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Solo Ella

Solo Ella

Status: Terminada
Genre:Viaje En El Tiempo / Completas / Amor a primera vista / Apoyo mutuo / Pareja destinada / Amor eterno / Reencarnación / Mundo de fantasía
Popularitas:5.3k
Nilai: 5
nombre de autor: El Narrador Escarlata

Arlo pasó la vida feliz al lado de su esposa, la única mujer con la que estuvo y la única mujer a la que amó. Pero siempre tuvo el deseo secreto de estar con otras mujeres. Tras una complicación respiratoria, muere y reencarna a sus 17 años de edad, una año antes de ponerse de novio con Ema, su esposa. En esta segunda vuelta planea, antes de emparejarse, estar con tantas mujeres como pueda. Pero una simple modificación en la historia provoca que su unión no se concrete.
Arlo deberá mover cielo y tierra antes de que sea demasiado tarde y se vea obligado a pasar el resto de su (segunda) vida sin su alma gemela.

NovelToon tiene autorización de El Narrador Escarlata para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Como agua y aceite

En soledad, Arlo volvió caminando hacia su casa luego de un segundo día de clases que, afortunadamente, había sido más tranquilo que el primero. Extrañamente, se sentía bastante cansado. Iba despacio, apreciando la belleza de las casas bajas y de un cielo tan despejado como había estado durante todo el día.

Cuando llegó a su casa cruzó el patio de entrada y abrió la puerta. Desde la cocina llegaba un olor exquisito. Arlo fue para ver que se estaba cocinando, pero encontró una cocina sin señales de uso. Estaba todo limpio, no había ni un plato sucio, ni rastro de alimentos. Notó que el horno estaba encendido, así que se acercó y se agachó, intentando ver qué había dentro. La oscuridad interior y el reflejo del acrílico no le permitían ni siquiera adivinar, así que abrió el horno, cuya puerta soltó un chirrido. En una enorme fuente se cocinaba una tarta de zapallo.

_ Todavía no está. La pusimos hace diez minutos._

Como le pasaba cada vez que escuchaba una voz perteneciente a su pasado, Arlo se emocionó.

_ ¿Mamá? _ Atinó a decir, sin dejar de mirar la tarta. Se había preparado para este momento. Desde su reencarnación no se había encontrado ni una vez con su madre. Había tenido tiempo para asimilar que estaba viviendo una repetición de su vida. Y aun así, se emocionó al escuchar la voz de la mujer que lo había parido.

_ Cerrá antes de que vaya el calor, y vení a saludarme que hace mucho que no te veía. Arlo obedeció, se dio vuelta, y corrió a abrazarla. Ahí estaba, joven, sonriente, rebosante de vida, con su pelo castaño corto, y vestida muy elegante a pesar de ya no estar en el trabajo. Tras un largo abrazo, Arlo dijo: 

_ Cierto, mucho tiempo sin vernos._ Y aunque para su madre probablemente solo habían pasado dos semanas sin ver a su hijo, para él habían sido un par de décadas.

A menudo pensaba que quizás las personas encontraban un poco estupido que Arlo reaccionara de formas tan emocionales al toparse con alguien que veía todos los días, pero eso no le importaba, pues para él eran reencuentros únicos, tan únicos que jamás sería capaz de explicarle al resto todo lo que implicaban.

Angela acarició la cabeza de su hijo con ternura

_ ¿Cómo arrancaste las clases?

_ Bien, tranqui de momento, viste como son los primeros días..._ Mintió Arlo descaradamente, justo en el preciso instante en el que entraba su padre a la cocina. Inevitablemente, Ruben estaba enterado de la pelea en el colegio. Pero conocía a su esposa mejor que nadie y, previendo su reacción, había aceptado ser cómplice de ocultarle todo lo referido al asunto. De la confrontación a Verutti, ninguno sabía nada de momento.

_ ¿Los horarios están buenos? _ Con sutileza, Angela iniciaba su ronda de preguntas, algo que hacía muy frecuentemente cuando pasaba unos días sin ver a Arlo, o en un suceso novedoso como el inicio de clases.

_ Supongo._ Al notar que se iba a poner a interrogar, llevó las manos detrás de la espalda para que no se viera su venda, y rogó porque su madre no notara la cicatriz de su labio.

_ ¿Puedo verlos?

Arlo sacó una carpeta de su mochila, y en la primera hoja se encontraba una fotocopia con la grilla de horarios. Su madre la tomó y la revisó rápidamente.

_ Bueno, mañana fijate si la podes fotocopiar, así la pegamos acá en la cocina.

A pesar de que ya tenía diecisiete años, seguía siendo muy común que su madre quisiera tener control o conocimiento sobre los lugares a los que Arlo iba, o la rutina que manejaba. Pero no era buen momento para reprocharle nada, pues estaba feliz de volver a verla, y quería salir de allí lo más rápido posible para ocuparse de ocultar adecuadamente sus heridas.

_ Dale._ Respondió e intentó salir de la cocina rápidamente. Lo fugaz de cada una de sus respuestas se debía a que no quería que su madre descubra las lastimaduras, pero además, luego del efusivo saludo a su madre, le había empezado a doler mucho el labio, y sentía que su herida estaba a punto de abrirse. Por eso, antes de comenzar a sangrar, buscaba escabullirse. Pero no iba a salirse con la suya tan fácilmente.

_ Un momento señor._ Lo frenó Angela. _ Hace más de dos semanas que no te veo, me saludaste re cariñoso y ahora de repente me hablas así de seco, ¿qué pasa?

_ Nada ma, es que estoy cansado._ Buscó complicidad en su padre, pero este iba y venía entre la cocina y el living completamente despistado, así que no podía recurrir a él.

_ Cierto, tenes carita cansada. _ Antes de que Arlo pudiera hacer algo, la mujer comenzó a mirar en detalle su cara, y entonces, descubrió algo mucho más preocupante de simples signos de cansancio. _ ¡¿Qué te pasó en la boca?!

Arlo supo que ya no había vuelta atrás, nada iba a hacerla olvidar lo que acababa de ver. Era hora de inventarse una buena excusa. Excusa que tenía tiempo de pensar, pues su madre comenzó a revisar la herida con sus dedos, impidiéndole hablar.

Ay hijo, ¡¿cómo te hiciste esto?!_ La tendencia de Angela a exagerar todo lo que le pasara hizo que elevase el tono de su voz, hecho que convocó a Ruben a la cocina, quien en un ataque de lucidez, se convirtió en el salvador de Arlo.

_ Pero che amor, tranquila! no hace falta gritar así. Se lastimó mientras trabajábamos el otro día. Sabes que trabajar en construcción implica cierto riesgo._ Si, ¡lo sé! Pero no puede ser que me entere recién ahora. ¡Y mirá su mano por favor!Descuidar aunque sea por un segundo la posición del cuerpo significaba darle pie a Angela para seguir preocupándose. Eso había hecho Arlo, había relajado la posición de sus manos, y la venda en sus nudillos saltaba a la vista. Por esto, recibió una dura mirada de parte de su padre, que ahora tendría que dar más explicaciones.

_ ¡Pelota te hiciste la mano! _ Suspiró Angelica con angustia. Bueno, mañana entonces va a ser mejor que no vayas a Educación Física, así te recuperás.

Eso sí que no podía permitirlo. Había intentado no discutirle nada a su madre, pero la expectativa porque llegara el viernes había ido en aumento toda la semana, y no pensaba faltar por una herida menor.

_ ¡Pero no me pasó nada! Solo me golpeé un poco la mano. Estoy bien para ir mañana.

_ Vos pensás que estás bien, pero mira si mañana te volves a golpear y termina siendo peor.

_ No me va a pasar nada ma, enserio. A parte necesito ir para distenderme un poco, y cerrar la semana haciendo deporte con mis amigos.Exponía sus argumentos de manera seria y Angela los escuchaba con preocupación, y buscando motivos para sostener la prohibición. Pero, contrastando con lo dramático que parecía el ambiente, Ruben soltó una carcajada. Su esposa e hijo lo miraron atónitos.

_ Pero dejalo ir amor, no ves que quiere ir a hacerse el lindo con las chicas.

A veces le sorprendía lo rápido que su padre le sacaba la ficha. No iba a negarlo, porque era completamente cierto, pero tampoco iba a darle la razón. Así que prefirió dejar que su madre hablara._ ¿Pero qué decís Rubén?

_ Y si, el pibe ya está grande. Y se pasa toda la semana metido en esa escuela con olor a huevo. El viernes es el único día donde se cruza con chicas. Quiere ir a hacerse el lindo, ¡¡dejalo!!

De repente Angela parecía haber entrado en razón, porque ni siquiera le preguntó a Arlo si lo que decía su padre era cierto, simplemente lo asumió. Con expresión conformista, dio su consentimiento._ Bueno, pero porfa tratá de no excederte, hacé ejercicio tranquilo.

_ Si no sudás mucho mejor, mas limpito para las minas.

_ No le digas así, como si fuese a ir detrás de todas. Seguro ya tiene una en mente, ¿no?

_ ¡Pero no! Escuchame hijo, vos andá y mira lo que surge, no te enganches con ninguna todavía, sos muy joven.

_ No le metas esas ideas, ¿que tiene de malo que esté con una sola chica?En el debate de sus padres Arlo vio el fiel reflejo de la disputa entre Amor y Tentación de la cual había sido testigo en el limbo. No quería participar en algo similar nuevamente, así que se excusó para poder irse.

_ Bueno, voy a ver si me saco esta venda.

_ Ah si, para que te doy una de mis cremas para que te pongas. _ Angelica ya se disponía a salir de la cocina, pero Arlo la detuvo.

_ Gracias ma, pero ya tengo esta._ dijo mostrándole el ungüento que le había dado su compañera.

_ Que raro vos con esas cosas encima. ¿De donde lo sacaste?

_ Me lo dió una compañera.

_ ¿Quién?

_ Agustina.

_ ¡Ah si! Esa chica es divina. Yo a la madre le suelo comprar. Una chica como ella haría una linda pareja con vos.

_ Pero para de asfixiarlo amor. Deja que se curta, y después, si quiere, se pondrá de novio.

Nuevamente, sus padres comenzaron a exponer sus argumentos, pero esta vez Arlo no se quedó para escucharlos. Lo que sí pudo oír unos minutos más tarde desde el baño, fue la risa de ambos, que habían pasado de discutir, a divertirse con quien sabe que cosas. Eso era lo que siempre le había encantado de sus padres. Ambos eran completamente distintos, como agua y aceite, y aún así hacían una pareja increíble.

Con una risa contagiada por ellos, se aplicó con cuidado la crema en la mano, intentando curar una herida que, al día siguiente, estaría lejos de ser la más grave.

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Carla Quintana
por favor autor puedes hacer un capítulo donde salga su esposa Ema después de su muerte, me imagino que le afectó demasiado 🥲
TAMARA CRISTINA SAAVEDRA HUENUMAN
bueno creo que arlo en su primera vida si fue un hombre ahora da mucho que desear y no se merece para nada a ema... Creo que si ema ubiera sido la que reencarna las cosas ubieran sido distintas ella haria que arlo solo estuviera con ella y que arlo no estuviera con nadie mas que con ella creo que los hombres piensan distintos de las mujeres cuando aman..
TAMARA CRISTINA SAAVEDRA HUENUMAN
muy buena la novela aunque ojala arlo le cueste muchoooo ganarse a ema... Porque todo lo que uno hace en la vida tiene consecuencias y nuestro protagonista la cago es mas ojala se quede solo total ya supo lo que era el amor verdadero y por andar de suelto lo perdio....
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