La Santa Reencarnada Quiere El Divorcio

[Después de que despertara, tuve que explicarle mi sueño a Arthur. Él no podía creerlo, pero de todas formas mandó a investigar sobre la caída de una iglesia y sobre el asesinato de una santa. Después de eso, me dijo que, debido a todas las cosas malas que hizo el duque Archibald, se le decomisaron sus títulos y que solo le quedaban algunas tierras. Tras todo lo sucedido, algo extraño le pasó a Archibald, ya que se encontraba en una situación en la que sus capacidades motoras prácticamente no funcionaban. Estaba postrado en una silla de ruedas y apenas podía hablar. Además, sus pocas tierras quedaron al cuidado de su amante.]

[Pasados los días, gracias a la constante visita de Arthur y de Ana, Abigaíl pudo recuperarse y recuperar completamente sus fuerzas.]

-Abigaíl, ¿ya te encuentras mejor?

-Sí, gracias a tu hermosa carita, Ana.

-Me alegra que mi belleza te haya podido ayudar. [Lo dijo con un poco de pretensión.]

-¿De dónde aprendiste a expresarte así, Ana?

-¡Juju! El hermano Arthur me enseñó muchas palabras, aunque hay algunas que no entiendo.

-Así que parece que tu hermano te ha estado enseñando a hablar así, ¿eh? [Abigaíl miró muy molesta a Arthur.]

[Arthur, asustado, se disculpó.]

-Dejando todo esto de lado, me parece extraño que el ex duque Archibald haya terminado así.

-Bueno, sobre eso,Abigaíll... Esto aún no se ha confirmado bien del todo, pero creemos que en la casa de Archibald se practicaba magia oscura, ya que se encontraron libros de práctica mágica y una estatuilla ensangrentada, similar a las que suelen tener los del culto de la Bruja. Así que pensamos que Archibald practicaba brujería y que por eso acabó así.

-No creo que eso sea así. No estoy defendiendo a Archibald, pero sé que eso es algo que él no haría. Todo esto empezó desde que conoció a Luisa. Antes de eso, me ignoraba, pero no era para nada violento. Estoy segura de que algo pasó cuando la conoció.

-En todo caso, también me tomé la libertad de investigar más sobre esa tal Luisa. Lo que pude encontrar es que su nombre es Anabella Luisa Vonder.

-Espera, Arthur... ¿ella se apellida Vonder?.

-Sí, como te lo imaginas. Al parecer, era hija de una familia noble, ya que tiene apellido.

-Pero, ¿cómo es que terminó siendo una plebeya?

-El caso es que ella no era completamente noble, ya que sus padres poseían una pequeña tierra que, con el tiempo, se convirtió en un pueblo.

-Pero entonces, ¿ella no es del todo una noble?

-Su apellido se lo había dado un conocido de su padre. Lamentablemente, no pude conseguir información sobre quién era esa persona, ya que se perdió mucha información.

-¿A qué te refieres, Arthur?

-El pueblo fue destruido y su gente fue asesinada por la Santa Inquisición del Falso Dios.

-Entonces, eso pasó hace alrededor de 17 años.

-Así es. Pero, curiosamente, en ese pueblo nunca se encontraron indicios de prácticas del culto de la Bruja... al menos, eso fue lo que se investigó en su momento.

-Pero, ¿solo ella pudo sobrevivir a eso?

-No, al parecer hubo algunos que lograron escapar y se mudaron a otras naciones.

-Entonces, eso es todo lo que se sabe de ella. De todas formas, hay que estar pendientes de sus movimientos. Tal vez ella no sea solo una simple amante.

[Mientras tanto, en la casa de Archibald]

-No te preocupes, no importa cómo estés, yo me quedaré a tu lado.

[Archibald se encontraba en una silla de ruedas, postrado, con una mirada perdida, como si su cerebro ya no funcionara.]

-Esa mirada tuya perdida es realmente sexy. ¿Será que acaso me estás provocando? No deberíamos hacerlo... después de todo, estoy embarazada y eso podría afectarle al bebé. Por ahora, confórmate con chupar mis senos.

[Archibald obedece mientras que Luisa comienza a autocomplacerse.]

-Ah... sí... sigue. Hazlo más fuerte...

[De repente, de las sombras aparece una figura con forma de nube completamente oscura.]

-Veo que se está divirtiendo, señorita Luisa.

[Luisa no se detiene e ignora el hecho de que le están hablando.]

-Veo que no me va a responder. Como sea, solo vine a recordarte que pronto será la Noche de la Luna de Sangre y que necesitamos prepararnos para poder ofrecer el sacrificio.

-Ahm... sí... el sacrificio...

[Luisa termina y hace que Archibald beba de sus fluidos.]

-No te preocupes, el sacrificio está creciendo bien.

[Comienza a frotar su panza.]

-Crece rápido, así podrás ayudar a mamá a alcanzar su amado y añorado sueño.

[Comienza a reír de forma grotesca mientras acaricia su vientre.]

-Pero antes, hay que encargarnos de esa santa. Ahora que ha despertado su bendición, nos va a poner las cosas más complicadas.

-Abigail, ¿eh? Jajaja, tienes razón. Ella es un gran problema. ¿Qué debería hacer para encargarme de ella? Jajaja.

[Después de que Abigail se recuperó, se fue a casa de su padre.]

-Ya estoy de regreso, padre...

-Bienvenida de nuevo, hija mía.

[El padre de Abigail fue empujado por una sirvienta gordita.]

-Abigail, ¿cómo has estado? ¿Por qué estás tan delgada? ¿Quieres que le diga al chef que te prepare algo? ¡Maldita sea! ¿Cómo pudiste haberte casado con esa basura? ¡Déjame ir ahora mismo a darle una paliza!

-¡María! Descuida, estoy bien, gracias. Estoy feliz de volver a verte.

-Aww... ¿por qué? Yo también te extrañé tanto.

[Comenzó a llorar tanto que hasta sus mocos se pegaron a su ropa.]

-Ejem, María, deja de comportarte así.

-No me diga nada, duque Lasmon. Yo le dije que no entregara a la señorita a ese maldito matrimonio.

[María agarra de la corbata al duque Lasmon.]

-Bueno... yo tampoco quería, pero Abigail, en esa edad, era muy desobediente y quería que la mimara mucho.

-¿Y eso qué? Ella es una bebé que aún necesita amor y cuidado.

[Toma las manos de Abigail.]

-No te preocupes, Abigail. Tu nana María estará aquí para volver a consentirte.

-Pero, María, ya no soy una bebé.

-Ni hablar. Tú sigues siendo mi pequeña. No importa si ya te habías casado, sigues siendo mi bebé.

-María, recuerda que soy tu jefe y no deberías tratarme así.

[María lo mira de una manera fulminante y procede a regañar al duque Lasmon.]

"Extrañaba todo este cálido ruido, así que al fin estoy de regreso a casa, mamá. Ya quiero saber lo que me deparará el mañana. Después de todo, soy la Santa Reencarnada que se divorció."

-¡María! ¡Quiero comer hasta reventar!

[Mientras tanto, en una pequeña cabaña.]

-Buenos días. Parece que ya despertaste. ¿Cómo te sientes? ¡¿Por qué estás llorando, Nina?!

-No lo sé, padre, pero no puedo dejar de llorar. Estoy bien, pero siento que mi corazón ha perdido algo y no puedo recordarlo. Eso me pone triste.

Continuará...

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