Esperanza es una organizadora de bodas que dejó de creer en el amor y los finales felices cuando siempre por una u otra razón sus romances perfectos acababan abandonandola en el día más importante de su vida, su boda. Sus padres le concretan un matrimonio pero quién sería su esposo escapa dejándola en el altar y en lugar de ser el hazme reír la otra familia pone en lugar de su hijo a su sobrino del cual poco se sabe pero mucho se comenta. Entre ellos habrá una loca historia, un contrato y muchos problemas. ¿Me acompañas a descubrirla?
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Capítulo 24 SALTANDO DE EMOCIÓN
...NARRADORA...
Mariano estaba soñando con aquel atraco que presenció cuando era más joven. Cuando Esperanza le dijo ayúdame él estando entre dormido creía ver a esa joven que se resistía al robo y le pedía que hiciera algo y cuando ella gritó instantáneamente quiso proteger a esa mujer y como en el sueño ella estiraba la mano solo la jaló.
Reaccionó con el cuerpo aterrado de Esperanza sobre el suyo y giro posicionándose encima para protegerla. Cuando vió que su esposa se resistía de estar así solamente reaccionó comprendiendo que había vuelto a soñar aquello.
Frustrado consigo mismo la giró para ayudarla con esa tarea y volvió a acomodarse para dormir, algo que sería complicado.
Esperanza se acostó después de aquel susto y durmió relajada hasta que experimentó lo que es despertar con un grito.
-ESPERANZAAAA DESPIERTAAAA- gritó Mariano al descubrir que se habían quedado dormidos y el vuelo saldría en breve
De haber despertado con semejante grito casi cae de la cama. Definitivamente con su esposo acabaría sufriendo del corazón.
-¿Que te pasa?- preguntó con enojo
-Vistete o saldrás en pijama, llegamos tarde al aeropuerto, apúrate- el comenzó a vestirse sin que le importe nada que ella pudiera verlo
Esperanza comenzó a correr buscando ropa para vestirse pero su esposo fue al baño y debió cambiarse en la habitación súper rápido para evitar los momentos vergonzosos entre ellos.
Se quitó la blusa del pijama de un tirón y se colocó otra con la misma rapidez. Fue turno de los pantalones y cuando estaba saltando para que los jeans entren rápido en sus piernas él salió del baño encontrando el momento más gracioso.
-¿Saltando de la emoción por la luna de miel querida?- curvó sus labios en una media sonrisa sin dejar de mirar su cuerpo
-No me mires idiota- lo regaño pero siguió con la tarea de subirse los pantalones ahora más rápido
Se puso un calzado cómodo y se cepilló el pelo con rapidez, metió la ropa en la maleta y fue a la puerta de la habitación lista para salir.
-¿Sabes dónde nos dirigimos?- ella preguntó después de abordar el auto que los llevaría al aeropuerto
-Al aeropuerto - respondió el con simpleza
-Eso ya lo se- dijo más enfadada
-Entonces no preguntes- la ignoró concentrando toda su atención en su teléfono móvil
El chófer que era un empleado de confianza de los Silver y sabía lo que ocurría se divertía con la situación sabiendo que esos dos vivirían toda una aventura o una matanza, lo que sucediera primero.
Al menos el sobrino de los señores tendría algo de vida, hacía mucho tiempo no tomaba vacaciones y realmente las necesitaba. Desde que creó aquella compañía no tenía un respiro ni tiempo para nada más que no fuera todo lo referido al trabajo.
Llegaron al aeropuerto y fueron camino a abordar encontrando a muchos periodistas allí dispuestos a conseguir una nota de la pareja.
Suerte o desgracia la suya que llegaron faltando unos pocos minutos y aún no podían abordar.
-Rayos - protestó ella viendo a esa gente que no le daba respiro
-Actua enamorada, tuvimos la mejor noche de nuestras vidas recuérdalo- con voz fría le dijo cerca del oído
-Oh si, una noche genial, esas eran las que tenía en mí cama y no casada- se quejó indignada, ¿Cómo se suponía que debía actuar? hasta seguía siendo virgen
-Y yo en la mía sin que alguien me despierte gritando- la miró enojado
-Pues lo mismo digo- se cruzó de brazos ella
Los periodistas corrían en su dirección y parecían todo menos unos recién casados, hasta discutiendo estaban causando la mirada curiosa de algunas personas alrededor.
-Tus brazos en mi cuello, ahora- demandó Mariano mirándola pero no sé movió ni un milímetro- a menos que quieras responder varias preguntas sobre que tal la pasamos en la noche de bodas
-Bien, ya está- Hizo lo que pidió
-Besame, será una buena imagen para las revistas y aumentará la credibilidad
El la miró a los ojos, ya sus manos habían tomado posición en su cintura pero ella seguía sin moverse. Al diablo la suavidad, si ella no cooperaba en la actuación le tocaba obligarla a actuar así que con una mano detrás de su cabeza y la de su cintura atrayendola a su cuerpo la besó con dureza otra vez.
Los flashes de los periodistas no demoraron en llegar, todos querían retratar el amor o los conflictos pero ya que la sociedad era tan retorcida se aburría más rapido de los romances. Siempre los conflictos, separaciones e infidelidades eran titulares más tiempo.
Sabiendo aquello él les daría todo el amor que quisieran así tuviera que prácticamente obligar a su esposa a tales acercamientos y muestras de cariño.
Acabó de besarla cuando anunciaron que debían abordar y se disculpó con los periodistas porque la luna de miel lo esperaba, todo un caballero.