asintió, antes de caminar hacia la cocina.
Hannah sonrió disimuladamente y se aferró al brazo de su padre.
La hermosa pareja salió de la mansión, con un paso firme y seguro.
El chófer se quedó paralizado al ver a su jefe caminar hacia su Lamborghini y apretar el botón de la llave. Hannah no pudo evitar sentirse halagada y contenta. Definitivamente, su plan estaba dando frutos y ella se aferraba a esa esperanza de vida.
Alexei la ayudó a subirse y él subió al puesto del chófer. Alexei aceleró hasta el fondo y Hannah levantó las manos emocionadas.
—¡Vamos Toretto! ¡Demuéstrale lo que tienes! —gritó ella y los dos comenzaron a reír a carcajadas.