Esta pareja se separó por culpa de él. Todo lo malo que él le hizo vivir fue demasiado para ella y con el corazón roto salió de su vida para siempre...
Anya se casó por amor, Alex no. Él ya amaba a alguien más y fue obligado a separarse de ella; pensando que Anya era la culpable, le hizo la vida miserable.
Su esposa pensó que con el tiempo él podría enamorarse de ella; sin embargo, eso no pasó en todo el tiempo que estuvieron juntos.
Una noche, fue el comienzo del fin para que ella lograra salir del fondo del pozo donde estaba viviendo.
NovelToon tiene autorización de YamilaAraceli para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
4
Capítulo 4
A la mañana siguiente Alex se movió en la cama, despertándose por fin. Ya eran las nueve de la mañana, una hora muy tarde para que él se despierte cuando esta acostumbrado a despertar a las seis y media para ya ponerse en marcha y salir para la oficina.
Cuando recobró el sentido, dejando de estar adormilado, se dio cuenta de que estaba en su habitación, en la casa donde vivía su esposa. Al descubrir esto, se sentó en la cama de inmediato. No entendía cómo es que estaba allí.
De inmediato notó que estaba completamente desnudo, solo cubierto por una sábana blanca. No recordaba cómo es que llegó allí, solo que estaba muy tomado y llamó a su chofer para que lo llevara. Se preguntaba en su cabeza varias veces, cómo es que llegó hasta aquí y peor aún, cómo es que estaba desnudo en la cama.
Decidió levantarse por fin, por lo que removió la sábana. Se sorprendió mucho al ver manchas de sangre en las sábanas, en su miembro, así como también en sus piernas. Estaba muy confundido, no sabía qué es lo que había hecho anoche y cómo es posible que pareciera que se había acostado con una virgen.
Su cabeza era un remolino de ideas absurdas hasta que recuerda entrar hasta la casa y ser traído a la habitación, por Anya y su chofer. Luego recuerda ver a Anya al frente de él y luego el estar besándola sobre la cama.
-No, no, no. ¿Cómo pude ser tan imbécil de dejarme besar por ella?
Luego de insultarse por besarla, se da cuenta de que tal vez la sangre es de ella. Pero descarta esa idea de inmediato, ya que muy seguramente es un engaño más de esa mujer para que le permitiera más libertad o alguna cosa. No puede imaginarse a ella siendo una virgen. Para él, Anya no era más que una maldita que lo obligó a casarse con ella, solo por un capricho.
Creyendo que lo que piensa es verdad, se levanta y se mete al baño de inmediato a sacarse el olor y los rastros de sangre de ella. Cuando se está bañando reflexiona de dónde ella pudo haber sacado sangre para hacer esta treta; sin embargo, no da con una idea clara, pero sigue suponiendo que solo es una artimaña de ella.
Cuando terminó de bañarse, se vistió con un traje que le quedaba espectacular como cada cosa que se ponía, ya que tiene un muy buen cuerpo, por el simple hecho, que desde que era un adolescente trabajaba su cuerpo en un gimnasio. Además, tenía un rostro muy guapo, tanto para los hombres como para las mujeres por igual.
Cuando terminó de ponerse los zapatos y la corbata, fue en busca de Anya. Sin siquiera golpear la puerta de la habitación, la abrió con fuerza, ocasionando que la puerta golpeara contra la pared e hiciera mucho ruido. El ruido fue tanto que hizo que Anya, quien todavía estaba durmiendo, se despertara de golpe y mirara asustada hacia la puerta.
Al ver a Alex parado allí, con cara de enojado, rápidamente se incorporó en la cama, sentándose. Pero el verlo de esa manera, hacía que ella estuviera muy asustada.
-Eres una mujer despreciable.
Dijo Alex con enojo. Sin embargo, ella no entendía a qué se refería ni por qué le decía esas cosas.
-¿Qué?
Preguntó ella confundida.
-Que eres despreciable, Anya. No entiendo como eres capaz de hacer eso.
-No comprendo a que te refieres. ¿Qué fue lo que hice?
Preguntó Anya cada vez más confundida, ella no le había hecho nada. Si era por lo que pasó anoche, él lo había comenzado. Por lo cual él era tan responsable como ella.
-Te metiste en mi cama y te aprovechaste de que estaba tan ebrio para que te follara, como la puta que eres.
Escupió sus palabras Alex, provocando que unas lágrimas salieran de los ojos de Anya por ser llamada “una puta”. Él, al ver como era el responsable de esas lágrimas, no se dejó convencer por unas supuestas lágrimas de cocodrilo, sino que siguió apuntándole.
-No te bastó con eso, que te las ingeniaste para dejar sangre en mi cuerpo y en las sabanas. ¿Qué creías? ¿Qué pensaría que te había desvirgado? ¿Qué con eso te daría privilegios por alguna clase de culpa? Pues déjame decirte que estás muy equivocada.
Anya para este momento ya era un mar de lágrimas. No comprendía por qué él la juzgaba tan mal a ella.
-Alex, yo sí era virgen.
Dijo Anya como pudo, pero solo obtuvo una risa que le provocó escalofríos por todo el cuerpo.
-Ja ja ja. No me hagas reír. ¿Tú una virgen? Por favor, si yo te conozco bien y sé de las cosas que eres capaz.
-Yo no te estoy mintiendo.
Dijo ella mirando a hacia abajo, a sus manos. No se consideraba capaz de mirarlo a la cara y escuchar esas cosas que decía de ella.
-Déjate de idioteces y levántate de inmediato. Te quiero abajo en cinco minutos, trabando.
Dijo Alex y salió furioso de esa habitación. Estaba muy enojado consigo mismo. ¿Cómo es que se dejó caer en una trampa de esa mujer?