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Obligada A Amarte

Obligada A Amarte

Status: Terminada
Genre:Amor prohibido / Mujeriego enamorado / Posesivo / Atracción entre enemigos / Arrogante / Amor-odio / Completas
Popularitas:60.4k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Crisbella

Siempre pensé que mi destino lo elegiría yo. Desde que era niña había sido un espíritu libre con sueños y anhelos que marcaban mi futuro, hasta el día que conocí a Marcelo Villavicencio y mi vida dio un giro de ciento ochenta grados.
Él era el peligro envuelto en deseo, la tentación que sabía que me destruiría, y el misterio más grande: ¿Por qué me había elegido a ella, la única mujer que no estaba dispuesta a rendirse? Ahora, mí única batalla era impedir que esa obligación impuesta se convirtiera en un amor real.

NovelToon tiene autorización de Crisbella para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo XIV Tratando de mantener distancia

Punto de vista de Diana

Cuando Marcelo se fue al dormitorio, yo inmediatamente entré a la biblioteca. Lo primero que hice fue llamar a Irene. Ella debía estar preocupada por mí, y por eso quise hablarle y decirle que estaba bien.

—Diana, amiga, ¿qué está pasando? —fueron sus palabras apenas la llamada se conectó. Su voz era una mezcla de alarma y chisme.

—¿A qué te refieres? —pregunté, haciéndome la que no sabía de qué hablaba.

—Déjate de juegos y dime, ¿cómo es eso que ahora eres la señora Villavicencio? Apenas ayer empezaste a trabajar en la empresa y hoy ya eres la dueña —Irene estaba sorprendida y al mismo tiempo confundida, una reacción típica de mi entorno.

—Las cosas se dieron y ya. Marcelo y yo ya nos conocíamos y la llama del amor surgió nuevamente entre nosotros —mentí de manera descarada, sintiendo que la mentira se hacía cada vez más fácil.

—No me mientas, te conozco muy bien y sé que algo está pasando. Sé que tienes tus razones para no contarme la verdad, solo quiero que sepas que siempre contarás conmigo —Sabía que sus palabras eran sinceras. Irene siempre me había demostrado ser una buena amiga.

—Tú siempre tan comprensiva, amiga. No sabes cuánto te quiero.

—No te pongas cursi, mejor dime si ya te comiste a ese bombón del jefe. Te tengo tanta envidia, ja, ja, ja. —Sentí cómo mis mejillas se sonrojaron al escucharla hablar de forma tan abierta sobre la intimidad entre Marcelo y yo, algo normal en ella, pero que a mí me incomodaba profundamente.

—Sabes que no te voy a hablar de eso, así que no preguntes —respondí, evadiendo su pregunta.

—Déjate de tonterías. Muchas quisieran estar en tu lugar, así que disfruta de ese manjar y si necesitas consejos, sabes que puedes contar conmigo. Además, él es tu esposo. Si el matrimonio se acaba, no pasa nada porque eres la legítima esposa y siempre quedarás como la señora Villavicencio, no como un desquite de una noche.

Irene y yo continuamos hablando por una hora más, hasta que su hora de descanso terminó. Después de colgar la llamada, tomé un libro, me senté frente al gran ventanal y empecé a leer. No supe en qué momento me ganó el sueño, quedándome profundamente dormida en el cómodo sillón. Por primera vez desde que toda esta locura había empezado, pude descansar.

El sonido de las olas del mar era como una canción de arrullo que me hizo entrar en un sueño inusual. En este, me encontraba en la orilla de la playa contemplando la inmensidad del mar cuando Marcelo llegó, sujetándome por la espalda en un movimiento muy íntimo. Nos besamos con pasión y poco a poco nos fuimos dejando caer en la blancura de la arena.

Un fuerte sonido me despertó en el momento más íntimo del sueño. Al abrir los ojos, me di cuenta de que nada de eso había pasado, pero la sensación de sus manos sobre mi cuerpo aún se sentía tan real que me quemaba. Decidí ir al balcón y dejar que el frío viento golpeara mi piel, pensando que con eso sería suficiente para dejar atrás el deseo que se estaba despertando en mí.

Estaba distraída viendo las estrellas cuando sentí unos pasos acercándose. Giré a ver de quién se trataba, como si en este lugar hubiera alguien más, y ahí estaba él: mi esposo, usando solo un pantalón de pijama y su torso descubierto. Mis ojos no podían dejar de ver la musculatura bien trabajada de ese hombre, y aquel fuego que intentaba apagar volvió a surgir de manera más vivaz, subiéndome el rubor hasta las orejas.

—¿Qué haces ahí?, te puedes resfriar —regañó Marcelo, ignorando el rubor en mis mejillas y acercándose.

—Solo necesitaba un poco de aire fresco —estaba siendo sincera, aunque el "aire fresco" era él.

—Ven, mejor entra y cierra esa ventana y me acompañas a preparar la cena.

No sabía si iba a poder manejar lo que estaba sintiendo estando cerca de él, y menos con esa ligereza de ropa con la que andaba. Tampoco quería que se diera cuenta de mi deseo, así que inventé una excusa para mantenerme alejada de la tentación.

—Tranquilo, puedes seguir descansando que ahora me toca a mí preparar la cena —dije con algo de incomodidad.

—¿Te sientes bien? Te noto algo extraña —dijo Marcelo acercándose cada vez más, analizando mi expresión.

—Sí, sí lo estoy. Ahora déjame trabajar y ve a hacer algo por ahí.

Intenté por todos los medios mantener mis ojos lejos de los bíceps bien definidos y esos cuadritos en su abdomen. Sacudí los malos pensamientos y me puse a preparar la cena; aunque Irene me había dado un consejo, yo no planeaba seguirlo. Tenía que mantener mi actitud y alejarme de la tentación.

Marcelo se alejó, sentándose en el sillón de la sala, mientras yo me concentraba en la cena. Sería algo ligero, ya que él aún debía tener malestar en el estómago por la úlcera.

Preparé un poco de ensalada, evitando cualquier vegetal ácido o irritante (como tomate, cebolla cruda o cítricos), optando por hojas suaves, un poco de calabacín cocido y pechuga de pollo a la plancha, todo con un toque de aceite de oliva crudo y hierbas suaves.

Mientras cocinaba, podía sentir la mirada de Marcelo sobre mí. La temperatura de la cocina era alta, pero la de mi cuerpo subía aún más bajo su escrutinio. No me atrevía a mirarlo, pero sabía que él estaba disfrutando de mi incomodidad.

Finalmente, serví la comida. Era la primera vez que cocinaba en su casa, y la primera cena que compartiríamos juntos como marido y mujer. Puse su plato y el mío en la pequeña mesa de la cocina.

—La mesa está servida —anuncié, sin dirigirme a él específicamente.

Marcelo se levantó de su sillón, con esa lentitud deliberada que me sacaba de quicio, y caminó hacia mí. Su cuerpo casi desnudo era una distracción constante. Me senté en la silla más alejada.

—Parece que mi esposa, además de ser bella, es una excelente cocinera —comentó, sentándose frente a mí.

—Solo es comida, Villavicencio. Come antes de que se enfríe.

La tensión se había convertido en un plato más en la mesa, pero esta vez, yo no huiría.

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Anonymus
👌🏻 Excelente 👌🏻 💯puntos muy muy buena
Wolfita Albarez
Me encanto autora!!! Tu imaginacion y tu narrativa es excelente ya que atrapa al lector de principio a fin!!! Estuvo Excetente!!! FELICITACIONES!!! Sigue escribiendo ya que solo me queda una novela pendiente!!! Las he leido todas y espero pider seguir leyendo tus historias!!!! 👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️👏👏👏
Wolfita Albarez
Me encanta que haya tanta atraccion entre ellos!!!❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️
Wolfita Albarez
Este desgraciado va a caer rendido a sus pies!!!!🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Wolfita Albarez
Este desgraciado va a caer rendido a sus pies!!!!🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Yohanderson Rivas
me encanto mucho la novela la felicito escritora como siempre digo no hay q jusgar el libro x su portada sin saber q hay una hermosa historia bendiciones
Violette Hernandez
no entiendo porque dice el viejo que lo traicionó,si Olivia le dejo claro en su momento que no lo amaba y que no destruiría un matrimonio, o sea no?
Violette Hernandez
Buuuueeno al menos tiene buena seguridad, y si debería de decirle a Diana para que ella también se cuide y no sea una inútil. total tiene carácter
Gabriela Arron
y para que la quiere el infeliz de Sergio? si la heredera es Fabiana??
Violette Hernandez
y como vió ella la taza? en dónde estaba o que??? 🤔 y que facilidad para entrar y salir, no se supone que para salir ya deberían de estar los guardias en su lugar?
Violette Hernandez
Humm así no me gustó, debieron de encontrar otra solución, porque eso es darle la razón al inútil del viejo y un hijo no se toma a la ligera, que mal estuvieron.
Violette Hernandez
Cómo es que el tal Sergio dió con ellos,no que se suponía nadie sabía de la isla???!!!
Gabriela Arron
pobre daiana a sufrido toda la vida y ahora le toca este loco con su venganza
Shony Zatarain
excelente🌹
Violette Hernandez
ay que no sucumba ante sus impulsos, porque él sólo se está divirtiendo con ella, que se mantenga firme y controle el deseo. sino me va a decepcionar
Violette Hernandez
ojalá y no caiga tan pronto ella, 😔 sería una lastima que la pusieran como débil después de cómo la han tratado todos, y sobre todo él, aprovechándose de su situación
Violette Hernandez
Me hubiera gustado que prefiriera ir a la cárcel,haber que opinaba él.
Mari Chavez
hermosa novela escritora exelente 🥰🥰
Fátima Noelia Gauto
excelente novela, me encanto, me fascino, uuff no tengo qejas, no tengo forma de describirlo, me desarmaste con esta novela corta y concisa como deberian ser todas las novelas..directo en seco..felicidades..vere qe mas tenes para leer espero no desepcionarme
Fátima Noelia Gauto
todavia hay basura ppr sacar..Sergio
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