Con un gran y doloroso problema sobre sus hombros, Flavia es acorralada de nuevo, sin embargo, la gran confusión la sumergirá en un mar de sensaciones y dolor. El amor no siempre es claro, el amor es solo amor.
Como toda madre, su principal deseo es velar por el bienestar de su hijo, aun si tiene que hacer cosas que la degradarían a más no poder. Como aquel contrato que firmó, donde a cambio de salvar a su hijo, tendría que darse como pago. Volviéndose así en la amante de su benefactor.
Una vez acabado aquel acuerdo, ya no tendría nada que hacer como aquel hombre que devoró sin piedad todo su ser; sin embargo, la vida caprichosa tenía preparado otros planes.
¿Podrá su herido corazón tener espacio para volver a creer en el amor?
¿Podrá el destino apiadarse de aquella madre abnegada?
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Cap. 4 No la tocaría nunca
Flavia era diferente, desde que la vio su aroma le pareció exquisito, cuando le pidió ser su amante así como lo era de su padre, su piel, su sabor, toda ella era deliciosa para él, sin embargo, no podía evitar repudiarla en su corazón, había sido quien hizo llorar noches enteras a su madre por el amorío con padre, no podía ser misericordioso, ya bastante le había dado con aprobar ese último préstamo para que salve a su hijo, aunque no sea nada suyo, Santiago sabía que ese niño no tenía la culpa, pero Flavia, ella era culpable ante los ojos de toda su familia, sin embargo, no podía alejarse de ella, ese año en que ella fue su amante, Santiago había disfrutado de ella al máximo, incluso él mismo pensaba que estaba enfermo, que tendría alguna enfermedad sexual, todos los días tenía intimidad con ella, se la llevaba a su departamento y no soltaba hasta quedar satisfecho de su aroma y su cuerpo.
Santiago no podía creer lo bella que era esa mujer hasta que la vio con el cabello suelto, sin ropa y sin esos lentes, en ese momento no pudo contenerse y nunca lo logró, podía estar a cualquier hora del día y salía como un salvaje a su oficina para poseerla ahí, en su escritorio, en su cuarto de descanso, en el auto, en su departamento o donde sea, ella era suya, así decía el contrato, por un año, Flavia, la hermosa asistente que se ve común, era su amante.
—Madre, si a ella le parece o no me tiene sin cuidado, sabes muy bien que si quieres que tenga nietos con esa tipa serán con inseminación artificial, no la soporto — dijo tranquilo, mientras seguía leyendo sus contratos.
—Hijo, no seas necio, dale una oportunidad, no hagas lo de tu padre de lastimar a quien te quiere bien — dijo Perla mirando a su hijo.
—No, sabes que no me gusta, así que ve buscando al especialista para la inseminación artificial, — dijo molesto mirando a su madre con advertencia.
Mientras ellos hablaban, entró al lugar la secretaría de otro departamento y ahí estaba como la nueva, era una de las que más había atosigado a Flavia, llamándola amante del difunto Mark Flabel.
—Presidente Flabel, afuera lo busca una mujer llamada Amanda Reich, dice que quiere hablar con usted sobre los derechos del hijo de su padre, el señor Mark — dijo avergonzada mientras miraba a Perla, la madre de su jefe.
Ambos la miraron sin entender, no entendían nada, hasta que si previo aviso, una hermosa mujer de 33 años entró al lugar cargando en su cintura a un rubio muy lindo que tenía la peculiaridad de los Flabel, unos ojos casi violetas, los mismos ojos de Santiago, la mujer es rubia de ojos azules, era como se describe a la amante de su padre siempre, pero y ¿Flavia?
Santiago sintió que algo se rompía dentro de él, esto estaba muy mal hasta que escucho a la mujer hablar y recién notó que estaba acompañada de dos hombres que se veían serios y eran sus abogados.
—Me alegra encontrarlos aquí, eso me ahorra trabajo, soy Amanda Reich, mi hijo es de Mark, está reconocido y hemos vuelto para que tenga sus derechos, pueden hacer las pruebas que quieran, pero sé muy bien que Mark dejó las cosas arregladas para él — dijo tranquila mientras que Perla y Santiago fruncen el ceño.
Para empezar, esa mujer es la hija amada de Julián Reich, un magnate de los negocios, es obvio que está ahí por algo, pero dinero no es, ella tiene mucho, sin embargo, ellos siempre pensaron que la amante era Flavia y que ese niño que su padre cuidaba en el hospital era su hijo, pero después de hacer una prueba supieron que no era su hijo, tal vez ambas eran sus amantes, pero eso quedó descartado cuando la escucharon hablar.
—¿Dónde está Flavia?, ¿la despidieron?, ella tenía un hijo enfermo, ¿fueron tan miserables? — dijo autoritaria como toda niña rica.
—Se la despidió por ser la amante de Mark — dijo Perla mirándola aun sin entender nada.
Amanda parpadeó un par de veces hasta que largó una carcajada de lo más resonante.
—¿Qué?, Flavia no tenía nada que ver con Mark, jamás fue su amante, ella y yo éramos conocidas, yo la ayudé varias veces con su niño en el hospital, Flavia se divorció, hace unos años, el padre del niño la abandonó cuando Saúl tenía año y medio, Mark la ayudó cuando ella fue abandonada por su marido y despedida, nunca tuvo nada que ver con mi Mark, ambos la ayudamos a que cuide a su hijo quien nunca salía del hospital, ¿Quién les dijo semejante estupidez? — dijo Amanda molesta, conocía a Flavia y sabía que Mark tenía mucha pena por ellos, pero jamás la había visto como mujer o insinuado nada, Flavia era muy transparente y agradecida.
Santiago estaba que escupía sangre, habían maltratado a Flavia de forma terrible durante ese año y solo porque las investigaciones describen a la amante de su padre parecida a Flavia, más los chismes en la empresa sobre las prestaciones exageradas que ella tenía, el dinero prestado era muy sospechoso y todo recayó en la suave y trabajadora Flavia, quién era obvio que se había tragado todo por ese préstamo, por su hijo.
Perla abrió los ojos y en silencio solo pudo recordar a Flavia cerrar los ojos cuando ella la abofeteó por ser tan descarada de pedir dinero por un hijo que no era de su marido, las cosas que le había dicho eran irreproducibles.
—Bueno, eso no importa, iré a buscarla después, debe necesitar ayuda ahora, pero solo vine para que Santiago conozca a su hermano menor y sepa que mi hijo tiene derechos también, cualquier cosa diríjanse a mis abogados — dijo Amanda saliendo del lugar con altivez, ella no era cualquier persona y si, se había enamorado locamente de Mark, era un hombre mayor guapo, gentil, inteligente y se volvió loca por él, pero cuando murió se deprimió tanto que se fue el extranjero con su hijo, no soportaba la pérdida, pero había vuelto solo para dejar en claro la posición de su hijo y no se imaginó que ese año de ausencia sería el calvario de Flavia.
(autocorrector travieso)
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