Clara decide quedarse con el villano, decide que ese demonio será suyo
El mundo mágico también incluye las novelas
1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para Lilith
3) La identidad secreta del duque
4) Revancha de época
5) Una asistente de otra vida
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
19) La noche inolvidable de la marquesa
20) Ni villana, ni santa
21) Salvando a mi Ernesto
22) Cartas para una princesa
23) Ya te olvidé
** Todas novelas independientes **
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Ataque 2
El sonido del fuego y los gritos rompió la calma de la noche en la mansión Bennet. Samir, de inmediato al ver las llamas extenderse desde dos puntos distintos de la propiedad.
Samir: ¡La duquesa!
Maddie, sorprendida por la rapidez con la que el humo y el calor llenaron los pasillos, trataba de moverse con cautela entre los sirvientes que corrían a apagar lo que podían. Pero la magnitud del incendio era tal que incluso la magia de los sirvientes de la mansión no alcanzaba para controlar todo a la vez.
Samir: Señora Maddie, tiene que salir de aquí, ¡rápido!¡No podemos garantizar su seguridad con el duque fuera!
Maddie: No… no puedo dejar que esto se salga de control.. hay empleadas ancianas, yo estoy bien.. ¡Ayuden a apagar el fuego!
Samir: Maddie, por favor!¡Necesito que confíe en mí! ¡este no es un incendio accidental!
Maddie lo entendio, mientras el caos se desató en la mansión Bennet como una tormenta descontrolada. Las llamas iluminaban los pasillos mientras el humo negro se arremolinaba contra los techos altos, llenando el aire con un olor acre y penetrante. Samir, con Maddie firme a su lado, avanzaba con rapidez, empujando a los sirvientes y guiándolos hacia una salida segura.
Hasta que mas de una docena de hombres armados entraron a la mansión..
Samir: ¡Defiendan a la duquesa! bloqueando a un mercenario que intentaba acercarse demasiado.
Cada habitación que pasaban estaba llena de estruendo.. muebles cayendo, cristales rompiéndose, gritos de sirvientes corriendo, espadas chocando, y el rugido del fuego devorando todo a su paso. El olor a madera quemada y a hierro llenaba sus pulmones, pero Maddie respiraba hondo, tratando de mantener la compostura mientras avanzaban.
Los mercenarios se movían con precisión mortal, cortando cualquier resistencia, su única misión clara.. matar a la duquesa Bennet. no les importaba el caos; sólo querían acabar con Maddie.
Samir: ¡Rápido, por aquí! Tenemos que salir antes de que se derrumbe todo.
La tercera explosión sacudió la mansión con un estruendo atronador, lanzando fragmentos de madera y cristales por el aire. El calor del fuego aumentó de golpe, haciendo que Maddie retrocediera instintivamente, buscando refugio detrás de un viejo escritorio que parecía el único lugar seguro en ese momento.
Samir estaba adelante, con la espada en mano, enfrentando a tres mercenarios que avanzaban con furia. Sus movimientos eran precisos y rápidos, bloqueando ataques y contraatacando con fuerza, pero la presión aumentaba a cada segundo.
Samir: ¡Maddie, quédate aquí! No salgas, ¡espera a que yo los detenga!
Maddie asintió con miedo y determinación, su corazón latiendo a mil por hora. Desde su escondite, podía ver a los hombres moviéndose con rapidez y precisión, conscientes de que ella estaba allí, y cada uno de ellos parecía pelear con una fuerza más intensa, más desesperada, como si supieran que su objetivo era directo.. ella, la duquesa Bennet.
El viejo escritorio temblaba cada vez que alguna de las llamas cercanas alcanzaba la madera, y los fragmentos caían a su alrededor. Maddie respiraba con dificultad, tratando de mantenerse oculta y al mismo tiempo prestar atención a los movimientos de Samir.
El primer mercenario cayó al suelo con un grito ahogado mientras Samir lo atravesaba con su espada. Maddie contuvo la respiración al ver cómo la batalla avanzaba, su corazón latiendo con fuerza, sabiendo que la vida de todos dependía de segundos.
Pero el segundo atacante fue más rápido. Con un movimiento preciso, la espada atravesó el estómago de Samir, quien soltó un gemido de dolor y retrocedió tambaleándose, sosteniéndose con la otra mano del brazo para no caer. Maddie sintió un escalofrío recorrer su espalda al ver a su protector herido, y un miedo feroz se apoderó de ella.
El tercer mercenario avanzaba hacia ella, confiado de que tendría vía libre, cuando Maddie reaccionó. Buscó rápidamente algo a su alcance: un palo con llamas provenientes del incendio cercano. Con decisión y un brillo de audacia en los ojos, lo levantó frente a ella, dejando que el fuego iluminara su rostro y la silueta amenazante del atacante.
Maddie: ¡Aléjate! ¡No te acerques!
El hombre titubeó, sorprendido por la valentía de la duquesa, y el calor de las llamas lo obligó a retroceder unos pasos. Maddie respiró hondo, manteniendo el palo en alto, lista para defenderse si intentaba otro movimiento. Samir, aunque herido, logró recobrar el equilibrio y la miró con orgullo y alivio, sus ojos transmitiendo un mensaje silencioso..
[bien hecho, canario el duque estaría orgulloso]
Samir respiraba con dificultad, su rostro pálido por la sangre que manaba de su herida en el estómago. Cada movimiento era pesado, menos preciso que antes, pero su determinación no flaqueaba. Bloqueaba ataques, contraatacaba donde podía, y su mirada se posaba en Maddie con urgencia.
Samir: ¡Vuela, canario!
Maddie negó con la cabeza, temblando, queriendo quedarse y ayudar, pero la fuerza y la mirada suplicante de Samir la hicieron darse cuenta de que debía obedecer..
Con un salto ágil y el corazón latiéndole a mil, corrió por el pasillo, esquivando escombros y fragmentos de cristal que crujían bajo sus pies.. pero por un reflejo de los cristales rotos, pudo ver la escena.. Samir, con un último esfuerzo, tomaba el mismo palo en llamas que ella había usado antes y lo lanzaba hacia la puerta principal, cerrando violentamente la salida y bloqueando a los mercenarios dentro. El fuego del palo chocó con la madera, haciendo chispas y humo, convirtiendo la puerta en una barrera impenetrable.
Maddie corría con el corazón latiéndole a mil, esquivando llamas que lamían los techos y paredes, brazas que caían como lluvia ardiente, espadas que chocaban contra madera y cuerpos que caían al suelo en medio del caos. Nunca antes un pasillo de la mansión le había parecido tan largo ni tan peligroso. Cada paso era un esfuerzo, cada respiración un recordatorio del incendio y del peligro inminente.
De repente, una muchacha de la cocina la reconoció entre el humo y los gritos.
—¡Señora Maddie! ¡Siganme!
Juntas, con ayuda de otras mujeres de la mansión, lograron salir al jardín. Allí, entre arbustos y rincones lejanos del fuego, improvisaron una pequeña defensa: escobas, sartenes y cualquier objeto que pudiera servir para protegerse. No era mucho, apenas un puñado de mujeres, pero estaban decididas.
—No sabemos si hay más mercenarios afuera.. Pero si intentan acercarse, haremos que lo paguen caro.
Maddie asintió, respirando con fuerza mientras evaluaba la situación. Su instinto le decía que no podía quedarse allí por mucho tiempo, pero al menos había encontrado un respiro y algo de protección improvisada. Las llamas seguían rugiendo dentro de la mansión, y su mente no dejaba de pensar en Samir y, sobre todo, en Theo.
—Tenemos que mantenernos aquí, si salimos pueden haber mas hombres afuera..
El humo del incendio se mezclaba con la noche, y cada sombra parecía moverse con vida propia. Maddie comprendió que el peligro aún no había pasado..