De Oruga A Mariposa.

Maya.

Me levanto muy temprano y la verdad casi me quedo dormida, pero mi despertador hizo su mayor esfuerzo y ahora voy camino a la empresa, llame a mi bombón y no contesto, pero lo entiendo llegó a la empresa y allí está esa sonrisa hermosa.

— Hola Alejandro, como estás—

— ahora estoy mucho mejor por qué te vi Maya.—

— oh, todavía hay caballeros, bueno a lo que vinimos a trabajar.— le digo a Alejandro mientras esté me sonríe.

Pase un grandioso día aprendí muchísimo y hasta cerré un trato estoy contenta y orgullosa de mí, para celebrar Alejandro me invitó a almorzar, de verdad es muy divertido en todo el camino al restaurante la pasamos cantando músicas de adolescentes alocadas es un lindo, Ale me llevo a un hermoso restaurante y Woow era muy bonito era grande la decoración era en colores blancos y marfil había una vista hermosa, pues, nos sentaron y había un gran ventanal era muy acogedor aunque elegante también, nos sentamos y Alejandro todo caballero me abrió la silla es muy divertido a pesar que es mayor que yo no es un aburrido todo lo contrario.

Nos trajeron la carta y cada uno hizo su pedido, todo estaba delicioso, él empezó a hablar conmigo y me pidió una cita a cenar, allí fue cuando tuve que ser sincera con él.

— Alejandro, muchas gracias por la invitación, pero de hecho no creo que sea buena idea.—

— por qué, que sucede Maya.— pregunto con su seño, fruncido.

— Tengo novio y digamos que no le va a gustar.— dije con una sonrisa inocente.

— Tienes novio maya... Tú sabías que eras mi prometida.— Pregunto dejándome helada, pero suspiré y contesté.

— si me enteré anoche, pero igual no hubieses aceptado, digamos que antes me vestía y Lucia diferente.— digo y me río mientras recuerdo mi aspecto de verdad era horrible.

— No eras para nada fea, de hecho eras adorable.— dijo mostrándome una foto de mí en un parque como Lucia antes.

— Eres un acosador a caso?.— Pregunté divertida.

— No bonita, pero debía saber quién era mi futura esposa.— Dijo riendo.

— Lo bueno fue que no, aceptaste imagino ver a tu futura esposa tan fea.— Dije soltando una carcajada.

— No fue por eso, solo te quería conquistar y conocerte primero como ahora.— Dijo con su maravillosa sonrisa.

— Pero eso ya no importa, podemos ser amigos te parece.— pregunté levantando una ceja.

— No hay de otra, me tocará.— dijo encogiendo sus hombros, luego se puso pensativo y pregunto.

— Y como se llama ese ser tan afortunado.— pregunta Ale.

— Mi amor bonito se llama Evans... Evans Walker.— Dije y la sonrisa de Ale se desvaneció y sus ojos se tornaron oscuros.

— Dime que es una broma por favor tú y ese idiota.— Dijo algo molesto, olvide que mi Padre dijo que no se llevaban bien, pero jamás imaginé esa reacción.

— Alejandro no le digas así, por favor él es un amor de persona y yo lo amo mucho.— Dije tratando de que se calmara.

— Disculpa, pero me tengo que ir.— Dijo sin más pago la cuenta y se retiró dejándome allí muy desconcertada.

Saque mi celular y tome un taxi, luego regrese a la oficina, el día paso un poco rápido, tuve mucho trabajo ni tiempo, me dio de pensar en lo sucedido en el almuerzo, cuando se hizo la hora me fui a casa, saludé a papá, cene y fui a descansar, una vez en mi cama llamé a Evans pero no contesto.

Entonces, llame a Ashley.

— Hola Ashley, disculpa, no sabes nada de Evans, lo llamo y no responde.— le pregunté a Ashley.

— Amiga, él está dolido por qué no le dijiste lo de tu compromiso, no sé si sea cierto, pues, tú amas a Evans, pero él salió a casa del abuelo y se le olvidó su celular.—

Sentí una opresión en el pecho, él se enteró de que cuál compromiso, otro malentendido seguro, debe pensar lo peor y si por esto acepta casarse con Tamara, no puede ser.

Busque mi teléfono y llamé a Evans de nuevo y la voz de Tamara resonó del otro lado, sentí que la sangre abandono mi cuerpo, pero no podía seguir en el mismo círculo vicioso, tenía que saber qué pasaba.

— Que haces con el teléfono de mi novio, pásamelo.— Dije esperando que de verdad no lo hiciera.

— Mi prometido está dormido, quedo agotado.— Corté la llamada y le marqué a Ashley.

— Aló amiga dime qué Evans no está en tu casa con Tamara.— Dije con la voz temblorosa.

— Que no Evans está con el abuelo, todavía hace rato, hablé con mi abuelo y está allá y Tamara vino a buscarlo, pero está.— Suspiré y le pedí la dirección de la casa de su abuelo.

Me cambié rápido y tomé el auto de mi hermana, pronto tendría que comprarme uno, en el camino iba con mi corazón latiendo muy rápido, sentía que saldría de mi pecho que estará pensando Evans de mí.

Llegué a la gran mansión y al tocar el timbre me recibió una dulce señora, la cual me hizo pasar de inmediato mientras buscaba al señor.

El abuelo de Evans venía con una cara triste y me saludo.

— Hola pequeña, buenas noches como estás, si viniste por mi nieto esto algo indispuesto —

—Buenas noches, abuelo, puedo pasar a verlo, él está así por un malentendido, podría pasar a verlo.— Supliqué con mis ojos cristalinos.

El señor me llevo a una habitación y me entrego una llave, pues Evans tenía tiempo encerrado allí y no le habría a nadie y por su temperamento nadie se atrevía a entrar, toque la puerta sin hablar.

— Que no quiero ver a nadie, que acaso no lo entienden.— Dijo un molesto Evans.

Abrí lentamente la puerta con la llave y la habitación estaba hecha un desastre, y él no se veía por ningún lado, fue entonces cuando el sonido de una botella sonó detrás de su cama me acerqué lentamente y allí estaba él sentado en el piso con una botella de en la mano y una foto mía en la otra, podía ver sus lágrimas, él tenía la foto pegada a su pecho y los ojos cerrados.

Me acerque lentamente y me puse a su nivel frente a él y arriesgándome a ser insultada o empujada lo tome del cuello y lo besé.

Se dejó llevar por el beso con sus ojos aún cerrados, podía sentir el sabor a alcohol mezclado con menta, lo necesitaba más que él a mí, al terminar el beso me abrazó fuertemente y así nos quedamos, su abrazo era muy fuerte, se aferraba a mí como si su vida dependiera de ello.

Me separé de él, pero todavía tenía sus ojos apretados, toque su mejilla y hablé

— Mi amor abre tus hermosos ojitos por favor.— Le dije mientras lloraba me mataba verlo así.

Abrió sus ojos de par en par y me miró con sorpresa.

— De verdad estás aquí mi pequeña Picasso — Pregunto tomando mi cara en sus manos.

— Si amor y antes que nada todo es mentira, no sé cómo te enteraste, pero no podría casarme con alguien que no fueras tú mi amor.— Al terminar de decir eso se apoderó de mis labios y de la sorpresa caímos de espalda enseguida corto el beso para ver si yo estaba bien.

— Mi amor estás bien, no te lastimaste — Pregunto levantándome del suelo.

— Auch si solo fue un golpecito.— Dije tocando mi cabeza, me cargó y me llevo a su cama.

— estoy bien amor, no me gusta que bebas así.— Lo reprendo.

— Si quería olvidarte con él tengo, pero no he tomado tanto pequeña, que haces aquí es muy tarde.—

Le conté lo que sucedió que llamé a Ashley y ella me dijo que se había enterado de mi compromiso la cual es mentira, le conté lo de Tamara y lo que me dijo cuando lo llamé, y que por eso vine para evitar que hiciera una locura, Evans me dijo que se enteró por una publicación de una revista electrónica y una foto mía con Alejandro, también le comenté el almuerzo que tuve con él y lo que hizo cuando le dije que él era mi novio, se molestó un poco con él no conmigo y me dijo que se vino a despejar la mente no quería buscarme y decir algo de lo que se arrepintiera después luego de eso le dije que se duchara.

Evans entró al mientras yo acomodaba el desastre, llame a mi padre y le dije que me quedaría en casa de Evans, no podía mentirle, además no tenía una amiga a quien poder meter solo Ashley y ella vive con Evans.

Primero papá se alteró, pero luego aceptó diciendo que después de todo yo pasé mucho tiempo sola y ahora él no podía darse golpes de pecho, me despedí de papá y me dispuse a seguir acomodando todo el desastre que hizo Evans.