Hacía ocho años que Valentina Rossi se había visto obligada a casarse con Leonardo Bianchi. Ambos provenían de familias influyentes , pero siempre habían vivido separados y ni siquiera habían consumado el matrimonio.
Sin embargo, ahora Valentina deseaba buscar su propia felicidad, por lo que decidió pedirle el divorcio a Leonardo. Su respuesta fue clara: él era su marido y sería también quien le proporcionaría esa felicidad.
Al principio, Valeria se negó a intentarlo siquiera; al fin y al cabo, Leonardo un conocido donjuán. Pero las circunstancias, incluyendo la crisis de salud de su padre, lo empujaron a reconsiderar su decisión y la hicieron cambiar de opinión.
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Capítulo 4 : Un As Bajo la Manga
Valentina había esperado que el proceso de divorcio con Leonardo fuese complicado, pero no estaba preparada para el golpe que estaba por recibir. Los términos iniciales parecían justos, y aunque la tensión era palpable en cada encuentro, sentía que el final estaba cerca. Sin embargo, Leonardo tenía un as bajo la manga que cambiaría por completo la dinámica de su lucha.
El Descubrimiento
Unos días antes de la reunión final para firmar los documentos de divorcio, Valentina recibió una llamada urgente de su abogado, el señor Moretti. La gravedad en su voz le hizo saber que algo andaba terriblemente mal.
—Valentina, necesito que vengas a mi oficina inmediatamente —dijo Moretti sin rodeos.
Al llegar, el abogado la recibió con una expresión seria, casi compasiva.
—¿Qué sucede? —preguntó Valentina, sintiendo un nudo formarse en su estómago.
—Acabo de recibir una copia de un acuerdo prenupcial del que no teníamos conocimiento —respondió Moretti, extendiéndole un documento—. Este acuerdo fue firmado por tu padre y Don Alessandro Bianchi antes de tu boda.
Valentina tomó el documento con manos temblorosas y comenzó a leer. A medida que sus ojos recorrían las cláusulas, la realidad de su situación se hizo evidente. El acuerdo estipulaba que la familia Rossi se comprometía a dar tres herederos a la familia Bianchi. Además, en caso de divorcio, los menores quedarían a cargo de la familia Bianchi. El documento también especificaba que si Valentina pedía el divorcio antes de cumplir veintiún años, la familia Rossi perdería cualquier derecho a las propiedades y acuerdos económicos establecidos con los Bianchi.
La Confrontación
Valentina sintió una mezcla de ira y desesperación. Sabía que tenía que confrontar a Leonardo inmediatamente. Sin esperar, se dirigió a la mansión Bianchi, donde sabía que encontraría a Leonardo y a Don Alessandro.
Al llegar, fue recibida por el mayordomo, quien la condujo a la sala de estar. Leonardo y Don Alessandro estaban allí, aparentemente esperándola.
—Valentina, me alegra que hayas venido —dijo Don Alessandro con un tono casi paternal.
—¿Por qué no me sorprende que estuvieran esperándome? —respondió Valentina con amargura—. ¿Cuánto tiempo han sabido de este acuerdo?
Leonardo se levantó, con una sonrisa triunfante. —Desde el principio, por supuesto. Este acuerdo es la razón por la que siempre supe que no te darías por vencida tan fácilmente.
Valentina sostuvo el documento en el aire. —Esto es ridículo. ¿Esperan que cumpla con esto? ¡Es una prisión dorada!
Don Alessandro se levantó también, manteniendo su porte autoritario. —Valentina, este acuerdo fue hecho para asegurar la continuidad y el bienestar de ambas familias. Entiendo que esto te parezca injusto, pero debemos pensar en el bien mayor.
—¿El bien mayor? —replicó Valentina, sintiendo cómo su voz se quebraba—. ¿Y mi felicidad? ¿Mi vida? ¿Acaso no importan?
Leonardo la miró fijamente. —Importan, pero también lo hace nuestra familia y nuestras tradiciones. No puedes simplemente desechar todo eso por tu capricho.
La Decisión Difícil
Valentina sabía que estaba en una encrucijada. Podía continuar luchando, pero el costo sería alto, no solo para ella, sino también para su familia. Sentía el peso de generaciones de tradición y responsabilidad sobre sus hombros. Pero también sabía que no podía simplemente rendirse.
—Quiero una reunión con nuestros abogados —dijo finalmente—. Necesitamos encontrar una solución que no destruya mi vida ni la de mi familia.
Don Alessandro asintió, su rostro mostrando un rastro de comprensión. —Me parece justo. Hablaremos con los abogados y veremos qué se puede hacer.
El Plan
La reunión con los abogados se llevó a cabo unos días después. Valentina, Leonardo, y sus respectivos abogados se sentaron alrededor de una mesa grande en una sala de conferencias de la mansión Bianchi. El ambiente estaba cargado de tensión.
—Hemos revisado el acuerdo —comenzó el abogado de Valentina, el señor Moretti—. Entendemos las implicaciones y las dificultades que presenta.
El abogado de los Bianchi, un hombre de mirada aguda y fría, asintió. —Así es. Este acuerdo es vinculante y fue firmado por ambas familias. Sin embargo, estamos abiertos a escuchar propuestas.
Valentina tomó aire, sabiendo que esta era su oportunidad de negociar. —No quiero destruir a mi familia ni traicionar nuestras tradiciones, pero tampoco puedo seguir en un matrimonio sin amor. Propongo que encontremos una solución que nos permita separarnos sin causar un daño irreparable a los Rossi.
—¿Y qué propones? —preguntó Leonardo, claramente escéptico.
—Propongo que revisemos el acuerdo para encontrar una cláusula que permita una separación amistosa bajo ciertas condiciones —respondió Valentina—. Podríamos considerar una compensación económica o algún tipo de arreglo que respete a ambas familias.
La Revisión del Acuerdo
Los abogados comenzaron a revisar el acuerdo con detenimiento, buscando cualquier posible interpretación o cláusula que pudiera ser utilizada para facilitar una solución más justa. El proceso fue largo y agotador, con discusiones acaloradas y momentos de desesperación.
Finalmente, después de varias horas, el abogado de los Bianchi habló. —Hay una cláusula que menciona la posibilidad de renegociar ciertos términos en casos excepcionales, siempre y cuando ambas partes estén de acuerdo y se presenten nuevas condiciones que beneficien a ambas familias.
Valentina sintió una chispa de esperanza. —Entonces, podríamos renegociar los términos del acuerdo para permitir el divorcio sin las penalidades originales.
—Podríamos, en teoría —dijo el abogado de los Bianchi—. Pero necesitaríamos definir claramente qué condiciones nuevas se implementarían y cómo beneficiarían a ambas familias.
La Nueva Propuesta
Valentina, con la ayuda de su abogado, Moretti, comenzó a trabajar en una nueva propuesta. Decidieron que, en lugar de una compensación económica, podrían ofrecer a los Bianchi una participación más activa en el viñedo de los Rossi, asegurando así un interés económico a largo plazo para ambas familias. También sugirieron que, en caso de que Valentina tuviera hijos en el futuro, se establecería un acuerdo de custodia compartida que respetara los deseos de ambas partes.
Cuando la nueva propuesta estuvo lista, se reunieron de nuevo con Leonardo y Don Alessandro.
—Hemos trabajado en una nueva propuesta —dijo Moretti—. Creemos que puede ser una solución viable para ambas familias.
Don Alessandro tomó el documento y lo leyó detenidamente, su expresión impasible. Leonardo lo miraba con atención, esperando su veredicto.
—Esto es interesante —dijo finalmente Don Alessandro—. Una participación en el viñedo y un acuerdo de custodia compartida podrían ser beneficiosos. Pero necesitamos asegurarnos de que estos términos sean respetados y que no haya lugar para malentendidos futuros.
Leonardo miró a Valentina, su expresión suave por primera vez en mucho tiempo. —¿Estás segura de que esto es lo que quieres, Valentina?
Valentina asintió. —Sí, Leonardo. Estoy segura. Quiero una vida que pueda llamar mía, y creo que esta es la mejor manera de conseguirlo sin destruir nuestras familias.
El Acuerdo Final
Después de varias semanas de negociaciones adicionales, finalmente se llegó a un nuevo acuerdo que satisfizo a ambas partes. Valentina y Leonardo firmaron los documentos, poniendo fin a su matrimonio de una manera que respetaba tanto sus deseos personales como las tradiciones de sus familias.
El día en que Valentina finalmente recibió los documentos de divorcio firmados, sintió una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que tenía un camino difícil por delante, pero también sentía que finalmente tenía la libertad de buscar su propia felicidad.
Mientras salía de la oficina del abogado, respiró profundamente, sabiendo que había tomado la decisión correcta. Ahora, con un nuevo comienzo por delante, estaba lista para enfrentar el futuro con valentía y determinación.
saludos y bendiciones desde CHILE 🇨🇱🇨🇱🇨🇱🤗🤗
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Araceli Settecase