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Dominio

Dominio

Status: Terminada
Genre:Yaoi / Doctor / Amor eterno
Popularitas:166
Nilai: 5
nombre de autor: Moxonligh

Ethan ya lo había perdido casi todo: sus pacientes, su reputación y la fe en la gente. Todo por una acusación que jura era mentira. Cuando aceptaron mantenerlo en la clínica bajo una condición —tratar a un paciente que nadie más quería—, tragó su orgullo y aceptó. El nombre en el expediente: Kael Drummond.
Luchador profesional. Incontrolable. Violento. Y con el hombro izquierdo casi inutilizable.
Kael no confía en nadie. Creció quebrando a otros antes de que lo quebraran a él. Su cuerpo es su arma, y ahora le está fallando. Lo último que quiere es un terapeuta metiéndose en sus límites.
Pero entre sesiones forzadas, provocaciones silenciosas y cicatrices que no son solo óseas, Ethan y Kael se enfrentan… y se reconocen. El dolor es todo lo que conocen. Quizás también sea donde empiecen a sentir algo que nunca habían tenido: cariño.

NovelToon tiene autorización de Moxonligh para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 23

[Domingo, 10h de la mañana | Habitación de Kael]

La luz del sol se filtraba por las rendijas de la cortina. El despertador no sonó, ni siquiera hacía falta. El cuerpo se despertó porque el calor de otro cuerpo estaba allí.

Ethan estaba tumbado boca abajo, con un brazo estirado, la cara girada hacia un lado. Kael, de lado, lo observaba dormir. En silencio. Con calma.

Pasó los dedos lentamente por la línea de su espalda. Luego por la cicatriz en el hombro izquierdo.

—Despierta —murmuró, sin urgencia—. Pero sin prisa.

Ethan movió la cabeza, sin abrir los ojos.

—¿Qué hora es?

—Hora de que no hagamos nada.

—Excelente horario.

[ Cocina | Café sin prisa]

El olor a café negro llenaba el ambiente. Tostadas en el plato, mantequilla derritiéndose, el sonido del agua hirviendo en la tetera. Kael, en sudadera y con el pelo revuelto, removía la taza con una cuchara, distraído.

Ethan entró, todavía con la camiseta arrugada.

—Si la pelea no hubiera sucedido, ¿crees que estaríamos aquí ahora?

Kael pensó por un segundo.

—No lo sé. Pero sé que estar aquí ahora... me parece más importante que todo lo que sucedió antes.

Ethan le quitó la taza de la mano y le dio un sorbo.

—Está fuerte.

—Es para garantizar que te quedes despierto todo el día solo para escucharme decir tonterías.

—Estoy dentro. Pero con una condición.

—Habla.

—Que no atendamos a nadie. Que no leamos nada. Que no publiquemos nada.

—Hecho.

[ Sala | En el sofá, una conversación sincera]

Tumbados en el sofá, los dos compartían la misma manta. Kael con los pies en el regazo de Ethan. Una película cualquiera pasaba en la TV, pero nadie prestaba atención.

—¿Sabes qué es lo que más me asusta? —dijo Kael, de repente.

—¿Qué?

—Que por primera vez quiero quedarme. Quieto. Solo... vivir.

—¿Eso te asusta?

—Porque parece demasiado bueno. Demasiado tranquilo. Y no fui entrenado para la paz.

Ethan pasó la mano lentamente por su pierna.

—Entonces aprende. Un día a la vez. Empieza aquí. Empieza ahora.

Kael lo miró. La mirada llena, pero ligera.

—Ya me has visto en mis peores días. Y aún así... te quedaste.

—Porque me diste espacio incluso cuando no sabías que lo estabas haciendo.

—¿Entonces hacemos un trato?

—Te escucho.

—Cuando estemos gritando por dentro de nuevo... que nos encontremos aquí. En este sofá. En este silencio.

—Hecho.

[Final del día | Balcón, puesta de sol]

Sentados en el balcón, cada uno con una taza en las manos, el cielo teñido de naranja y rosa.

Kael apoyó la cabeza en el hombro de Ethan.

—¿Crees que la gente olvidará?

—¿A nosotros?

—No. Todo. La pelea, la historia, lo que contamos.

Ethan pensó.

—Lo intentarán. Pero no se lo contamos a ellos. Nos lo contamos a nosotros. Y eso nadie lo borra.

Kael cerró los ojos por un momento.

—Todavía me estoy acostumbrando a ser alguien que merece este tipo de silencio.

—Y yo estoy aquí para recordártelo cada vez que lo olvides.

Kael sonrió. Sincero. Por primera vez en días.

—Mañana puede ser un infierno de nuevo. Pero hoy... hoy soy solo tuyo.

Ethan rozó sus labios en su cabello.

—Y yo soy tuyo. En el caos. Y en el silencio.

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