Sinopsis
Emilia Bernade fue forzada a casarse con el duque Mazheón, quien era descrito por todos como alguien cruel y de corazón frío, ella atemorizada por el futuro que le esperaba decidió acabar con su vida, no obstante alguien reencarnó en su cuerpo, sin saber absolutamente nada de su anterior vida, cargando consigo pequeños fragmentos de como había muerto. Esa nueva Emilia para no estar sola decidió aferrarse al duque a pesar de sus rechazos.
¿Se ganará su amor o su odio?
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Emilia, clases y deseos
Debido a mi «pérdida de memoria» el duque contrató una maestra personal para que me diera clases de etiqueta, baile, bordado y un sinfín de cosas aburridas, pero, al menos no estaría estresada por no hacer nada.
Sentía las gotas de sudor resbalándose por mi rostro mientras intentaba caminar bien erguida, lo bueno de las clases era que Katherine, mi maestra; era muy paciente y no me apuraba.
Obviamente, al duque no le convenía que yo estuviera sin educación pero, su accionar me hizo sentir agradable y quería agradecerle, a pesar de que él me dijo que no fuera a su habitación.
Cuando terminaron las largas horas de aprendizaje fui de prisa a la cocina, era mejor hacer algo para el duque e Ian podría entregárselo por mí. Martha se sorprendió al verme tan agitada, realmente corrí para poder llegar rápido a la cocina.
—Mi señora, ¿Por qué ha corrido? —Ella tomó mi mano, luego con un hermoso pañuelo secó mi sudor —No debería esforzarse demasiado.
—¿Puedes enseñarme a cocinar? —Ignoré sus palabras, estaba algo apresurada, quería saber la reacción del duque cuando probara algo que yo misma había hecho.
—¿Qué?, ¿ya no le gusta mi comida? —Martha se entristeció un poco, pero negué con mi cabeza. Sonreí tímidamente bajando la vista al suelo.
—Quiero preparar algo para el duque —Martha sujetó mis hombros con delicadeza. Me mostró una sonrisa de picardía.
—Por supuesto, te enseñaré a preparar algo super delicioso.
Ambas pasamos las siguientes horas en la cocina hasta que llegó la noche y tuve que retirarme, pero, me sorprendió ver que mis manos se movían hábilmente como si antes hubiera cocinado, incluso Martha me felicitó por ello.
Como había mandado a Katelyn a descansar, tomé un baño de agua fría para refrescar mi piel. Jugueteé con la espuma haciendo figuras, luego salí del líquido enrollando la toalla sobre mis pechos. Con otro paño mediano comencé a secar mi cabello. Abrí la puerta, y después me acosté de ese modo en la cama, sintiendo algo de pereza y terminé durmiendo de ese modo.
—Señorita, perdón… Señora, se va a resfriar —Aún le era difícil a Katelyn dirigirse hacia mi de esa manera, abrí los ojos sintiendo los párpados pesados, en la parte derecha de la frente sentía un dolor persistente. —¡Dioses! Tiene fiebre… iré a buscar agua y un paño. —Katelyn salió corriendo. Sentí mucha picazón en la garganta.
Unos minutos después regresó Katelyn, con su ayuda tomé una ducha fría, me vistió con ropa abrigada y exprimió un paño mojado colocándolo sobre mi frente. Volvió a irse, regresando otra vez con una taza de té, la cual tomé de un sorbo para no percibir el sabor amargo.
Todo el día permanecí en cama, quería salir y practicar las artes culinarias pero, Katelyn e Ian me lo impidieron varias veces, así que, terminé rindiéndome. La tos cada vez se hacía peor, provocándome un dolor horrible en el pecho.
Escuché el sonido de toqueteo en la puerta, era Ian; él entró avisando sobre la visita del duque y tuve que incorporarme rápidamente, Katelyn me miraba confusa y cuando entró el duque, ella lo miró seriamente.
—Retírense —Katelyn parecía alarmada ante esa orden, por lo que tuve que acariciar el dorso de su mano para que se calmara un poco. Luego de que ella e Ian se fueran la habitación se sintió incómoda, era como estar nadando entre espinas.
Esperaba ansiosa lo que tendría que decir el duque pero, me observó unos minutos en silencio, se acercó lentamente volviendo a mirarme con intensidad y luego se fue. Arrugué las cejas confusas mirando la puerta que acababa de cerrarse detrás del duque.
—¿Eh? —volví a acostarme tapándome con las sábanas. No pensé tanto sobre esa interacción extraña, talvez debía acostumbrarme a que cada encuentro con el duque en el futuro sería de ese modo. Dejé salir un suspiro mientras cerraba los ojos.
Al día siguiente me levanté mejor, con las fuerzas recuperadas, sin dolor en los huesos ni ese frío que parecía querer congelarme. Primero fui a la cocina junto con Katelyn, quien seguía preocupada pidiendo que me quedara otro día en cama, sin embargo, me negué.
Todos estaban felices de verme, me sorprendí al ver al mayordomo sentado comiendo una rebanada de pan con una taza de leche, era la primera vez que lo veía en la cocina. Martha me llamó con una sonrisa brillante, me acerqué y comencé a hacer lo que ella me había enseñado antes. El plan era hacer que los demás lo probaran y luego enviarlo al duque. Martha dijo que el duque era quisquilloso con la comida, por ello me enseñó a hacer algo que le gustaba a él.
Cuando terminé Martha me ayudó a servir y luego miré a todos esperando su opinión. Estaba nerviosa, con las manos temblorosas. Ian fue el primero en probar abriendo la boca de la sorpresa luego de tragar.
—¿Y cómo está? —Pregunté preocupada.
—Bien… sabe bien. —Eso no me generaba confianza, más bien me hacía sentir peor. Esperé la respuesta de Katelyn pero, incluso ella no fue capaz de decirme la verdad.
Por último, el mayordomo se llevó la cuchara a la boca y rápidamente lo escupió al suelo.
—¿Quieres matar al duque?, ¿Lo probaste mientras cocinabas? —Suspiré aliviada, prefería la verdad por muy cruel que pudiera ser.
—Martha dijo que no hacía falta, con el olfato bastaba.
El mayordomo se puso una mano en la frente negando repetidas veces.
—Martha está acostumbrada a la cocina, obviamente puede desarrollar esas habilidades pero, usted acaba de iniciar en ello.
—¿No eres muy duro con la señora Mazheón? —Ian se levantó molesto. Mi corazón latió rápidamente, «Señora Mazheón», sonaba demasiado bien.
—Ian tiene razón debiste ser más amable —Katelyn dijo igual de enojada, pero el mayordomo interrumpió levantando la voz un poco.
—¿Mentirle está bien?, piensan que se siente bien cuando no son sinceros… ¿Respeto?, corten eso, están siendo horribles personas con su señora. —Hizo una pausa y luego prosiguió. —El duque es bastante estricto con la comida, ¿Cómo creen que reaccionaría al recibir algo tan malo como esto?, ¿Acaso quieren que él señor la desprecie?
Lo último hizo que mi corazón se apretara, no quería sentirme humillada como aquella noche, no quería ganarme el desprecio de nadie más… era suficiente con los Bernade. Katelyn e Ian bajaron sus rostros avergonzados, interrumpí el ambiente tratando de calmar las cosas.
—Le agradezco mayordomo por su sinceridad, era lo que necesitaba… porque quiero entregar algo hecho bien y que le pueda gustar al duque.
—Mi señora, esto es culpa mía… debí de ser más consciente. —Martha se disculpó pero negué con la cabeza mientras sonreía, y nuevamente volvía a esforzarme.
Regresé a mi habitación, Katelyn miraba mis manos lastimadas con tristeza mientras me frotaba el brazo con la esponja. El sol estaba ocultándose, anunciando la noche que se aproximaba.
—¿Por qué se esfuerza tanto? Él la ignoró la noche de boda… —Susurró lo último, acaricié la cabeza de Katelyn haciendo que ella me viera fijamente.
—No me queda nada… supongo que estoy aferrándome para no quedarme sola. —Realmente, era la verdad. Luego de reencarnar solamente pude recordar fragmentos de mi anterior vida, lo que era tener un nombre, una familia o alguien en quien apoyarse, no lo recordaba, no tenía a nadie, y en esta nueva apenas conocía a quienes me rodeaban.
Katelyn asintió con el rostro caído, luego siguió haciendo su labor en silencio.
En ningún momento el estuvo enamorado de Elena, solo le gustó
sigue sin gustarme el duque, por qué no aclara las cosas desde el principio y se hace la víctima
Debe salir conocer mejor donde está, seguir con sus negocios, aprender magia y combate cuerpo a cuerpo, entrenar físicamente.
Salir de ese matrimonio, que lo único que hace el duque es actuar de manera inmadura. ni el sabe que siente..
Cuando va dejar al duque, se deja envolver por él