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La Pasión De Un Beaumont

La Pasión De Un Beaumont

Status: Terminada
Genre:Completas / Matrimonio contratado / Posesivo / Arrogante
Popularitas:314.4k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Eliza Márquez

Después de Mientras tu no estabas Dinastía Beaumont, llega la pasión de un Beaumont donde relata la vida de los herederos Beaumont. Olivia Beaumont verá su vida sacudida luego de poner en peligro el imperio financiero familiar en peligro, Christopher contraerá matrimonio con la nieta del peor enemigo de su familia.

NovelToon tiene autorización de Eliza Márquez para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿Invitada?

En un par de horas estaría de camino a casa; cuanto antes le dijera adiós a Raleigh, mejor. Mientras el equipo de seguridad le abría paso entre los observadores que había atraído la excavación, para que pudiera llegar a la limusina que la llevaría al aeropuerto, se recordó que tenía ante ella tres gloriosos días de libertad.

Cuando llegara a Londres se pondría al día con sus primas una de las cuales estaba embarazada, otra desesperada por concebir y la última aún estudiando en la universidad.

Ellos eran muy unidos pese a la diferencia de años, así como lo eran sus padres. Y pese a eso ninguno trabajaba con su padre, ella había elegido prepararse y trabajar con su tia Kat.

Ella había elegido iniciar una empresa junto a su primo Cesare, Danielle trabajaba bajo la marca de su madre, pero en un área totalmente diferentes zapatos y carteras. Mientras que la tía Madeleyne lo hacía con la lencería.

Debia reconocer que ella no sería capaz de diseñar un vestido ni aunque su vida dependiera de ello, en cambio, su prima Eleonora y su hermana menor Grace habían iniciado su propia marca en París.

Su hermano Charles Jr estudiaba leyes y su hermano Asher trabajaba junto a su tio John en Rusia. Su primo Rashad lo hacía con su tío Chris.

Su primo Christopher había creado su propia empresa financiera en Londres y si bien colaboraba en la empresa familiar lo hacía junto a su tío Sander en Estados Unidos.

Era una especie de rebelión, los niños Beaumont no trabajaban con sus padres.

Olivia volvió al presente y descubrió, con sorpresa, que la limusina recorría una amplia carretera vacía que le recordó a una pista de despegue. Dejó escapar un suspiro mientras tocaba el sedoso pétalo de un capullo del bello ramo de flores que había en la limusina, preguntándose vagamente de dónde habían salido.

Como la ruta de vuelta al aeropuerto suponía pasar por el centro de la ciudad, frunció el ceño al contemplar el desierto que la rodeaba.

El árido terreno apenas contaba con vegetación, solo se veían piedras y alguna formación de rocas volcánicas. La arena invadía la carretera, emborronando sus límites. Se preguntó dónde diablos iban.

Tal vez el chofer había elegido una ruta que le permitiera evitar el tráfico de la ciudad. Arrugó la frente y se inclinó hacia delante para dar unos golpecitos en el cristal de separación y captar la atención del conductor.

Aunque vio que sus ojos miraban el espejo retrovisor, él no respondió en manera alguna. A Olivia le molestó que la ignorase, pero su comportamiento también despertó los primeros atisbos de genuina aprensión.

Golpeó el cristal con más fuerza y le gritó que parase. No entendía a qué estaba jugando ese estúpido hombre. No quería retrasar su vuelo de regreso a Londres y no tenía mucho tiempo.

Rebuscó en su bolso para sacar el móvil, con la intención de llamar a uno de sus colegas y solicitar ayuda, pero no lo encontró. Tras vaciar el contenido del bolso en el asiento tuvo que aceptar que el teléfono no estaba allí, recordó que lo tenía en la mano mientras estaba controlando los planos.

Cuando apartó los dedos del cristal, sus nudillos rozaron las flores del jarrón y, por primera vez, vio que había un sobre junto a ellas. Lo agarró y lo rasgó para sacar la tarjeta.

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Atónita, Olivia miró la tarjeta sin firma. Se preguntó quién la invitaba, a dónde y por qué. Quizás esa fuera la razón de que el silencioso conductor fuera en la dirección errónea. Apretó los perfectos dientes blancos con frustración. No le sorprendió descubrir que tenía el seguro echado y, en cualquier caso, le dio igual; no tenía ninguna intención de arriesgarse a sufrir lesiones saltando de un coche en marcha.

Se preguntó si durante la excavación había atraído la atención de algún lujurioso jeque de la localidad. Tal vez la del tipo que había visto en las dunas usando unos prismáticos. Tal vez había creído que era una chica fácil, eso creia la mayoría de los hombres árabes.

Consciente de las miradas preocupadas que le lanzaba el conductor por el espejo retrovisor, irguió la cabeza con orgullo y puso su cerebro a funcionar a doble velocidad. Podía tener la sensación de que estaba siendo secuestrada, pero era una interpretación poco probable en un país tan anticuado y regulado como Raleigh. Además de que su seguridad era monitoreada por el ejército de Raleigh.

Ningún árabe querría a una huésped reacia en su hogar. De hecho, hacer que un invitado se sintiera incómodo era casi un delito en la cultura Raleigense, así que cuando explicara que tenía un compromiso previo y pidiera disculpas por no estar disponible, recuperaría la libertad para irse.

Sus labios se curvaron hacia abajo con disgusto. Unos minutos después, la limusina se detuvo a un lado de la carretera y se oyó el «clic» del seguro de su puerta antes de que se abriera. Olivia enarcó una ceja cuando bajó del coche y se planteó echar a correr. Pero no sabía hacia dónde ir.

Era la parte más cálida del día y se tostaría como una corteza. Además, la carretera estaba vacía y habían recorrido muchos kilómetros a través del desierto. Mientras llegaba a la conclusión de que no había lugar seguro hacia el que correr, un enorme todoterreno llegó y paró al otro lado de la carretera.

El conductor bajó y abrió la puerta del pasajero, examinándola con expectación. Era obvio que habían concertado un encuentro para transferirla a otro vehículo. No quería aceptarlo, pero tampoco podía luchar contra ello. Miró el interior de la limusina y estudió el jarrón de cristal que contenía las flores.

Tardó un instante en estrellarlo contra el bar empotrado y agarrar un trozo de cristal que ocultó en la mano, sin apretar los dedos para no cortarse.

Cuadró los delgados hombros, cruzó la carretera y subió al todoterreno. La puerta se cerró de inmediato.

El vehículo arrancó y giró en redondo, pasó por delante de la limusina y siguió por un sendero pedregoso que se adentraba hacia el desierto.

 El cambio de dirección fue una sorpresa para Olivia, que miró con desaliento las gigantescas dunas de arena que empezaban a rodearlos mientras el sendero seguía hacia delante. Ya en la cima, miró por la ventanilla y se centró en el único rastro de civilización a la vista: un fuerte de piedra con muros altos y torretas que recordaban mucho a un antiguo castillo de cruzados

El sudor perlaba su frente cuando pensó que tal vez tendría que haber escapado cuando estaban en la autopista. Mientras el sendero desaparecía bajo la arena, el poderoso vehículo rugía mientras escalaba los montículos de arena que lo habían sustituido, creando un camino zigzagueante entre las dunas

El coche descendió rápidamente por la ladera hacia el edificio, y las enormes verjas negras se abrieron lentamente cuando se acercaron. A través de la verja vio un sorprendente oasis de verdor, un descanso para la vista tras tanta arena. El vehículo se detuvo bruscamente y ella inspiró lenta y profundamente al ver al personal que rodeaba la entrada con forma de arco.

El espectacular vestíbulo parecía extenderse ante ella hasta el infinito. De mármol blanco con columnas doradas y ornados espejos, su opulencia era tan inesperada entre esos muros de piedra como lo habría sido la nieve en el desierto.

Olivia apretó los labios y empezó a descender por una estrecha escalera de piedra. Atravesó unas altas puertas doradas que daban a una enorme habitación iluminada por el sol, decorada con lujosos tejidos, amueblada tradicionalmente al estilo oriental, con divanes bajos y bellas alfombras que rodeaban una chimenea central en la que se podía hacer café, igual que se habría hecho en una tienda. Era como una declaración de que su anfitrión respetaba las antiguas tradiciones de los años en que los marabani habían sido una tribu nómada. Guardó el trozo de cristal en su bolso.

Sorprendida, Olivia giró la cabeza y vio a una joven doncella ansiosa por complacerla. Recordó.Ella sintió que se le erizaba el vello de la nuca.

— Señorita Beaumont, ¿ Desea algo de tomar?, pregunto ella.

— Traiga té exclamó una voz suave detrás de ella.

Olivia, temblando y con los ojos muy abiertos, contempló con incredulidad al hombre que había en el umbral. De reojo, vio que la doncella inclinaba la cabeza, farfullaba algo terriblemente servil y salía de la habitación por otra puerta.

— Malek, exclamó ella incrédula...

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Blanca Idalia España Lozano
Cristopher , creo que tendrás problemas serios con el papá de Anastasia, nada justifica lo cruel que te portaste con ella , y tendrás serías consecuencias .
Blanca Idalia España Lozano
Que habrá pasado , que nervios
Blanca Idalia España Lozano
jajajaja, pq te gusta todavía Constantine , Ella , pero no te atreves a tener una relación
Blanca Idalia España Lozano
Pobre Anastasia, apenas empieza hacer feliz ,y vuelve aparecer el abuelo y ahora para colmo Cristhofer
Linsol
Excelente
Blanca Idalia España Lozano
Si fue tu culpa , pq la secuestraste , igual hubiera pasado lo del pozo , pero seguramente no lo hubiera golpeado , no estarían tan extremados sexualmente
Blanca Idalia España Lozano
jajajaja ya quiero ver 😍 Cristofher , si te confirmarás con una sola noche
Blanca Idalia España Lozano
A mí también 😌, me desespera , mucho tu lentitud , Matt, no vas al grano ..... uff
Blanca Idalia España Lozano
Jajajaja me perdí 😂 creí que era Jhon y Sam , y no es Matt y Alejandra , Pero no leí el titulo del capítulo , jajajaja estaba toda enredada . Y eso que dice Matt
Blanca Idalia España Lozano
John te casaste y te aprovechaste de una adolescente campesina , que esperabas , y no era de tu mundo.
Blanca Idalia España Lozano
A Constantine le gusta Ella , por sus relaciones se nota.
Blanca Idalia España Lozano
Vaya en lo que terminó la conversación y vaya que no lo tenían planeado ninguno de los dos 😃, Pero con Malek y Olivia siempre hay fuego .Y ahora casamiento
Blanca Idalia España Lozano
Cristhofer como le está tomando el pelo a Anastacia , jajaja, y ella bien enredada en sus propias palabras.
Blanca Idalia España Lozano: Cristopher corrección
total 1 replies
Blanca Idalia España Lozano
Es difícil entender que gana Petros , solo fastidiar la vida de todos incluída su familia .
Blanca Idalia España Lozano
Les recomiendo sinceramente lean todos los comentarios son buenísimos, me encantan , también los comentarios que hace nuestra querida escritora.
Blanca Idalia España Lozano
No puede ser otra vez Petros , causando dolor a su única familia, que le pasa ..
Blanca Idalia España Lozano
Cómo Sam y John siguen lastimando se , en lugar de liberar su sentir que liberaría su corazón, 10 años sufriendo es una eternidad, que horror.
Isbelia Narvaez
Excelente
Blanca Idalia España Lozano
Esto está que arde no hay manera de que mejore la situación para Olivia y Malek
Blanca Idalia España Lozano
Y John es un Santo , que ironía .
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