Dos personas, que por destino se unen, un amor destinado a no ser, traición y venganza, muerte y pasión, desencadenado por El Desencuentro.
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Cap. 2 Vaya, así que…
Mis abuelos maternos estaban molestos con la entrada de Emilia y su hija, más aún cuando vieron el parecido, parecía que mi padre engañaba a mi madre desde hace muchos años.
Los años pasaron y yo comencé a hacerme cargo de varias propiedades, eran de mi madre, por lo tanto, eran mías, ya que me las había transferido cuando estaba aún viva, ahora que tengo 22 años, las fricciones con mi padre son peores, Emilia y su hija, solo se hacen a las víctimas indicando que las maltrato todo el tiempo.
Cuando tenía 17 años me enamoré de un chico guapo, Ariel Job, él tenía 20 años para entonces, yo estaba loca de enamorada, hace 5 meses nos comprometimos y estamos a una semana de nuestra boda, así que me fui al departamento de mi prometido para que me preste dinero, un auto y me lleven a casa que estaba un poco lejos de la zona donde estaba.
Cuando entro, escucho ruidos de lo más escandalosos, pero el saber, el significado de cada gemido y grito me hacían estremecer, conocía los jadeos de Ariel, habíamos tenido intimidad desde que yo tenía 18 años, pero siempre nos cuidamos mucho, él usaba preservativo y yo anticonceptiva, por si acaso.
Entre temblando, sentía que mi cuerpo no respondía y me costaba caminar, pero cuando me acerqué a la puerta, ahí estaba, mi flamante prometido a quien había amado durante 5 años, teniendo sexo ardiente con mi hermanastra Fátima, ambos estaban tan sumergidos en su asqueroso romance que ni cuenta se dieron de que yo estaba ahí mirándolos, ni siquiera tenía mi celular y filmarlos para destruir sus imágenes de personas correctas e intachables.
—Vaya, así que..., ¿así es como te encargas de nuestra boda? —Dije mientras que ellos se descolocan y no entendían si habían escuchado bien.
—No se asusten, solo soy yo, la que los va a destruir, aunque me muera en el intento —dije lo más tranquila que podía, mientras ellos voltearon a verme, no podían creer que los haya encontrado con las manos en la masa.
—Bibi, cariño, mi vida, no es lo que estás pensado, déjame explicarte, —me decía el muy cínico mientras se cubría y trataba de encontrar su ropa.
—Oh, claro, seguramente, estabas caminando desnudo por tu casa, tropezaste con esta puta, quien también estaba desnuda en casa ajena, tropezaron y tu pene entró en su vagina sin poder evitarlo, ¿es eso lo que pasó?, porque si no fue así, no me interesa —dije indignada, y me di la vuelta solo para amenazar.
—Fátima Ardut, espero que cuando llegue a la mansión hayas sacado todas tus cochinadas, no te quiero ver, —dije mientras salía y ella en pánico comenzó a suplicar.
—Bibi, hermana, por favor, solo déjame explicarte, no puedes expulsarme de la mansión, mi padre no te lo va a permitir.
Esa fue la gota que rebasó el vaso, ella me estaba dejando en claro, que el padre era suyo y no mío, pues bien, yo tenía las cosas más claras todavía.
—Pues en la mansión tu padre no tiene ni voz ni voto, desde que tengo 21 años he heredado lo que era de mi madre y la mansión es mía, soy la única dueña, y si no las había expulsado a ti y tu estúpida madre, era porque mi padre rogó por ustedes, pero ahora, que sé que eres una maldita perra, juro que no voy a detenerme hasta verte debajo de un puente —dije indignada, estaba tan molesta que veía todo de color rojo.
Salí de ahí a toda velocidad, corrí lo más rápido que pude, realmente estaba destrozada, Ariel era quien decía comprenderme, quien me decía que todo estaría bien, que esa gente tendría que entender que yo era la heredera de todo, que esas brujas eran solo circunstanciales en la vida de los Lizorty, pero era mentira, todo era mentira.
Caminé un rato por la zona, así que me dispuse a tomar un bus, lo hacía a menudo, no era una ricachona que se molestaba con eso, así que con algunas monedas por aquí y por allá, me fui hacia la zona de mi complejo residencia, en cuanto entré, mi padre me dio una bofetada que casi me derriba, estaba furioso.
—¿Cómo te atreves a echar a tu hermana, realmente crees que puedes hacer lo que quieras? Me dice furioso mientras que yo solo lo miro sin entender nada.
—¿Esa perra te dijo que la estoy expulsando por zorra, por acostarse con mi prometido?, ella te lo dijo, o ¿solo vino a hacerse la víctima? —Dije furiosa mientras que mi padre me miraba sin saber qué decir, pero en ese momento, entraron Emilia con lágrimas en los ojos y Fátima que se veía más devastada que yo, realmente esto era de otro mundo.
—Bibi, hija, estás haciendo un escándalo por nada, malinterpretaste la situación, Creíste ver algo entre ellos y lo estás exagerando, no deberían ensuciar la reputación de tu hermana, así —me dice la conchuda más grande del mundo.
—¿Malinterpretando?, estaba en la cama desnuda con la verga de mi prometido dentro de su vagina, ¿qué puedo estar malinterpretando? —Grité indignada, no podía creer lo que escuchaba, era realmente absurdo.