El Retorno De La Princesa.

Al mirar a la puerta allí estaban el duque junto a sus dos hijos, sin embargo, Max no estaba.

—Esposo —dijo Keila llorando amargamente y corriendo hacia su esposo a quien abrazo —¿Tu escuchaste verdad? 

Soila hizo exactamente lo mismo con el suyo, Andrea terminó recordando de dónde provienen ambas damas le da una idea de porque no se llevaba bien con nadie, ella solo terminó siendo la esposa del heredero al que nadie respeta, además es la hija de un comerciante sin influencia.

—Claro que escuché —respondió Edgar abrazando a su esposa.

—Padre, ella debería ser castigada por hablarle así a nuestras esposas —dijo Mauricio, ambos miraban a Andrea con ira mientras abrazaban a sus esposas que lloraban.

—Creo que ellas deberían aprender a dejar de hablar tonterías, quizás no tenga la influencia ¡Ahora! Pero eso no quita que sea la esposa del futuro duque —Andrea hizo una reverencia al duque —espero que padre me perdone, pero ellas hablaban mentiras sobre mí y dudaban de mi enfermedad.

El duque sonrió al escucharla y entró al comedor. 

—Olvidemos eso, es solo una discusión tonta entre mujeres — dijo con desdén y se sentó a la mesa —no creo que mis hijos sigan con esto, mejor vamos a comer.

Mauricio y Edgar se miraban, Keila y Soila dejaron de llorar al escuchar al duque, era raro que hubiera ignorado su pedido.

—Padre, si ella no recibe un castigo no comeremos en la misma mesa que ella lo hace. —replicó Mauricio.

—Hagan lo que quieran —fue la respuesta abrupta del Duque. Estos hicieron lo que él dijo dando la vuelta y saliendo, no sin antes darle una mirada de muerte a Andrea. —por fin despertaste. 

Solo estaban ellos en la mesa y al escucharlo Andrea lo miró.

—¿Qué dijo? 

—Este carácter es el que necesitas para ayudar a mi hijo, solo ahora puedo ver que hay cosas que nunca debieron pasar, pero ya está hecho, solo te pido que seas la fuerza extra que él necesita. —el duque puso los codos en la mesa y juntó las manos, manteniendo la mirada fija en ella —seguir dejando que te pisen no es de ayuda, solo eres una carga extra en esta lucha.

—Usted parece que está al tanto de todo.

—Solo de algunas cosas, como hombre hay cosas de la mansión que no puedo controlar, las luchas internas son normales hasta en el harem imperial. Solo el fuerte ganará. —se escuchó pasó en la distancia por lo que el duque se acomodo en la silla, Andrea hizo lo mismo bajando su cabeza.

Escuchar de boca del Duque sobre el harem principal la lleva a lo que pasó, sintiendo un nudo en su corazón, ¿Será que la mayoría sabía lo que le pasó y no les importaba? Así como el duque sabía los conflictos en la mansión está segura que su padre también lo sabe ¿Él estaría de acuerdo?

Miro hacia la puerta y vio entrando a la duquesa, está se miraba molesta.

—Esposo —se sentó a un lado de este, Andrea se levantó e hizo una reverencia.

—Madre.

—Esposo —ignoro a Andrea por completo y miró al duque —¿Por qué mis hijos se fueron?

—Por discusiones de chicas —este sonrió —no te preocupes se les pasará pronto, solo esperamos a Max para comer.

—Pero…

—No te preocupes, ya son adultos y saben lo que hacen.

La duquesa miró a Andrea quien esquivó la mirada, pudo notar la molestia en ella así que se mantuvo en silencio.

Cuando Max llegó había tensión en el ambiente, solo estaba Andrea con los duques y había gran silencio, estos ya comían. 

Los miraba a todos intentando saber lo que pasaba pero se resignó, le sirvieron su comida e hizo lo mismo que el resto.

Al terminar los primeros en salir fueron los duques, dejando a ambos solos.

—Me puedes decir lo que pasó. 

—Nada importante, es solo que tus cuñadas querían humillarme y como no lo permití la duquesa está molesta.

—Con razón no me miraba —dijo Max  sonriendo.

—Tu padre no le siguió el juego, eso es algo bueno.

—Mi padre está al tanto de muchas cosas, no creo que te complique la vida.

Ellos hablaban sin mirarse, era la mejor forma para ellos.

—Necesito pedirte que cuides a la familia de Silvia, sentí como una amenaza hacia ella la última discusión con la duquesa.

—No te preocupes por eso, lo arreglaré. Sin embargo, debes tener cuidado.

—Lo tendré.

Ya Max se imagina que Andrea pondrá la mansión patas arriba, tener conflicto directo con la duquesa no es algo que espero con su esposa, pero está sustituta llevó el conflicto hasta sus cuñadas lo que desencadenará muchos problemas.

—No te dejaré sola.

—Gracias. —tras decir esto se levantó —vamos Silvia.

Max levantó la mirada por fin para ver la espalda de su esposa salir, solo así puede notar que no es ella por evidentes diferencias. 

“Te protegeré como no lo hice con ella”

Mientras que Andrea regresó a su habitación y Max a su despacho, la duquesa estaba sumamente molesta en su habitación.

Sus hijos le comentaron lo dicho por Andrea y la amenaza que ellas recibieron.

—Esa perra me las pagará, ¿Realmente cree que será la duquesa? Que ni lo sueñe, me encargaré de matarla, ese bastardo jamás será el duque mientras yo esté viva. —dijo mientras lanzaba las cosas de la mesa al suelo, —jamás lo permitiré, todo esto le pertenece a mis hijos.

—Señora debe calmarse —decía Vane a su lado —aún tendrá muchas oportunidades para hacerlo, debería calmarse.

—Tienes razón Vane —camino hacia la cama donde se sentó —manda a que limpien eso.

—Cómo ordene, recuerde que en unos días el la fiesta de la emperatriz, puede encontrar una oportunidad para que quede mal ante ellos. —los ojos de Mariana brillaron.

—Tienes razón —se levantó —aun tengo tiempo para pensar.

La duquesa se quedó pensativa por largo rato pensando en la forma de humillar en el palacio a Max y Andrea.

“Los destruiré”