VENDIDA AL JEQUE ÁRABE

...NO ME GUSTA COMPARTIR MIS JUGUETES...

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—Deja de hacer tonterías —dijo.

—¿Qué tonterías? —Pregunte, apoyando mi barbilla en su mano y dándole una mirada inocente.

—Esto. —Me fulminó con la mirada y me descruzó los tobillos. —Los caricias, el coqueteo, las... las sonrisas. Es irritante. Y no es bienvenido.

Antes de que pudiera decir algo, la puerta se abrió y entró Samir.

Me puse tensa al instante.

—Hola —dijo Samir, luciendo un poco inseguro cuando encontró mi mirada antes de sonreírme.

Malek dijo algo en árabe, su tono era frío y disgustado, aunque su rostro no revelaba nada de su disgusto. Estaba irritado. No le gustaba que lo sorprendieran... al menos no le gustaba esta sorpresa.

Me preguntó si debería preocuparme por estar tan en sintonía con él.

Samir se encogió de hombros y se pasó una mano por el cabello.

—Pensé que como el restaurante no terminó siendo una buena idea, vendría aquí para conocer mejor a Serafina—. Me sonrió otra vez.

Fruncí los labios y miré a Malek.

Nuestras miradas se encontraron y se sostuvieron.

Y tomó la decisión allí mismo. Esta atracción podría haber sido estúpida, incómoda y exasperante, pero tal vez, sólo tal vez, podría usarla. Tal vez.

Dejé que mi expresión se volviera suave y suplicante mientras miraba a Malek con mis mejores ojos de cachorrito.

Por favor, le artículo.

Malek solo se limitó a mirarme fijamente, su rostro ilegible.

—¿Eh, Malek? —Dijo Samir. —Creo que sería mejor si llegara a conocer a Serafina sin ti cerca. Creo que la pones nerviosa. Vamos, Serafina.

Apartando su mirada de la mía, La dirigió hacia su hermano.

—¿Qué quieres con ella?

Samir le lanzó una mirada extraña.

—¿Qué quieres decir? ¿No me la compraste? Quiero decir, todavía me siento raro por eso, pero lo hecho, hecho está, y ella es como mía ahora, ¿verdad?

Malek no dijo nada por un momento.

Con el corazón latiendo en algún lugar de mi garganta, solo contuve la respiración.

Cuando Malek me miró, Le di otra mirada suplicante. Los labios del hombre se estrecharon. Dijo, apartando su mirada:

—Bien. Sal a caminar afuera.

Mi estómago se desplomó.

Samir frunció el ceño.

—Pero-pero pensé que nosotros-

—AFUERA —repitió Malek, su voz acerada.

Exhale. No quería estar a solas con Samir, pero al menos estar fuera de la casa donde la gente pudiera verlos debería hacer que se comportara. Con un poco de suerte.

Todavía me sentía decepcionada. Sabía que era ridículo. ¿Qué esperaba, que él repentinamente cambiara de opinión solo porque me había følladø un par de veces? Bien.

Y tal vez los cerdos volarían.

—Bien —dije, forzando una sonrisa.—Vamos.

Salimos de la casa por la puerta trasera. Malek probablemente podría verlos a través de las cámaras de seguridad, si se preocupara lo suficiente como para mirar.

—Entonces —dijo Samir mientras caminaban por el inmaculado jardín. —Mira, entiendo que no es algo que tú elegiste y estás enojada por estar aquí, pero no quiero que sientas que te están obligando a... —Cerró los ojos y suspiró. —Obviamente lo estás, pero no podemos cambiar lo que hizo Malek-

—Podemos. Podrías decirle que te niegas a utilizarme y que debería dejarme ir a casa. No te parece lo más obvio.

Samir hizo una mueca.

—Ojalá pudiera hacer eso, pero... no puedo.

—¿Por qué diablos no? —Solté. No tenía mucha paciencia con la actitud de "pobre de mí" de este niño.

—¡No puedo pasar un año sin sexø! ¡Ha pasado más de un mes y me estoy volviendo loco!

Puse los ojos en blanco.

—Usa tu mano. Muchas personas todavía son vírgenes a tu edad. La falta de vida sęxual no mata a nadie.

—No, no lo entiendes. ¡No puedo pasar tanto tiempo sin sexø!

La desesperación en su voz hizo que lo mirara más detenidamente.

—Sé que tengo un problema —Continuo, con la miseria escrita en todo su rostro. —Quiero sexø todo el tiempo. Como, todo el tiempo. No estoy exagerando. Sé que es arriesgado y peligroso (no soy estúpido), pero no puedo evitarlo. Es lo único que me hace sentir... —Se interrumpió y apretó los labios. Sus hombros se encorvaron.

Fruncí el ceño. Algo andaba mal con este tipo.

—¿Has hablado con tu hermano sobre esto?

—Malek piensa que soy un idiota irresponsable y estúpido —dijo, con una risa sin humor. —Nunca entendería lo que es no poder controlarse. Tiene un autocontrol de hierro. Nunca deja que su pølla piense por él.

Casi me eché a reír. Me preguntó qué diría Samir si supiera que mi cøño estaba lleno del sęmęn de su hermano mayor en este momento.

Pero sí arrojó una nueva luz sobre la actitud de Malek.

Además de su terquedad internalizada, probablemente le molestaba haber dejado que su pølla pensara por él.

—Déjame aclararlo —digo. —Crees que no puedes sobrevivir sin sexø durante un año, y debido a tu imbécil autoritario de hermano, soy tu única opción. Estás tan desesperado por mojarte la pølla que ya ni siquiera te importa lo moralmente malo que sea.

Samir desvió la mirada.

—No es eso —dijo en voz baja. —No confío en mí mismo. Es como si hubiera algo en mí que quisiera ser atrapado, ¿sabes? A veces casi quiero que mi padre se entere. Quizás la muerte sería mejor que seguir viviendo una mentira.

Jesús.

Lo miré fijamente y se me hundió el estómago.

Los hermosos ojos de Samir parecían sin vida. Cansado. Totalmente derrotado.

Oh, joder. Echarle una mano no lo mataría, ¿verdad?¿Pero que pasaría conmigo si lo ayudo?

El chico probablemente ni siquiera necesitaría mucho para venirse.

Acallando mi disgusto, Dije:

—Bien.

—¿De verdad? —Samir sonrió y el alivio limpió la tensión de su cuello y hombros. Realmente era hermoso, con su perfecta estructura ósea, hermosos ojos y labios carnosos.

La perspectiva de intimidad física con él no debería haberme hecho que se me revolviera el estómago con inquietud.

—De verdad —Confirme, devolviendome hacia la casa. —Terminemos con esto de una vez.

Entró en a la casa delante de Samir, tratando de estabilizar el latido de pánico de mi corazón. No seas ridícula, me digo, secándome las palmas sudorosas en los pantalones. No había ninguna razón para sentir que estaba haciendo algo mal.

Absolutamente ninguna razón. Tocaría la pølla de Samir, la acariciaría un par de veces y eso sería todo. Considerando la edad del chico y su frustración reprimida, probablemente tomaría menos de un minuto. Entonces todo terminaría.

—¿Adónde vas?

Me detuve abruptamente, parpadeando ante la alta figura de Malek que aparentemente se había materializado de la nada.

—Estamos, um —dijo Samir detrás de mi.—¡Serafina accedió a ayudarme! ¿No es amable de su parte?

Malek ni siquiera lo miró, su mirada estaba fija en la mía, pesada y asfixiante.

Apenas podía respirar y mi corazón empezó a latir más rápido, pero por una razón completamente diferente al pánico.

—Lo hizo —Gruño.

Sonreí y asentí.

—Estoy siendo muy cooperativa —dije. —Tal como querías.

Un músculo saltó por la sien de Malek.

Y sonreí más ampliamente.

—¿Te gustaría observarnos para asegurarte de que estoy desempeñando bien mis deberes? —Digo inocentemente.

—Eh —dijo Samir. —No creo...

—Vete a casa, Samir —dijo Malek, sus ojos oscuros perforaron lo míos.

—¿Qué? ¿Por qué-

—¡Dije que te fueras a casa!—soltó. —Hablaré contigo más tarde.

Murmurando en árabe en voz baja, Samir se alejó malhumorado.

Mientras sus pasos se desvanecían, le dedique una sonrisa serena.

—¿Qué? ¿Por qué me miras como si hubiera hecho algo mal cuando hice exactamente lo que me dijiste que hiciera? ¿No me digas que estás celoso?

Malek avanzó, me agarró del brazo y me acercó juntando nuestros cuerpos el uno contra el otro.

Despreciaba por completo la forma en que mi cuerpo inmediatamente se quedó sin huesos.

—¿Celoso? —murmuró, mirándome la boca. —No. Simplemente no me gusta compartir mis juguetes.

—Apuesto a que eras un chico muy egoísta —dije, rodeando su cuello con mis brazos y sonriéndole. Mi estómago volvió a estar lleno de horribles mariposas. —¿Bésame?

Sin pensarlo me beso. Y todo lo demás se desvaneció.

Sólo estaba este hombre horrible, y este deseo vibrando entre nosotros, como una cosa viva, que respira, imparable y embriagadora.