Zach y Dylan llevan una relación bonita y perfecta. En años de Relación, nunca se les ha visto discutiendo y mucho menos separados.
Pero cuando Zach queda embarazado, muchas cosas comienzan a pasar y cambiar todo.
El amor que se tienen, podrá ser fuerte, tanto que lograrán superar todos los obstáculos que la vida les tiene preparados.
NovelToon tiene autorización de D J Becker para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
22
Apenas bajé del auto corrí como loco por los pasillos de aquella clínica. La última vez que estuve en un lugar así fue a los 14 años cuando perdí a mi madre, desde entonces tenía fobia a los hospitales ya que desde mi perspectiva significaban tragedia, perdida. Que Zach, mi precioso Zach estuviera ahí estaba matándome de miedo. No tenía la más remota idea de lo sucedido, sin embargo mi mente era cruel al generar un sin fin de escenas trágicas y espantosas, no soportaba pensar que mis dos preciados tesoros estuvieran en peligro.
Corrí, corrí, corrí, no había ningún rastro de Kai, era como andar entre un laberinto interminable de escaleras y salas. Maldije una y mil veces cada que mi búsqueda no rendía fruto, pregunté a enfermeras, doctores que topé en el camino pero ninguno sabía darme razón de mi prometido. Justo cuando mi colapso mental llegaba a su punto álgido, vi dos figuras familiares en el pasillo correspondiente al tercer piso. No me tomé la molestia de subir a un elevador, no tenía la paciencia ni tiempo suficiente, me aventuré a subir las escaleras de dos en dos vuelto un caos de adrenalina y desesperación.
— ¡Dylan! — exclamó el susodicho apenas se percató de mi presencia — Oh dios, que bueno que llegas.
— Zach — exigí, el aire atascado en mis pulmones tras correr semejante maratón— ¿Cómo está Zach? ¿Cómo está mi hijo?
— No lo sé — sollozó— Nadie ha venido a decirnos nada.
— ¡¿Cómo que no sabes?! — le tomé bruscamente por los hombros.
— Hey, cálmate Dy — la inconfundible voz de Mark interrumpió mi arrebato de frustración. Estaba tan alterado que no me percaté de su presencia.
— ¿T— Mark? — balbuceé confundido. ¿Qué demonios hacía él ahí?
— Ya habrá tiempo de explicaciones — intervino mirando de reojo a Kai. Por algún motivo sentí que estaban omitiendo información — Cálmate ¿vale? Zach ya está siendo atendido, eso es lo importante.
— ¿Pero qué demonios pasó? — exigí.
— No lo sabemos — respondió Kai— Se desmayó y... — un sollozó interrumpió su oración— Dios, es mi culpa.
— No — jalé mi cabello con frustración— Es mi culpa, si no lo hubiera dejado ir esta mañana...
— Ahí viene Hector — avisó Mark repentinamente ansioso. De inmediato me volví hacia donde éste señaló, efectivamente ahí estaba mi caja de respuestas. Solté a Kai para correr, casi abalanzarme sobre mi amigo médico.
— Dy, baja la voz — pidió tratando zafarse de mi agarre.
— Al demonio con mi voz — atajé brusco— Responde.
— ¡Hector! — exclamé— ¡Zach ¿cómo está Zach?! Mi hijo ¿Cómo está mi hijo?
— Lo han subido al piso — respondió simple— Conseguimos hacerlo reaccionar, justo ahora están tomando algunas muestras para mandarlas al laboratorio.
— ¿Pero están bien? — insistí— Zach y el bebé, lo están ¿verdad?
— El bebé se encuentra bien — me miró serio mientras se liberaba de mi agarre— Por fortuna la caída no le afectó en absoluto, el ultrasonido no arrojó ningún signo de alarma. De momento los cuadros de aborto son inexistentes. Y Zach...él está bien aunque bastante asustado, me ha costado mucho tranquilizarle pero por fortuna lo conseguí.
— Gracias al cielo...— suspiré aliviado. Kai y Mark mostraron menos agobio— ¿Y Zach?
Hector bajó la mirada y suspiró.
— ¿Qué ocurre? — el alivio se esfumó tan rápido como llegó al detallar en la expresión de mi amigo.
— Respecto a él... — se mostró aprehensivo— Quisiera preguntarte algunas cosas.
— ¿Pasa algo con Zach, Hector? — intervino Kai curioso.
— Dylan ¿Puedes acompañarme un momento? — ignoró al pelicastaño de nuestro amigo.
— Hector ¿Qué pasa? — exigí con firmeza, su misterio estaba irritándome.
— Sígueme. — hizo una seña con su mano, antes de poder negarme ya me había dado la espalda caminando lejos de nosotros.
No tuve más remedio que obedecer. Hector me condujo por un extenso pasillo hasta llegar a su consultorio, en ningún momento mientras caminábamos rompió el hielo. Tenía un mal presentimiento. Apenas entramos me invitó a tomar asiento, algo que rechacé, no estaba de humor para ello.
— Hector — hablé serio, cansado de misterios — ¿Qué ocurre?
— Toma asiento — insistió.
— ¿Puedes sólo dejarte de rodeos y hablar? — exigí.
— Lo haré — aseguró— Pero como dije: necesito consultar algunos aspectos contigo.
— Te escucho.
Hector suspiró resignado ante mi negativa.
— Verás, Zach llegó aquí con la presión arterial disparada por los cielos. — asentí instándolo a continuar— Estamos tratando de controlarla a niveles aptos para su estado. Si te pedí hablar es porque necesito hacerte unas preguntas, de estás dependerá que confirme o descarte mis sospechas ya que de momento no puedo dar un diagnóstico.
— ¿Por qué? — cuestioné fingiendo tranquilidad.
— Porque precipitarse demasiado puede acarrear preocupaciones innecesarias. Lo último que tu novio necesita en estos momentos es una preocupación de este tipo. Así que dime: fuera de los comunes en un embarazo ¿Has notado síntomas extraños en Zach?
— Define 'extraños'
— Sí — reiteró— Dolor de cabeza (espalda), falta de apetito, vómito recurrente, fiebre...
Asentí.
— Es correcto. Además últimamente se queja por cansarse demasiado rápido, en ocasiones menciona sentirse sofocado, con vértigo.
— ¿Por qué no acudieron conmigo? — cuestionó a modo de reclamo— Creí haberles dicho que esos síntomas no eran normales.
— Hector , por última vez: ¿Qué pasa? — lo miré suplicante— Errado o no quiero saber tu diagnostico, olvidemos por un momento la amistad que tenemos y háblame como médico.
— Tengo un posible diagnóstico. — comenzó— Así que te pido escuches paciente.
— Entendido — respiré hondo preparándome internamente.
— Como dije — prosiguió— La razón por la que Zach colapsó fue por presión arterial alta. Este tipo de casos son completamente comunes en personas embarazadas, lo que hace a Zach distinto es la sintomátia previa al día de hoy. Misma que como dije: no es normal.
— Podemos deducir que...— insinué
— Dy — suspiró— Me temo que podemos estar frente a un embarazo de alto riesgo.
— ¿Qué? — jadeé, la sangre helandoce con rapidez.
— Inicialmente puedo catalogar este caso como hipertensión gestacional. Pero si no actuamos de inmediato ahora, cuando Zach tiene sólo 16 semanas de embarazo puede qué más adelante, en el último trimestre de gestación surjan complicaciones más graves.
— ¿Puede perder al bebé? — me atreví a preguntar.
— Si damos un seguimiento minucioso a partir de ahora, no lo creo.
— Pero hay riesgo de aborto ¿verdad? — le miré.
— Dy...
— Te pedí que me hablaras cómo médico — le recordé— Olvida que eres mi amigo y sé franco.
— Aún no sabemos si esté o no en lo correcto, Dylan. Puede que sea un simple cuadro de hipertensión que no va más allá de una descompensación.
— Sabes bien que las posibilidades son altas — recriminé.
— Y aunque así fuera — insistió— Con el tratamiento adecuado podemos hacer de este embarazo un éxito.
— ¿Qué clase de complicaciones pueden surgir? — cuestioné.
— Dy, esperemos los resultados de la pruebas que mandé a laboratorio. No premeditemos las cosas, me pediste un diagnostico y te aclaré desde un principio que podía ser erróneo.
No respondí, mi mente comenzaba a obnubilarse con sentimientos y recuerdos negativos. Sonreí ante la ironía, Hector me miró preocupado en cuanto comencé a reír como desquiciado, las emociones traicionándome vilmente. Y es que cuando era pequeño mi padre solía decir que la felicidad era como una burbuja: hermosa e inmensa pero efímera y lastimera.
Muchas gracias autor@, tu historia está genial 🫂