Tú, Mi Bello Tesoro 2

Carolina entre el proyecto del local, el evento del cumpleaños de Eva y la indiferencia de Trevor estaba a punto de un colapso nervioso, todo en su vida era un caos y necesitaba un poco de armonía.

Ella se encontraba en la cocina decorando el pastel para la niña, cuando recibió un llamado del capataz de la obra y le decía que habían perforado un caño de agua en la pastelería y necesitaba que vaya con urgencia al local. Al comprobar la hora vio que solo tenía treinta minutos antes de recoger al niño al colegio, así que tomó las llaves del auto y decidió que lo mejor era retirar al pequeño del establecimiento escolar primero y después ir rumbo a la confitería. Esos hombres podían esperar.

Al llegar a la escuela Dylan estaba junto a un grupo de niños y reía feliz, era la primera vez que lo veía interactuar con sus compañeros, entonces comprendió que al fin era aceptado gracias a la presencia de Trevor en su vida.

Cuando el pequeño reconoció a su madre entre la multitud corrió a su encuentro y ambos salieron rumbo a la confitería.

Al entrar al salón Carolina sintió deseos de llorar, todo el piso estaba mojado y en la pared de la cocina el agua brotaba sin control arruinando varias cajas.

⎯ ¿Qué pasó?⎯ preguntó  con un hilo de voz saliendo de su garganta y los ojos llenos de lágrimas al ver el estado de su cocina.

⎯ Lo siento señora, pero el arquitecto nos dio unos planos y al parecer no estaban actualizados.

⎯ ¡Eso es imposible! Yo misma me ocupe de retirar todos los planos de las renovaciones en rentas.⎯ dijo molesta.⎯ ¿Dónde se encuentra el arquitecto?

⎯ Está en un viaje de negocios, regresa el lunes y nosotros no podemos continuar sin su aprobación.

⎯ ¡Corten el agua y se van todos de aquí!⎯ gritó asustando a los empleados.

⎯Señora, no sabemos dónde está la llave.

 Ella frustrada camino entre el agua sin importarle que sus tacos se arruinaran y abriendo un mueble debajo de la mesada busco una llave de paso y cortó el agua.

⎯ ¡Listo, se largan!. No quiero a nadie en mi local.

 ⎯ Señora debemos hablar, esto no es nuestra culpa.⎯ dijo el hombre intentando calmar a la propietaria.

⎯ Tiene razón fue mi culpa en confiar en ese imbécil.⎯ dijo y caminó con firmeza a la puerta y la abrió de par en par.⎯ Se van o llamo a la policía.

⎯ De acuerdo, regresamos el lunes con el señor Anderson.

Ella esperó que salieran del lugar todos los trabajadores y comenzó a secar el piso ante la atenta mirada de Dylan que se encontraba sentado en el mostrador. Una vez que la cocina estuvo en condiciones regresaron a la casa, pero Carolina no dejaba de recibir mensajes y llamados del arquitecto hasta que al fin le respondió solo para recibir otra mala noticia,  el trabajo se demoraría otra semana y costaría mucho más de lo pensado. Frustrada colgó el llamado y comenzó a llorar sobre la mesa, todo en su vida se estaba demorando y la única culpable era ella por confiar en las personas equivocadas.

⎯ Mami.⎯ dijo de repente Dylan y  tocó su brazo para llamar su atención; sin embargo ella no lo sintió.⎯ Mami, mami no llores.⎯ le habló pero su madre no lo escuchó.

Dylan  tomó el celular de arriba de la mesa, corrió a su cuarto, se sentó en la cama y con cuidado buscó la foto de su padre en el contacto como su mamá le había enseñado y apretó el botón verde. Era la  primera vez que él solo  llamaba por teléfono a su padre y estaba nervioso, su mano le temblaba y su corazón latía deprisa.

Trevor se encontraba  en una reunión discutiendo sobre unas cláusulas sobre exportaciones,  cuando su celular comenzó a vibrar y vio que era Carolina, lo que le pareció muy extraño, ya que ella nunca lo llamaba a esa hora, por tal motivo se disculpó y salió de la sala de junta para responder.

⎯Hola, espero que sea una emergencia, estoy realmente ocupado.⎯ hablo con seriedad.

⎯Papito, es una emergencia.⎯ habló Dylan.

⎯ Campeón ¿eres tú? ¿Qué haces con el teléfono de tu mamá?

⎯ Mi mami está llorando mucho, se ve triste y tengo hambre, mamá se olvidó la comida.

Trevor miró su reloj, ya era muy tarde para almorzar y no entendía qué estaba pasando.

⎯De acuerdo, campeón no te preocupes, voy para allá y te prepararé algo delicioso para almorzar.

⎯ Papito, ¿cómo apago el celular?⎯ preguntó porque ese paso no se acordaba y Trevor sonrió.

⎯ Deja no hagas nada, yo corto y se va a apagar solo.

⎯ Bueno papito.

⎯ Adiós campeón.

⎯ Chau papito.⎯ dijo con ternura.

Trevor colgó el llamado sintiéndose orgulloso de su hijo, aunque era muy pequeño no dudó en pedir su ayuda. Él se disculpó con Santiago, reprogramó la reunión y salió de la empresa. Al llegar a la casa de Carolina, su hijo lo esperaba en la ventana y al ver el auto corrió a abrir la puerta.

⎯ ¡Papito llegaste!⎯ gritó.

⎯ Hola campeón.⎯ lo tomó en sus brazos y el niño se aferró con todas sus fuerzas.⎯ ¿Qué pasa?

⎯ Mamá está llorando en la pieza, quise darle el teléfono; pero cuando fui a la cocina ya no estaba.

⎯ Está bien, vamos a cocinar algo rico y después hablo con ella.

⎯ Bueno.

Trevor preparó unos spaghetti con queso, algo sencillo pero práctico para alimentar a su hijo, con cariño le sirvió el plato al pequeño y Dylan comenzó a comer con ganas. Carolina entró a la cocina y lo miró asombrada.

⎯ ¿Qué haces aquí?⎯ preguntó sin dejar de mirar al moreno.

⎯ Dylan me llamó porque tenía hambre.⎯ respondió sin darle mucha importancia; pero al ver su rostro con los ojos hinchados de tanto llorar se le partió el corazón y trató de ser más amable.⎯ ¿Tienes hambre?

⎯ No.⎯ negó y sus ojos se llenaron de lágrimas.

⎯ Mejor ve al cuarto, yo me ocupo del niño.⎯ sugirió mientras él dejaba el vaso de jugo frente a Dylan y le susurró en el oído.⎯ No quiero que te vea llorar.

Carolina obedeció, ya no podía contener más sus lágrimas y salió de la cocina sin protestar. Ella estaba llorando sobre la cama, cuando sintió que alguien se sentaba a su lado y acariciaba su espalda; entonces se dio vuelta y sin pensarlo se abrazó con todas sus fuerzas al moreno.