Te daré un millón de dólares por pasar 30 días con tu mujer- dijo con ese tono altanero que lo caracteriza desde el primer día que lo escuche hablar.
Debes estar loco- contesto mi esposo sin dudar un solo segundo.
Acepto- dije recibiendo las miradas de todos los presentes. Quizás nadie lo entendería pero era la única manera de salvarla y darle todo aquello que luego de la operación necesitaría.
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capitulo 6
Narra Nicolás.
Mi nombre es Nicolás Tomasolli, tengo 28 años y luego de que mi padre decidiera retirarse como jefe de la Mafia Siciliana, me dejo a mí a cargo de todo. El manejo de drogas y armas en casi todo Italia me pertenecía, era dueño de varios clubes y antros de la ciudad y también de hoteles y restaurantes.
Pero hoy me encontraba en el Vaticano para entregarle al secretario del Papa el jugoso cheque que recibían siempre como donativo para diversos orfanatos e instituciones que ayudaban no solamente a niños abandonados, sino también a mujeres abusadas. Podía ser un cruel mafioso y bastante jodido con mis enemigos, pero de alguna manera tenía que pagar todo ese pecado que cometía.
Ahora siendo franco, quien hubiese pensado que esta visita, que se suponía que debía hacer mi hermana, me haría encontrar una mujer que realmente me diera ganas de sentar cabeza. No voy a negar que cuando choque con la pequeña me enoje, pero era solo una niña, nosotros jamás matábamos mujeres o niños, pero ver llegar a esa exuberante mujer, por dios sentí que empezaría a babear en cualquier momento como un perro en celo. Era hermosa, el vestido blanco hacia un contraste exquisito con ese pelo negro y los ojos azules.
Nunca en todos mis años había sentido las ganas de agarrar a una mujer y salir corriendo para dejarla sobre una cama y hacerla mía todo el día, y ella con su hermoso acento extranjero me desarmaba. Lo cual podía ser sumamente peligroso.
Luego de que se fueran, comprendí por su vestimenta qué estaban en la misa de niños enfermos y me llamó aún más la atención, por suerte Guillermo estaba a mi lado y entendió con una sola palabra que quería saber todo de esa mujer. Me quedé un rato más viendo como se acercaban al coro y se quedaban allí escuchando a los chicos. Debo decir que ver llegar a un hombre y alzar a la niña encendió en mí unos celos qué jamás había sentido, aunque se apagaron cuando note que la reacción de ella a la mano que quiso pasarle por la cintura fue de alejarse. Esa pareja seguramente estaba rota o se estaba rompiendo y yo no iba a desaprovechar la situación. Pase mi lengua por los labios cuál depredador viendo a su presa y me fui a terminar con mis cosas para volver cuanto antes a casa.
Esta noche tenía una importante reunión, pero no había manera de sacar ese rostro tan hermoso de mis pensamientos. Esperaba que Guillermo llegara rápido con lo que le había pedido, quería saberlo todo y estaba seguro de que lo conseguiría.
Me di un baño de inmersión bastante largo a los que usualmente tomaba, tenía que bajar si o si ese calor que mi cuerpo emanaba de solo imaginarla gimiendo mi nombre recostada debajo de mí en mi cama. Podía tener la mujer que quisiera, de hecho a cualquier país que iba tenía minas que se me tiraban a los pies y ahora estaba acá, desmadrándome por una extranjera que encima era madre, tenía sobrinos, pero jamás tendría hijos. Debía admitir que me gustaban por un corto tiempo. De hecho mi hermana jamás me había pedido cuidar a mis sobrinos porque sabía como era mi carácter, pero esa pequeña que choco conmigo removió algo en mí aunque todavía no sabía que demonios era.
Tan concentrado estaba en mi descubrimiento que no percibí cuando la puerta del baño se abrió, hasta que Stella se acercó a mí masajeando mis hombros.
Vete- la orden fue directa y mi voz era sumamente calmada. Sentí como sus manos se detuvieron y se retiraron de mi cuerpo.
Pensé que te vendría bien liberar tensiones, te vi entrar de muy mal humor a la mansión- me dijo con algo de picardía en su voz.
¿Acaso yo te mandé a llamar?- le dije todavía sin mirarla.
Lo cierto es que ella era la mucama de la familia y mi puta de noche, pero hace un tiempo atrás había escuchado como la muy tonta le decía a una cocinera que se había enamorado de mí y desde ese momento decidí alejarme, no jugaba con los sentimientos de las mujeres, les explicaba que solamente era sexo y cuando ellas querían algo más, las dejaba. Mi hermana había sufrido mucho con el idiota de su marido, hasta que sospechosamente apareció muerto en su yate con una cantidad excesiva de drogas y dinero, bueno si había sido yo, pero mi hermana y mis dos sobrinos no lo sabían. Solamente mis padres conocían ese secreto y habían estado de acuerdo en eso. El muy hijo de puta estaba traficando nenas menores de 16 años y a veces antes de entregarlas las violaba, cuando un conocido le contó a mi padre no hubo dudas en lo que había que hacer, nosotros no hacíamos esas cosas y no permitiríamos que mancharan nuestro apellido con esos crímenes. No somos santos, pero soy hijo de una mujer y tengo una hermana y una sobrina así que el respeto al sexo femenino se me inculcó desde que nací. Jamás en todos mis años lastimé a ninguna mujer y no cuenta que se hayan enamorado de mí sabiendo que eran solo para una noche.
Stella salió sin decir una sola palabra y con la cabeza a gachas, no preste más atención y decidí salir del agua. Al terminar de vestirme, me fui directamente a mi despacho, tenía que terminar de acomodar las cosas para la reunión aunque un sobre en mi escritorio dibujo una sonrisa en mis labios. Guillermo era sumamente rápido, maldita sea quien no querría tener una mano derecha como él, tenía que subirle el sueldo de manera urgente. Me serví un vaso de Whisky y me senté tranquilamente a leer todo el contenido, prendí un cigarrillo y me quede allí procesando toda la información. Tenía que decidir como sería mi jugada, aunque entendiendo muchas cosas de las que había leído, la forma más fácil de conseguir lo que quería era por el medio que mejor me salía, la negociación a través del dinero.