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Amor Inmortal

Amor Inmortal

Status: En proceso
Genre:Yaoi / Mafia / Matrimonio arreglado / Atracción entre enemigos
Popularitas:3k
Nilai: 5
nombre de autor: D J Becker

En la vibrante y peligrosa Italia de 2014, dos familias mafiosas, los Sandoval y los Roche, viven en un tenso equilibrio gracias a un pacto inquebrantable: los Sandoval no deben cruzar el territorio de los Roche ni interferir en sus negocios. Durante años, esta tregua ha mantenido la paz entre los clanes enemigos.
Luca Roche, el hijo menor de los Roche, ha crecido bajo la sombra de este acuerdo, consciente de los límites que no debe cruzar. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando comienza a sentir una atracción prohibida por Kain Sandoval, el carismático y enigmático heredero de la familia rival.

NovelToon tiene autorización de D J Becker para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

01

Era el último día para entregar el proyecto asignado por el profesor de cálculo, y Luca Roche esperaba ansioso a las afueras de la Universidad de Roma La Sapienza. El cielo se teñía de naranjas y rojos mientras el sol se despedía, y los estudiantes comenzaban a dispersarse, felices de haber concluido un día más de clases.

Luca miraba su reloj con creciente preocupación. Kain se había retrasado más de lo habitual, y la inquietud comenzó a filtrarse en su mente. ¿Y si algo le había pasado en el camino? Las calles de Roma no eran ajenas a la violencia y los accidentes, y la rivalidad entre los Roche y los Sandoval solo añadía un peligro adicional a sus vidas.

De repente, el inconfundible rugido de una moto llamó su atención. A lo lejos, vio a Kain acercarse rápidamente, su figura destacando contra la luz del atardecer. Luca soltó un suspiro de alivio y una sonrisa se dibujó en su rostro al ver que Kain estaba bien.

Cuando Kain aparcó su moto y se quitó el casco, sus ojos brillaban con una chispa de satisfacción. Sosteniendo una carpeta con el proyecto, sonrió ampliamente hacia Luca.

—Lo logré —dijo Kain, alzando la carpeta triunfalmente.

Luca se rió, su alivio transformándose en alegría genuina.

—¡Pensé que no llegarías a tiempo! —exclamó, acercándose a Kain.

Kain entregó la carpeta a Luca, sus dedos rozándose brevemente, un contacto que ninguno de los dos pasó por alto.

—Tuve algunos problemas en el camino, pero nada que no pudiera manejar —respondió Kain, guiñándole un ojo de manera juguetona.

Luca abrió la carpeta, revisando rápidamente el contenido para asegurarse de que todo estaba en orden. El proyecto, fruto de semanas de arduo trabajo y colaboración, estaba completo y listo para ser entregado. Luca levantó la vista y miró a Kain con gratitud.

—Hicimos un buen trabajo, Kain. Creo que tenemos una gran oportunidad de obtener una buena calificación.

Kain asintió, su expresión suavizándose mientras observaba a Luca.

—Sí, lo hicimos. A pesar de todo, resultó ser una experiencia interesante.

Luca sonrió, una calidez llenando el espacio entre ellos.

—Estoy de acuerdo. Y, bueno, no habría sido posible sin ti.

Kain sintió un nudo en la garganta. No estaba acostumbrado a recibir reconocimiento o agradecimiento, especialmente por algo académico. Se pasó una mano por el cabello, incómodo pero complacido.

—Gracias, Luca. Y no te preocupes, esto es solo el comienzo.

Ambos se encaminaron hacia la oficina del profesor, disfrutando de los últimos rayos del sol y de una sensación de logro compartido. La universidad, con sus antiguos edificios y caminos adoquinados, parecía brillar bajo la luz del atardecer, un reflejo de la nueva esperanza que ambos sentían.

Al llegar a la oficina, entregaron el proyecto y recibieron una confirmación rápida del asistente del profesor. Salieron juntos del edificio, el aire fresco de la tarde envolviéndolos.

—¿Te gustaría celebrar? —preguntó Kain, una sonrisa traviesa curvando sus labios—. Conozco un lugar donde podríamos relajarnos un poco.

Luca se quedó pensativo por un momento antes de asentir.

—Sí, me encantaría. Después de todo este trabajo, nos merecemos un descanso.

Subieron a la moto de Kain, Luca detrás, sintiendo la emoción y la libertad que siempre acompañaban a las aventuras con él. Mientras recorrían las calles de Roma, las luces de la ciudad comenzaban a encenderse, y en ese momento, todo parecía posible.

Para Luca y Kain, aquel proyecto de cálculo había sido más que una simple tarea académica. Había sido el catalizador de una conexión que desafiaba las expectativas y las rivalidades de sus familias. Y aunque el futuro aún era incierto, ambos sabían que, juntos, podían enfrentar cualquier desafío que se presentara en su camino.

Luego de varios minutos de viaje, Kain y Luca llegaron a un pequeño puesto que vendía pizzas y batidos de helados de varios sabores. Era un lugar acogedor, con un ambiente relajado y familiar. Luca adoraba el batido de fresas y siempre que tenía la oportunidad, se daba una escapada allí después de la universidad, especialmente cuando su padre no enviaba a ninguno de sus guardias a recogerlo.

Ocuparon una mesa vacía y enseguida una chica joven, con una sonrisa amable, se acercó a tomar su orden. Kain pidió un batido de chocolate y una pizza de pepperoni, mientras que Luca hizo el mismo pedido, solo que cambió el sabor del batido por el de fresas. La chica anotó sus pedidos y se fue, lanzándole una última mirada a Kain antes de desaparecer hacia la cocina.

Luca observó la interacción y luego miró a Kain, risueño.

—Creo que le gustas —dijo Luca, sus ojos brillando con diversión.

Kain frunció el ceño, confundido.

—¿A quién?

Luca se echó a reír, una risa cálida y contagiosa.

—Oh, vamos, Kain. Desde que llegamos, ella se ha fijado en ti. Incluso se disputaba con la otra camarera para venir a tomarnos el pedido.

Kain, que no había notado nada de lo que Luca le decía, sonrió de lado, encogiéndose de hombros sin darle mayor importancia.

Poco después, la chica regresó con sus pedidos, colocando la pizza y los batidos sobre la mesa. Justo antes de irse, deslizó discretamente un papel con su número de teléfono hacia Kain. Él lo miró un segundo antes de responder, cortante pero sin perder la compostura.

—Estoy con mi novio. No te lo puedo aceptar.

La joven, visiblemente apenada, se disculpó rápidamente y se alejó, ocultando su vergüenza. Luca, que había presenciado toda la escena, estaba completamente desconcertado.

—Kain, ¿por qué le has dicho eso a la chica? —preguntó Luca, aún sorprendido.

Kain tomó un sorbo de su batido de chocolate antes de responder, su mirada fija en la bebida.

—Sinceramente, no me gustan las mujeres, Luca. Y no creo que exista una excepción.

La confesión tomó por sorpresa a Luca. No sabía sobre los gustos de Kain y la revelación lo dejó sin palabras por un momento. Finalmente, encontró la voz para hablar.

—No tenía idea... —murmuró Luca, sintiendo que algo nuevo e importante había sido revelado entre ellos.

Kain levantó la vista, observando la reacción de Luca con atención.

—No es algo que suelo anunciar a todo el mundo —dijo Kain, su tono ahora más suave—. Pero no tenía sentido mentirle a esa chica. Además, contigo... —hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. Contigo es diferente.

Luca asintió lentamente, procesando la información. Su mente corría a mil por hora, pero en su corazón, sentía una comprensión y aceptación profunda. Tomó un trozo de pizza y lo mordió, tratando de aliviar la tensión.

—Gracias por confiar en mí con esto, Kain —dijo finalmente, una sonrisa sincera curvando sus labios—. Y bueno, al menos ahora sé que no tengo competencia aquí.

Kain soltó una carcajada, la primera verdadera risa del día, y la tensión entre ellos se disipó por completo.

—Sí, creo que estás a salvo —respondió, su sonrisa reflejando una mezcla de alivio y afecto.

Mientras comían, la conversación fluyó con naturalidad, más abierta y honesta que nunca. Hablaron de sus sueños, sus miedos y sus experiencias, construyendo un puente de confianza y entendimiento entre ellos. Cada minuto que pasaba, Kain y Luca se sentían más unidos, no solo por el proyecto que habían completado juntos, sino por la conexión profunda que estaban empezando a reconocer y aceptar.

La noche cayó sobre Roma mientras seguían conversando y riendo, olvidando momentáneamente las sombras de sus familias y las rivalidades que los rodeaban. En ese pequeño puesto de pizzas y batidos, habían encontrado un refugio, un espacio donde podían ser ellos mismos sin miedo ni pretensiones.

Y aunque ambos sabían que el camino por delante sería complicado, en ese momento, todo parecía más sencillo y claro. Porque en la honestidad y la confianza que compartían, habían descubierto la fuerza para enfrentar cualquier desafío juntos.

Luego de terminar de comer, Kain y Luca salieron del pequeño puesto de pizzas y batidos. La noche había caído más rápido de lo que se habían dado cuenta y, lamentablemente, Luca debía regresar a casa. Mientras caminaban hacia la moto, las luces de las farolas parpadeaban, creando un ambiente casi mágico en las calles de Roma.

Kain tomó el casco y, con una sonrisa, se acercó a Luca. Con un gesto cariñoso, colocó el casco sobre la cabeza de Luca, ajustándolo cuidadosamente.

—Espero que tengamos más citas como esta —dijo Kain, su tono ligero pero con un trasfondo sincero.

Luca, sorprendido, lo tomó como una broma y asintió, riendo suavemente.

—Claro, Kain, más citas —respondió, su voz cargada de un tono divertido.

Se subió a la moto, ocupando el asiento trasero, y Kain se acomodó al frente. Con un rugido del motor, la moto cobró vida y se adentraron en la noche romana. El viento fresco les acariciaba el rostro, y el sonido constante del motor llenaba el silencio entre ellos.

Kain condujo con destreza por las calles de la ciudad, disfrutando del momento a pesar de la inminente separación. Al acercarse a la mansión de los Roche, disminuyó la velocidad y finalmente se detuvo a unas calles de distancia, en una zona discreta para evitar cualquier posible contacto con los guardias de Luca.

Luca se bajó de la moto, retirándose el casco y entregándoselo a Kain. Sus ojos se encontraron, y por un momento, el tiempo pareció detenerse.

—Gracias por la noche, Kain. Fue... diferente —dijo Luca, sonriendo con genuina gratitud.

Kain asintió, guardando el casco en su lugar.

—Sí, lo fue. Y lo digo en serio, Luca. Me gustaría que hiciéramos esto más a menudo.

Luca se quedó un instante en silencio, captando la sinceridad en la voz de Kain. Finalmente, asintió, una sonrisa suave curvando sus labios.

—Yo también, Kain. Yo también.

Con un último vistazo, Luca se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia su hogar, consciente de que estaba desafiando el destino con cada paso que daba hacia la casa Roche. Kain observó cómo se alejaba, sintiendo una mezcla de emociones: satisfacción por el tiempo compartido y una creciente expectativa por lo que el futuro podría traer.

Cuando Luca finalmente desapareció en la distancia, Kain volvió a poner en marcha su moto y se alejó, las luces traseras desapareciendo en la oscuridad de la noche. Sabía que el camino por delante sería complicado, pero también sabía que había encontrado algo valioso en Luca, algo que valía la pena proteger y explorar.

Luca llegó a la entrada de su mansión, saludando a los guardias con una sonrisa despreocupada. Mientras caminaba por el largo pasillo hacia su habitación, no podía dejar de pensar en Kain y en la confesión que había compartido esa noche. Había algo en Kain que lo atraía, algo que iba más allá de la simple amistad o la curiosidad.

Al llegar a su habitación, Luca se dejó caer en la cama, mirando el techo con una mezcla de emociones. La noche había sido reveladora en muchos sentidos, y aunque las complicaciones eran inevitables, no podía negar que algo profundo y significativo había comenzado a florecer entre ellos.

Mientras tanto, Kain conducía de regreso a su hogar, su mente llena de pensamientos sobre Luca. Había algo en él que lo hacía sentir vivo, algo que lo desafiaba a ser mejor, a ser más que el heredero de una familia mafiosa. Y en ese momento, bajo el cielo estrellado de Roma, Kain hizo una promesa silenciosa: haría todo lo posible para mantener viva esa chispa y descubrir hasta dónde podría llevarlos.

La noche continuó envolviendo la ciudad en su manto oscuro, pero para Kain y Luca, era solo el comienzo de una nueva y emocionante travesía.

Cuando Kain entró a la mansión Sandoval, el aire estaba cargado de tensión. En el gran salón principal, una fila de hombres estaba arrodillada ante su padre, Daniel Sandoval, con las manos en la cabeza. Sus rostros reflejaban miedo y desesperación, y en el suelo, junto a ellos, se podían ver manchas de sangre seca, evidencia de los castigos anteriores.

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Kitty
No me gustaría que pasara algo entre Giovanni y kain
Dorito: Gracias por comentar. La verdad lo estoy pensando, porque no quiero que Luca pase por eso 🙂
total 1 replies
MilitaryMan
👍🏼¡Me ha encantado cómo has desarrollado los personajes y la trama! Sigue así, eres genial.
me drogo 🥵🤙
Acabo de terminar de leer tu última publicación y no puedo esperar a ver qué sigue. ¡Vamos, autora! 💪
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