MIEL DE VENGANZA

Dormí pocas horas en el sofá, ni bien rayo el alba me acerqué a la cama de mi madre y me quedé un largo tiempo contemplándola. Su rostro estaba más delgado y demacrado que me dolió en el corazón.

----Cariño. ---Dijo en cuanto abrió los ojos. Sus lágrimas empezaron a rodar sin control al instante y el corazón se me encojió. ---Me siento perdida y sin esperanzas.

---Por favor no llores.

---No puedo evitarlo. Estoy muy triste.

Tenía el corazón estrujado, el dolor y el sentido de responsabilidad era demasiado pesado en mi lomo, que sentía que me iban a aplastar.

Mamá no me dejaba elección.

Me mordí la mejilla y saqué valor del aire.

---Está bien, lo haré mamá. ---Susurré conteniendo mis ganas de llorar.

Ella me cogió de la mano y se secó las lágrimas.

Su semblante entonces cambió en un segundo.

----Cariño, eres mi sol. No sabes cuan agradecida estoy. Tu papá se pondrá contento al ver su compañía restaurada.

Solo afirmé esforzándome por sonreír.

Salí con el corazón dolido y entré a la habitación de enfrente, donde papá reposaba.

Lo abracé y lloré un largo rato por mi suerte tan amarga.

De salida, llamé a ese hombre y lo cité en "Mokkazi".

Llegó puntual y me encontró bebiendo una taza de café.

DYLAN.

Mis oídos me decían que iba a recibir buenas noticias.

El rostro de la hermosa mujer, en esta ocasión no mostraba enojo. Todo lo contrario estaba muy serena.

Sentada como una Lady, emanaba elegancia. Imagino que su color favorito es el rojo, ya que lleva puesto un enterizo de ese color con tiras que deja ver su blanca y delicada piel. Y unas grandes gafas de sol.

Tomé asiento y le dediqué una sonrisa ladeada, pero me vió indiferente y se terminó el café con calma.

---Aquí estoy. La oigo.

Se pasó la servilleta a toques delicados por sus rosados labios al natural y cruzó los brazos.

---Acepto. ---Dijo cortante. ---La situación me obligó. Si no fuera por mis padres, jamás hubiera aceptado.

Sonreí victorioso.

---Siempre gano señorita Ferreira.

Vi como se mordió los labios.

---Solo esta vez Belanch. ---Vi una sonrisa casi imperceptible en su blanco rostro. ---Las cosas se harán a mi manera esta vez.

---No me diga. ---Dije en tono de burla.

Se subió los lentes y me dedicó una mirada glacial. Me sorprendí al ver sus enormes ojeras. Pero aun asi no restaban su belleza.

---Solo pare las orejas y escuche con atención... Número 1. No interfiera en mi vida privada.

Jamás tendemos contacto íntimo. Ni besos ni caricias. Eso incluye que dormiremos en habitaciones separadas.

El contrato será válido solo hasta que su hija cumpla 10 años. No pienso hacerme vieja, atada a ese maldito matrimonio.

Quiero el puesto de directora de diseño. Y un pago extra de 100 mil dólares mensuales por cuidar a su hija

Y es el último, no se olvide de invertir en la compañía de mi padre cuando antes.

Sus absurdas reglas me sacaron un risa discreta. Veo que es muy astuta.

Por lo general estoy acostumbrado a que sea yo quien haga esto.

---La regla número 1. ¿Aplica a que te verás con otros hombres?.

--- Claro que si. No soy un robot, tengo mis propias necesidades.

---Y crees que voy a arriesgarme a qué me timen de cuernudo. ¿Por que mejor no satisfaces tus necesidades conmigo?.

Hice esa pregunta divertida y en seguida su rostro se volvió colorado. No se si fue de vergüenza o de rabia.

---¡Eres un estúpido!. No me provocas como hombre. Prefiero a que un rayo me atraviese antes de entregarte mi cuerpo. Y por lo otro, despreocúpate soy demasiada discreta como para exponerme.

---Eres muy interesante, señorita Ferreira...Ninguna mujer en su sano juicio se habría negado en acostarse conmigo. Todo lo contrario, mueren por meterse a mi cama.

---Pues yo si soy inteligente. No soy la calabaza de mujer con la que acostumbra tratar. Se muy bien la clase de persona que es, aparte no es de mi gusto.

---Jajaja. Y encima tienes buen humor. Bueno, está bien, te pueden follar cuántos hombres quieras no me interesa. Solo te voy a pedir que desempeñes bien tu papel de madre. Me temo que tu regla número 2. no será posible. Debemos compartir la habitación como esposos, debes de mostrarte como una esposa cariñosa frente a mi hija.

Ella apretó los dientes y me mandó dardos con la mirada.

---Está bien. Pero yo dormiré en la cabecera y tu en la parte de abajo.

No pude evitar echarme a reir en voz alta. Nunca nadie me había sacado varias risas en un solo día.

---Como quieras.

---No es gracioso. Esto no es un chiste.

Después de su incomodidad me puse mas serio.

---Bien. Si estás segura que en esos 3 cortos años y medio, porque conste que mi hija ya va a cumplir 7. Me devolverás la inversión que voy a hacer en tu compañía, estoy de acuerdo. De lo contrario vas a tener que permanecer ligada a mi como garante.

---Claro que estoy segura. Te voy a devolver hasta el último centavo.

---Bien. Entonces hazme llegar el documento a mi oficina. Sobre los preparativos de la boda déjame a mi.

Le guiñé un ojo y salí del lugar dejando a la mujer con el rostro ensombrecido.