Sol Rucci es una joven de 18 años que ha sido profundamente marcada por la trágica muerte de su hermana, Flor, sucedida ante sus propios ojos. Al quedar huérfana, fue acogida y protegida por el novio de su hermana, quien asumió su crianza desde que Sol tenía 10 años. Ambos han encontrado en su apoyo mutuo una forma de sobrellevar el dolor de esta pérdida.
Con el paso del tiempo, él ha desarrollado una tendencia a sobreprotegerla, ejerciendo un control sobre su vida. Por su parte, Sol ha experimentado un notable aumento en su belleza, convirtiéndose en un reflejo impactante de su hermana. Con el tiempo, comienza a despertar en ella sentimientos que trascienden la gratitud y el apoyo, mientras que él empieza a verla de una manera diferente, ya no como la niña indefensa a la que él protegía por una promesa hecha a su novia antes de su muerte, sino como una oportunidad de reencontrarse con su amada Flor a través de ella.
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Capítulo 18 Noticia en la familia
Kai Vannecelli
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Al abrir los ojos, me doy cuenta de que estoy en mi habitación. A mi lado está Sol, quien, angustiada al verme despierto, suspira y me abraza.
—Amor, ¡qué bueno que despertaste! Ya viene el doctor —me dice, visiblemente preocupada.
—No debiste, querida, estoy bien —le respondo mientras me siento en la cama.
—No, amor, no es así. Estás pálido; mira cómo está tu mano. Ya llevas días con esos síntomas. Lo mejor es que te revise el doctor. Tus padres ya vienen en camino.
Ella toma mi mano, que tiene una venda, y acaricio la mejilla de Sol, quien está angustiada. Intento calmarla; no quiero que se preocupe, podría ser perjudicial para ella y nuestros bebés.
—Lo siento, reina, no quería preocuparte. Debe ser solo el estrés del trabajo. No debiste llamar a mis padres; no quiero alarmarlos por esto.
Le doy un beso en la frente y ella me abraza. En ese momento, escucho unos golpes en la puerta. Doy permiso para entrar y veo cómo llega el doctor, seguido de mis padres y mis hermanos con sus esposas.
—Estoy bien, solo fue un desmayo, nada más, doctor —le digo con tono tranquilo.
El doctor se acerca y comienza a revisarme mientras Sol narra lo que ocurrió. Luego, el médico se aleja y mi madre se acerca, tomando mi rostro y observándome con preocupación.
—¿Desde cuándo te sientes así, mi valiente? —me pregunta.
—Desde hace unas semanas, madre. No te preocupes, debe ser el estrés del trabajo —le respondo con calma.
—Tal vez los síntomas que presentas se deban a que la señorita Sol está embarazada. A veces, las parejas experimentan síntomas en los primeros meses —comenta el doctor.
Dirijo una mirada molesta hacia el doctor, y él se queda en silencio. Me vuelvo hacia mi madre, quien me observa fijamente.
—¿Sol está embarazada? —dice mi madre, asombrada.
—Sí, queríamos decírselo mañana durante la comida, pero el doctor habló de más —advierto con irritación.
Escucho a mis hermanos y a mi padre reír, y mi madre sonríe.
—¡Felicidades! ¡Qué excelente noticia! Seremos abuelos nuevamente, mi valiente. No debes preocuparte; no es por el estrés del trabajo que sientes esos síntomas; apenas es el comienzo de la herencia familiar Vannecelli —dice mi madre emocionada.
—No entiendo, madre —intervengo, confundido.
Mis hermanos se acercan y, al igual que mis padres, Ángela y Cataleya se acercan a Sol para felicitarla.
—Kai, cuando nuestra pareja queda embarazada, nosotros somos los que sentimos todos los síntomas. Apenas es el comienzo. ¡Es horrible! Solo se te quitará cuando ella dé a luz, así que ¡bienvenido! —explica mi padre en tono burlón.
Había escuchado que esa era como la maldición de los hombres Vannecelli, pero creí que solo era un mito. Ahora parece que es cierto. Sin embargo, no me importa sufrir esto si mi reina no tiene que pasar por lo mismo. Respiro hondo mientras observo a Sol sonreír nerviosamente y luego me dirijo a mi madre, que me observa con atención.
En ese momento, veo entrar a Zoe con los demás. Se acerca y pregunta:
—¿Te encuentras bien, Kai? ¿Qué te pasó? —se acerca Zoe, tocando mi frente y observando mi mano con preocupación.
—Tan linda, mi hermanita menor, preocupada por mí. Sabía que me querías —le respondo en tono bromista.
Es la primera vez que la veo tan preocupada. Ella aprieta mi mano vendada y la venda comienza a mancharse de sangre. Levanto una ceja, mientras ella pone los ojos en blanco.
—Cierto que no sientes dolor. Dime, ¿qué fue lo que pasó, cara de limón?
—¡Zoe, lastimaste su mano! ¿Por qué siempre debes ser tan brusca? —la regaña mi madre.
—Mamá, déjala. Ella nunca cambiará. Lo que pasa es que Sol está embarazada y yo empecé a sentir los síntomas —le aclaro mientras mi madre me quita la venda.
—¿Embarazada? —zoe mira a Sol—. Pero, Sol, creí que te irías en una semana a Estados Unidos y ya quedaste embarazada. ¡Pensé que querías irte!
—Sí, quería, pero quedé embarazada porque así lo quiso el destino y decidí quedarme. Con el nacimiento de los bebés, seguiré con mis estudios —responde Sol con una leve sonrisa.
Zoe sonríe y luego me observa con seriedad, arqueando una ceja con ironía.
—Si el destino quiso que quedaras embarazada antes de viajar a Estados Unidos, parece que no quería que te fueras.
Zoe me mira con irritación y mueve los labios, sugiriéndome que soy un maldito idiota. La fulmino con la mirada; parece que ha maquinado en su cabeza enferma lo que yo había hecho.
—Sí, pero me siento emocionada porque tendré dos bebés, y además Kai y yo decidimos que nos casaremos en un mes —responde Sol.
Ella se acerca y se coloca a mi lado.
—Entonces, ¡felicidades! —responde Zoe con una sonrisa, mientras me observa con una mirada intensa que parece querer matarme.
Todos nos felicitan por la noticia y decidimos bajar al comedor para brindar. Todos comienzan a salir de la habitación, pero Zoe me toma del brazo, apretándolo con fuerza.
—Sol, ¿podrías dejarme un momento con Kai? Necesito hablar algo con él.
—Sí, claro, los esperamos abajo.
La veo salir de la habitación y, unos segundos después, me vuelvo hacia Zoe.
—¿Qué querías decirme?
—Sabía que era muy extraño que una persona tóxica y sobre protectora como tú dejara ir tan fácilmente a Sol al extranjero, así que decidiste embarazarla para que se quedara. ¡Eres un miserable!
—¡Ya basta de insultarme! Te estás pasando de tu limites. No te metas en los asuntos de Sol y míos. Lo que pasa por tu mente retorcida es tu problema; la verdad es que no tengo idea de lo que estás diciendo -le respondo, irritado.
—¿Límites? Nadie me impone límites, y mucho menos tú. ¿Te molesta que te diga la verdad? ¿Qué pensará Sol si se entera de que tú planeaste su embarazo? Déjame adivinar, ¿le cambiaste las pastillas? Porque eso era lo que ella tomaba para cuidarse... Sol es mi amiga, y lo que hiciste es bajo. Pero, ¿qué se puede esperar de una familia tan tóxica?
—Yo soy tu hermano. ¿Acaso no piensas en tus sobrinos? Zoe, lo que hice lo hice por amor. Cuando te enamores, me entenderás. Si ella se entera, podría sufrir; su embarazo podría estar en riesgo, podrías arruinar una familia -le digo con tono preocupado, intentando que guarde silencio.
— Kai, conmigo esa manipulación no funciona. Quítate esa máscara de hombre bueno porque no lo eres. No pienso decirle que no es por ti, sino por ella; no merece sufrir, y menos embarazada por ti. Espero que la hagas feliz... idiota.
La veo alejarse y respiro hondo. Maldita mocosa.
ahora resulta que flor no estaba muerta que la habían llevado a otro país para que se prostituirla ahora que ha escapado qué casualidad que se haya topado con Kai ahora qué pasará kai dejará sol por flor