En el siglo XV, Ángela, una joven noble, es enviada por Derya, la reina del Imperio Escocés, al Imperio Otomano para recibir una educación de élite. Tras años de instrucción financiera y cultural, regresa a su hogar solo para descubrir que sus padres han concertado su matrimonio con un joven aristócrata. La dulce joven que partió ha regresado transformada en una mujer valiente y decidida.
Derya no solo quería la mejor educación para Ángela, sino también que sanara su corazón roto por Niall, quien la había rechazado antes de su partida. Ahora, de regreso, Ángela se enfrenta a un mundo de intrigas políticas y expectativas familiares, mientras redescubre sentimientos por Niall.
El regreso de la guerrera, narra el viaje de Ángela en busca de su libertad, amor y lugar en una sociedad cambiante.
NovelToon tiene autorización de Amilkar para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Idiota
Las tres jóvenes caminaron hasta la habitación de Derya. La reina tenía muchas cosas que contarle a Ángela.
—Dentro de una semana partiré a Noruega y luego hacia Inglaterra. Hemos tenido algunos pequeños problemas en estas tierras, y ya tengo pensado consolidar de una vez por todas un virreinato en esas zonas —le comentaba Derya.
—Así que estarás muy ocupada.
—Sí, Sandra estará ayudándome. Espero volver lo más rápido posible —Derya caminaba hacia el balcón mientras hablaba con ambas mujeres.
—Será un viaje largo y trabajoso, pero necesario —comentó Sandra, quien se encontraba frente al tocador arreglando su cabello.
—Ángela, quiero que pongas en práctica lo aprendido en el Imperio Otomano mientras no estemos —dijo Derya.
—Claro, estaré encantada de hacerlo —respondió Ángela, gustosa.
—Quedarás a cargo del palacio mientras Henry, Sandra y yo estamos de viaje, aunque solo serás la ayudante de Kieran —añadió Derya—. Para mí, él sigue siendo el príncipe de Escocia.
—Lo haré lo mejor posible —afirmó Ángela.
Luego, Ángela se acercó también al balcón, admirando las vistas de Escocia que tanto extrañaba. Al mirar hacia abajo, Derya se encontró con la mirada de Henry, su esposo. De inmediato le envió un beso. Ángela los miraba con una gran sonrisa; la relación que tenía su amiga con Henry era encantadora.
Ángela fijó su mirada en el hombre por el cual creía que no sentía nada, y las mariposas volvieron a aparecer. Niall también notó la presencia de la joven al lado de Derya y quedó admirando su gran belleza. Pero al ver que Ángela lo miraba de la misma forma de años anteriores, decidió marcharse, dejando a una enojada Ángela por ser tan tonta y seguir pensando en él.
Derya, por su parte, miró a la joven y negó con la cabeza. Lo mejor era dejar que el tiempo decidiera qué era lo mejor para ella. Ángela se despidió de Derya. Al salir, su carruaje aún no estaba esperándola. En eso llegó Niall, encontrándose con la joven de frente, quien aún estaba enojada por su descortés trato. Pero al ver al joven tan callado, decidió que por lo menos sería educada. Sin embargo, Niall, quien no tenía ganas de congeniar con nadie, pasó de largo sin siquiera mirarla, dejando a la joven con el brazo extendido.
—Idiota —fue lo que la joven alcanzó a susurrar.
El día del bautizo llegó. Todo estaba listo. Ángela, como la madrina, se vestía de acuerdo a la ocasión. Llevaba un vestido azul claro, diseñado a su gusto, y su cabello suelto con piedritas azules que adornaban su cabello pelirrojo. Los clanes estaban todos presentes; cada Laird de las tierras estaba en ese lugar. En su carruaje, Ángela llegó hasta el palacio. El caballero que siempre la acompañaba la ayudó a bajar.
—Gracias, Robert —dijo Ángela con una sonrisa.
—Siempre a su servicio, mi señora —respondió Robert, inclinándose ligeramente.
Ángela ingresó al palacio, buscando a Derya. Al llegar, vio a su amiga lista para partir. Las emociones la abrumaban: el orgullo de ser madrina, la belleza del día, la magnitud del evento.
—¡Ángela! —exclamó Derya al verla—. Estás preciosa.
—Gracias, Derya. Estoy tan emocionada por hoy —respondió Ángela.
—Vamos, es hora de irnos a la iglesia —dijo Derya, tomando a Safiye en brazos.
En el camino, se encontraron con Henry.
—¡Buenos días, Ángela! —la saludó Henry con una sonrisa cálida—. Sigues a Derya y Safiye, la iglesia está lista para la ceremonia.
—Gracias, Henry —respondió Ángela, sintiendo cómo la emoción crecía en su interior.
Juntas, Ángela, Derya y Safiye se dirigieron a la iglesia, listas para celebrar el bautizo en compañía de todos los clanes y amigos presentes.
Durante la ceremonia de bautizo, Ángela estaba frente a Niall. Ambos se miraban a los ojos; la joven decidió ignorarlo en esta ocasión, pero podía sentir la mirada penetrante de él. Ángela ya no lo entendía: primero la ignoraba y ahora allí estaba, con su mirada fija en ella.
—Alguien no deja de mirarte —le susurró Derya.
—Ese idiota, cada vez anda más extraño —respondió Ángela.
Derya sonrió.
Niall las miraba con intriga. No sabía de qué hablaban, pero se lo imaginaba al ver la mirada que Derya le lanzaba cada vez que podía.
—¿Por qué, si yo tengo prohibido hablar con Ángela, tú la miras con deseo? —le preguntó Damián a las espaldas de Niall, quien se sobresaltó de la impresión.
—No la miro con deseo —replicó Niall de inmediato.
Damián sonrió.
—Claro, y yo soy un devoto al matrimonio —dijo con sarcasmo.
Niall solo lo ignoró; no quería seguir hablando de cuestiones que no importaban.
La ceremonia avanzaba y, aunque Ángela intentaba concentrarse, no podía evitar sentir la mirada de Niall sobre ella. La mayoría de los presentes notaban la tensión entre ambos, aunque ellos la ignoraban.
Luego de la ceremonia, Ángela, acompañada solo de su caballero, ya que sus padres estaban en la finca familiar por problemas en sus terrenos, disfrutaba del baile y la bebida cerca de la gran fogata. Niall, por su parte, sentado rodeado de jovencitas, trataba de disfrutar de la velada sin tener que prestar atención a cierta pelirroja que danzaba con todo el que se lo proponía.
—¿Acaso no está comprometida? —se preguntaba Niall, irritado. Las jovencitas seguían tratando de llamar su atención, pero él seguía con la mirada puesta en Ángela.
Damián se acercó a Ángela a pesar de las advertencias de sus amigos y hermano.
—¿Ángela? —le dijo cuando estaba cerca.
La joven miró en su dirección, notando lo guapo que era, pero sobre todo el parecido que tenía con Henry. Sonrió.
—Así es.
Damián hizo una pequeña reverencia y tomó la mano de Ángela, posando un beso en esta.
—Soy Damián, es un gusto saludarla, my lady —le dijo con amabilidad.
—Así que eres el hermano de Henry —preguntó ella.
—El mismo, para lo que necesites —Damián le habló con coquetería.
Ángela se rió, esta vez fuerte.
—¿Esto funciona con las chicas? —le preguntó, dejando a un desconcertado Damián—. Ser galante y amable, ¿es así como las conquistas?
Damián sonrió; frente a él no había cualquier chica, era la aprendiz de Derya, era obvio que sería alguien inteligente.
—Normalmente es sencillo, pero me prohibieron hacerte caer en mis redes, por lo que esto es solo una invitación a una amistad —dijo finalmente.
Ángela asintió.
—Bueno, ¿qué tan malo podría ser?